Capítulo 3

1428 Words
Y de pronto nos encontrábamos cenando a las siete de la noche, un horario poco habitual en casa porque los invitados tenían hambre y según mama, era de mala educación no cenar con ellos, sobre todo porque nosotros estábamos en su casa y no al revés. Me pareció curioso como aquel recorrido despertara, en especial en la nueva señora Bristol, una enorme fascinación por la propiedad y por supuesto todo lo que había en ella. No había parado de hablar desde que había empezado la cena, haciéndole extrañas preguntas a mama sobre el estado de las vajillas finas, sobre el origen de las pinturas, así como el número de caballos que estaban disponibles para montar. —En total son seis, cuatro yeguas y dos caballos, solo que una de las yeguas está cargada, así que si desean montar, yo sugeriría que tome cualquiera de las otras tres yeguas, todas son muy mansas y no serán un problema ante gente desconocida—expreso mi madre tratando de ser cortes con Olivia, pero ella torció levemente los labios, tal vez molesta. —¿Y qué hay de los caballos? ¿Esos no se pueden montar?—indago pretendiendo ser amable, pero era claro que no le había agradado la respuesta de mama. —Por supuesto, pero sería adecuado que un jinete experimentado lo hiciera, ya que ambos fueron entrenados para ser caballos de carrera, antes de que el señor Bristol falleciera, los llevaba a competir cada que podía—expreso refiriéndose al tío abuelo, él tenía cierta obsesión con los caballos, en especial por los competidores, siempre había deseado competir alguna vez con los caballos de la reina "Carozza”, “Highclere” y “Dunfermline” pero nunca logro clasificar. —¡Oh, qué encantador, a Edward le encantara!— se expresó Olivia casi aplaudiendo la dicha de heredar dos caballos. —¿Edward?—repitió mi madre sin entender, nadie ahí entendía qué estaba pasando, pero habíamos tenido que forzar muchas sonrisas, aunque ninguna de nosotras tenía el ánimo para hacerlo. —¡Ah sí! Edward es mi hermano, él vendrá mañana—anuncio así de pronto, por lo que Amber se volvió en mi dirección e hizo un gesto de desdén por la forma en como se nos estaba anunciando que tendríamos otra visita inesperada—él es un apasionado de los animales, aunque por supuesto, eso es solo un hobby suyo, él ejerce la abogacía. —Supongo que su madre, debe estar muy orgullosa de su hermano—dedujo mamá mientras intentaba seguir el hilo de la conversación de Olivia, aunque se notaba por la seriedad de su rostro que apenas le interesaba seguir charlando sobre aquel asunto tan irrelevante. —Lo está, él es orgullo de la familia—menciono como si a nosotras nos interesara la vida personal de su hermano—pronto abrirá su propio bufete de abogados, pero por ahora trabaja para una firma muy prestigiosa en Londres, solo que se tomó una semana de vacaciones y quiso visitarme, pero ya que le mencione que estábamos aquí, él se ofreció a venir. —Parece que usted y su hermano son muy unidos—expreso mi hermana Amber rompiendo el silencio que había estado guardando para tranquilidad de mi madre y por supuesto la mía. Podía ser que ella fuera la más reservada de las dos, pero había ocasiones en que su humor n***o salía a relucir cuando la situación así lo ameritaba y desgraciadamente habíamos pasado por mucho dolor como para que mi hermana tuviera más carga oscura que alegre. —Lo somos, pero no como antes, quizás por esa razón, Edward quiso visitarme—expreso Olivia casi orgullosa de tener a un hermano tan caballeroso y dedicado, pero casi era una ofensa admitir el porqué su hermano había decidido visitarla luego de heredar una cuantiosa fortuna y una enorme propiedad valuada en varios millones de libras. —Debe ser todo un caballero si se ha tomado la molestia de venir hasta Kent solo para visitarla—continuo Amber, pero sabía que detrás del elogio de mi hermana se escondía una indirecta muy astuta. Ella debía suponer que la única razón que traía a su hermano a viajar desde Londres era debido a la herencia para saber qué provecho podía sacar de ella, quizás era un vividor puesto que había mencionado que era abogado. —Por supuesto que lo es, hay tantas chicas detrás de él que la verdad ya ni siquiera recuerdo sus nombres—dijo Olivia orgullosa del mujeriego que tenía por hermano—pero claro, él no podría tomar a ninguna de ellas en serio, nuestra madre siempre ha sido muy estricta con él para evitar problemas indeseables, así que mi hermano es muy selectivo cuando se trata de elegir a una chica. —No imagino que tipo de mujer le agradaría a su hermano—expreso Amber y por alguna razón Elsie se rio por lo bajo, aunque eso le amerito un punta pie por debajo de la mesa y supuse que había sido mamá quien, sin decir nada la había reprendido porque la miraba con bastante furia. —Debe ser una chica bastante refinada, que toque algún instrumento musical o por lo menos borde manteles, hoy en día ya no se ven esas cualidades en las chicas. Por supuesto debe ser hermosa, estudiosa y al menos debe conocer un segundo idioma—se expresó Olivia como si realmente fuese a existir una chica así, es decir por una razón a las chicas ya no les interesaba bordar, había otras actividades más interesantes que esa. —¿Y supongo que son cualidades que su madre aprobaría?—insistió Amber. —Por supuesto, Edward jamás se atrevería a llevar a una chica cualquiera, sin oficio ni beneficio para presentársela a nuestra madre, eso sería una deshonra para nuestra familia. —¿Tendría algo de malo que su hermano se enamorara de una mujer simple?—expreso Amber olvidando sus modales y poniendo el codo sobre la mesa para sostener de ese modo su mentón. —Mi madre lo desheredaría—advirtió Olivia como si eso fuese lo más grave del mundo, pero seguro que asesinar a alguien era mucho menos grave para Olivia y su familia que su hermano, del que toda la familia estaba orgullosa se casara con alguien común. —Y debe ser terrible ¿No? —Todas las madres tienen derecho a poner sus condiciones cuando se trata de elegir pareja—expreso nuestra madre sermoneando a mi hermana por ser tan descortés con la nueva señora de la casa y aunque no lo menciono, era claro por su mirada de que Amber tendría problemas después de cenar—son cosas que hacemos por los hijos. —Sin duda—respondió Olivia un tanto desconcertada por lo que había sucedido, forzó una sonrisa y se acomodó sobre su asiento, para alguien como ella debía ser muy incómodo estar sentada en una silla más vieja que su abuela, pero muy resistente, según nos presumía el tío abuelo. —Por cierto—finalmente hablo el tío Henry, quien había permanecido callado escuchando la conversación, debía ser todo un reto para él, tratar de entender indirectas entre mujeres, siendo él, el único hombre en la habitación—¿Ya han encontrado algún sitio donde alojarse? —No, aún no—dijo mi madre, cosa que me extraño de su parte, ya que eso era una mentira. Mi madre tenía un primo de su misma edad quien era muy allegado a ella y a nuestra familia, puesto que él había sido el primero en llegar cuando todo en la casa se desmoronó. Vivía bastante lejos, en un pueblo pesquero del otro lado de Kent, tenía una casa modesta, pero trabaja en una hermosa casa como lo era Chawton Park. La dueña de la casa era una viuda anciana muy amiga suya y aquella mujer disponía de una casa no muy lejos de la propiedad que la servidumbre de aquella casa, alguna vez había usado para vivir, pero hoy en día se encontraba vacía. Ya que Amber no había encontrado una casa acorde a nuestro presupuesto. Mama había hablado con su primo, el tío John para arreglar el arrendamiento de aquella casa, por lo menos un año, mientras alguna de nosotras conseguía un empleo o se ganaba la lotería, aunque lo más probable era la primera opción, solo que no entendí por qué la necesidad de mentir. ¿Acaso pretendía que nos quedáramos unos días más? ¿Con qué propósito?
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