Capítulo 5 - Insaciable

2866 Words
-       Vale Gabriela, ya estaría todo. Prueba si te funciona bien la computadora y cualquier novedad me avisas, ¿vale? — dijo Finn luego de solucionarle el problema que tenía la chica. -       Gracias Finn, que amable de tu parte — agradeció mientras se sentaba nuevamente en su silla Finn se volteó y caminó hasta el almacén para volver a descansar y jugar un rato con su móvil esperando la hora del tan ansiado almuerzo. Su estómago emitía sonidos, dándole una muy clara señal de que estaba hambriento. Su apetito se abrió luego de haberse descargado en el condón y sacado de encima la calentura tan repentina que había sentido, sabía que no podía volver a realizar eso en lugares así por más caliente que se encontrase. Estuvo un largo rato allí jugando con su móvil hasta que llegó la hora de salir a almorzar. Mary y su asistente salieron de la oficina dirigiéndose a la parte frontal de la tienda para así reunirse con Margaret y Gabriela, esta ultima entró al almacén pegándole un susto a Finn que se encontraba concentrado en su celular. -       ¿Estás masturbándote otra vez, señor insaciable? — preguntó en voz baja tomando por sorpresa a Finn -       ¡Basta! — exclamó poniéndose la mano en el pecho y suspirando luego de pegar un brinco -       Vamos, tenemos que ir a almorzar. Finn se levantó de la cómoda silla y siguió a Gabriela, reuniéndose con las demás y saliendo de la tienda poniéndose en camino al restaurante que quedaba a la vuelta de la esquina del local. Una vez en el sitio cada quién recibió su carta y comenzaron a indicarle a la mesera que pedirían. Siendo este un restaurante enfocado en carnes, cada quien pidió variaciones distintas de la misma, incluido Finn que se decantó por una carne ¾ acompañada de unas papas a la francesa. Durante el compartir, se tomaron fotos entre todos, rieron, bebieron un poco de tinto de verano debido a la ocasión especial. En general, pasaron una tarde espectacular en el restaurante donde recibieron una atención de diez. Mary siendo la encargada en pagar por parte de la empresa, se levantó y procedió al mostrador donde sacó su tarjeta para pagar. Finn se encontraba demasiado lleno, había comido demasiado, así que se levantó de igual forma para caminar un poco, pasándole por al lado a Mary, poniéndole su mano firmemente en la cintura para hacerse paso. Esto captó la atención de la chica, poniéndose un poco nerviosa ante la acción del joven al pasar tras ella. Este tipo de detalles le encantaba y más si venían de parte del chico que le gustaba, sentir sus manos firmes cerca de sus glúteos y sentir como estas se deslizaban por toda su zona lumbar mientras se alejaba le generó una sensación de electricidad que le recorrió toda la medula espinal. -       ¿Señorita? — dijo la cajera en tono bajo dirigiéndose a Mary que se encontraba con la mirada fija en Finn que se alejaba lentamente del sitio. -       ¡Oh, sí! ¡Disculpa! Toma — exclamó volviendo a la realidad, entregándole la tarjeta a la cajera y concentrándose nuevamente en lo que estaba haciendo. — la cuenta pertenece a la de la mesa 15. -       Perfecto señorita. La cajera procedió a gestionar el pago del almuerzo y acto seguido le devolvió la tarjeta nuevamente a Mary en sus manos. Notando que la mujer no le despegaba el ojo a Finn que se encontraba en las afueras del restaurante, caminando de lado a lado mirando su celular, tratando de aliviar su llenadura. -       Es muy apuesto ese chico, ¿trabaja contigo? — preguntó la cajera con curiosidad. -       Sí, es uno de mis empleados — respondió ante la duda de la chica. -       De verdad, es muy apuesto, ¿podrías darle mi número? Mary la miró con suspicacia. -       Claro, anótalo y yo personalmente se lo entrego. — dijo con amabilidad. Me gusta y ya me lo quieren robar, no hay piedad en esta ciudad — pensó. La joven cajera anotó su número en un papel y se lo entregó a Mary, la cual leyó para cerciorarse que estuviese anotado el número y el nombre de la chica, una vez se fijó que todo estaba en orden, le dirigió una mirada a sus compañeras indicándoles que ya estaba saldada la cuenta y podían irse. Gabriela y Margaret se levantaron de sus respectivas sillas y emprendieron camino hasta la salida del establecimiento para volver a la tienda, donde tenían planeado continuar de compartir el día por su cuenta. Al salir, Finn se encontraba hablando con Astrid Brooks, la asistente de Mary. Desde que Finn había ingresado a trabajar a la tienda, no había cruzado muchas palabras con la chica, que por cierto le había caído muy bien en el pequeño rato que compartieron allí afuera. ¿En qué momento salió esta chica del restaurante? — se preguntó a si misma Mary al cruzarse con ambos. -       Ten, aquí te mandan esto… — dijo Mary ofreciéndole el papel que le había entregado anteriormente la cajera. — … La cajera está interesada en ti, casanova. Finn esbozó una sonrisa y le dedicó una mirada a la cajera, que estaba en la barra, con sus manos sobre ella. Esta le dedicó una sonrisa de vuelta, haciendole una seña de que por favor le escribiera, a lo que Finn accedió afirmándole con la cabeza. Mary continuó caminando disgustada, se sentía celosa, pero no podía demostrarlo. Así que su método para evitar pensar en eso, fue comenzar a bromear con el tema. Mientras todos caminaban en dirección de regreso a la tienda, Mary se voltea y se une a Gabriela y Margaret en la caminata. -       ¿Sí saben quién anda de conquistador y apenas está empezando a concurrir la zona? — dijo en voz alta para que Finn escuchase. Finn soltó una carcajada. -       Deja los celos Mary — respondió mientras se reía Mary le dedicó nuevamente una mirada llena de antipatía, poniendo sus ojos en blanco. -       ¿Estás ya de conquistador Finn? No lo esperaba de ti — comentó Astrid caminando a su lado -       Yo sí sabía que Finn tenía cara de perro, en fin, hombres — dijo Gabriela riéndose también. Margaret caminaba al lado de Mary, riéndose del asunto y dándose cuenta de los evidentes celos de Mary. Al llegar a la tienda, todos esperaron mientras Finn abría las puertas dejando entrar a las chicas pero deteniendo a Mary justo cuando estaba por poner sus pies en el local, poniéndose enfrente de ella, muy cerca, sus labios estaban a poco centímetros. Finn podía sentir los voluptuosos senos de Mary presionarle su pecho. -       ¿Te quitas o te quito? — preguntó Mary con el entrecejo fruncido -       Ven, acompañame a comprar algo — respondió haciendole poco caso a la petición amenazadora de antes Finn la tomó por la mano, sin hacer fuerza, Mary le correspondió y fue con él, siguiéndole el paso y caminando a su lado mientras este le tomaba la mano. Todo esto fue visualizado por las demás chicas, que comenzaron a silbar y gritar desde la tienda mientras la puerta se cerraba lentamente, generándole un poco de pena a Mary, algo que Finn notó al girar su cabeza y notar que la chica se encontraba ruborizada. Al cruzar la calle, Finn le soltó la mano y le acarició la espalda a la chica, que por cierto, estaba descubierta parcialmente por el body que tenía puesto. Finn notó la suavidad de la piel de su jefa, paseando sus delicadas manos un par de veces para luego parar y seguir caminando con ella. -       Eso fue muy dulce — comentó en voz baja agachando la cabeza -       ¿El qué Mary? — respondió preguntándole lleno de curiosidad -       Que me tomaras de la mano y luego esa caricia — confesó con un tono cada vez más bajo Finn le dedicó una mirada de ternura, se sentía impresionado por como se estaba mostrando Mary con él, sorprendido en su totalidad su única reacción fue rodearla con su brazo y caminar abrazado a ella. -       Eres muy linda Mary, quiero que lo sepas. -       Lo sé, soy hermosa — respondió riéndose El chico sonrió y la soltó, volviendo a tomarle la mano dirigiéndola hasta una tienda de licores que quedaba a un par de calles del local donde trabajaban. Al entrar a ella comenzaron a buscar un poco de tequila, también un par de cervezas para llevar a la tienda y beber un poco. -       ¿Te gusta el licor fuerte Mary? — preguntó Finn -       Sí, claro. Total no soy de emborracharme rápido -       ¡Oh! No escupas para arriba, capaz te cae en la cara -       Estoy segura de mis capacidades para ingerir alcohol, cariño, con la edad viene la experiencia. Finn sonrió y continuó buscando hasta encontrar una botella de tequila con precio accesible para él, Mary por su parte llevó una bandeja de cerveza y unos snacks. Acto seguido pasaron por la caja de pago, pasando su tarjeta cada uno y llevándose lo que acababan de comprar de vuelta a su local. Al llegar, las demás chicas estaban sentadas en círculo, platicando acerca de la vida y los momentos que habían pasado juntas antes. Finn puso la botella de tequila en una mesa, ofreciéndoles. -       Vamos a jugar verdad o shot, ¿les parece? -       Ya sabemos quién saldrá ebria en cuestión de minutos, ¿no es así Margaret? -       Sí, y no voy a decir quién es — comentó mientras le dirigía una mirada directa a Mary. Finn volteó y miró a Mary nuevamente de arriba abajo. -       ¿Qué pasó con tus capacidades increíbles para ingerir alcohol? — dijo mientras destapaba la botella tequila y servía en las pequeñas copas que traía con ella. -       Es una vil mentira, es su manera de emborracharme, diciendo que soy mala bebiendo — respondió indignada, no esperaba que sus amigas la lanzaran del bote tan rápido. El chico repartió los pequeños vasos de shot y al tiempo, luego de decir salud, bebieron el trago. Dejándolo pasar en seco, para así iniciar el cierre del día compartiendo entre sí. Pasaron un par de horas, las chicas le contaron un montón de historias a Finn acerca de sus anteriores almuerzos y sus anteriores reuniones. Allí dejando en evidencia lo fácil que se embriagaba Mary, la cual se estaba conteniendo mucho para mantenerse firme a su palabra pero poco a poco iba cediendo, riéndose más de la cuenta, haciendo chistes tontos, los cuales a Finn le encantaban. Comenzó a oscurecerse, llegando la hora de cada uno partir para su hogar pero aún quedaba un poco de licor así que decidieron tomarse las ultimas cervezas y luego irse cada quién para su casa. Todos estaban totalmente ebrios, excepto Finn, el cual le resultaba gracioso que en su primera reunión con las chicas todas estuviesen ya borrachas, bailando entre sí, haciéndose chistes sexuales, contándose anécdotas vergonzosas. Mary se levantó de su silla y sintió como perdió el equilibrio, tomando la mano de Finn el cual le ofreció para que recobrara su balance. -       Ya estás lista Mary, debes irte a casa. -       ¡Estoy regia! ¡Déjame! — exclamó Mary mientras caminaba tambaleante hasta el baño Finn meneó su cabeza y soltó una carcajada al ver como su jefa estaba completamente borracha en cuestión de horas. Aunque siendo un poco realistas, todas se excedieron en el consumo y gracias al efecto placebo, el alcohol se les subió a la cabeza en poco tiempo. El chico se levantó de su silla y se dirigió también hasta el baño, parándose en la puerta a esperar que Mary saliese, temía que en cualquier momento se caería, quería evitarle eso y la burla de sus compañeras. Pasados unos minutos esta salió del baño, suspirando al ver a Finn parado con su móvil en la entrada, esperándola tal como lo había pensado. -       ¿Qué pasa Finn? ¿No confías en mi equilibrio cierto? — preguntó entre risas, sosteniéndose del marco de la puerta. -       No, siento que en cualquier momento te puedes caer y hacerte daño -       Que generoso y dulce de tu parte, eres un bombón Finn — respondió apretándole una mejilla y apartándolo de la puerta -       Te acompañaré a tu casa, no puedes irte sola en esas condiciones -       Sí sí, como digas sabelotodo — dijo mientras caminaba hasta su oficina a recoger sus cosas Mientras tanto, las otras chicas recogían sus pertenencias guardándolas como podían en sus respectivos bolsos. Les costaba realmente hacer las cosas bien, estaban muy torpes. Poco a poco se fueron marchando, desde Astrid hasta Margaret, quedando únicamente en la tienda Gabriela, Mary y Finn, este último se encontraba sentado en una de las sillas ejecutiva de la exhibición a la espera de Mary, ojeando su celular, Gabriela por otra parte se levantó lentamente de su silla y fue a la oficina de Mary, donde esta estaba sentada, tratando de no quedarse dormida, culminando unos informes que tenía que enviar al finalizar el día y había olvidado hacerlos. -       Mary, estás quedándote dormida. ¿Por qué no te vas? Finn te está esperando -       Debo enviar esto Gabs, y la verdad me estoy estresando, creo que incluso se me fue el efecto del alcohol de un momento a otro — respondió mientras tecleaba y miraba atentamente la pantalla. -       Yo lo enviaré, ya lo hemos hecho un montón de veces cuando no vienes a trabajar cuando te enfermas, ve, te están esperando — dijo Gabriela ofreciéndose, dándole la vuelta al escritorio y moviendo la silla de Mary -       Encima Finn me acompañará, que vergüenza me da que me vea así -       ¿Te gusta mucho no? Para preocuparte como te percibe es porque te interesa -       Dios Gabriela, tu y yo somos confidentes, lo hemos sido por años ¿verdad? — comentó levantándose de la silla y dándole paso a Gabriela -       Sí Mary, ¿por qué me preguntas eso ahora? -       Es que… — pausó mientras cerraba la puerta lentamente sin hacer ningún tipo de ruido — … quiero cogerme a Finn, no te haces a idea como me pone ese chico -       Lo sé, tiene lo suyo el jovencito — dijo centrando su atención en la computadora y el informe -       Pero es que soy muy mayor para él, siento que eso me cohíbe -       Esas son tonterías Mary, si te gusta alguien, no importa eso, además… está bien para ti, buena fuente de colágeno — dijo riéndose de su compañera -       ¡Basta! ¡Respétame! Ambas rieron ante la broma de Gabriela. Mary y Gabriela llevaban siendo amigas desde hace cinco años, compartiéndose sus intimidades, siendo confidentes de infinidad de cosas. Su amistad iba más allá del trabajo, aparte que ambas tenían una pequeña tensión s****l entre sí, hasta tal punto de haber intentado consumar sus más grandes fantasías juntas, pero nunca lo habían logrado. -       Te recomiendo que te vayas antes de que te duermas allí parada y encima excitada por Finn — comentó Gabriela -       No estoy excitada… — pausó acariciándose el vientre y deslizando su mano por su pantalón acariciando su sexo — bueno, un poco. Mi mente está volando ahora mismo. -       Dale Mary, pobre chico lo tienes esperando todo preocupado por ti. -       ¿Tú crees que si hacemos un trío acá ahora mismo el acceda? Gabriela se detuvo, dejó de teclear y miró fijamente a Mary, desafiante. -       No serías capaz, te tiembla la voz cuando le hablas incluso. -       No creo que tenga el valor de follarnos a las dos acá mismo, le veo miedoso. -       Suficiente Mary, me estás poniendo caliente a mí y tu sabes que ahora mismo tengo una sequía s****l que posiblemente acceda a ser penetrada por el primer pendejo que me lo pregunte — respondió con firmeza y tajante, continuando sus labores. -       Que aburrida amiga, no confías en nuestro Finn — dijo haciendo un puchero -       Te aseguro que si le dices que venga a cogernos en tu oficina, no lo va a dudar ni un segundo, ese chico es peor que tú cuando están calientes -       ¿Cómo sabes eso? — preguntó intrigada Mary, poniendo sus dos manos en el escritorio y mirando a Gabriela directo a los ojos. La chica terminó el informe y procedió a enviarlo por correo, tal como Mary tenía planificado, devolviendo su atención a la confusa Mary Martins. -       ¿Tú crees que no lo vi masturbarse para ti temprano en la mañana? Mary sonrió y se apartó rápidamente del escritorio, cogiendo su bolso y saliendo de la oficina lentamente. -       ¿Tiene una buena v***a cierto? — preguntó nuevamente en voz baja mientras se alejaba -       Más grande de lo que crees, es una buena v***a, está bien dotado el chiquillo. -       Perfecto, gracias por el dato — respondió agradeciéndole Mary salió caminando de la oficina, dirigiéndose hasta la salida de la tienda y cruzándose con Finn. -       ¿Lista? -       Sí, vamos, que ahora no estoy borracha si no somnolienta.
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