Durante la gran noche de la coronación, Alex fue presentado formalmente como el nuevo alfa de la manada y su padre, el alfa anterior, le entregó el mando con orgullo. La fiesta continuó con alegría y diversión, y todos los lobos se reunieron para celebrar la ocasión.
En medio de la multitud, Alex notó a una loba hermosa y poderosa que parecía estar rodeada de una energía cautivadora. Su nombre era Lea y era la hija de otro líder de manada. Alex se acercó a ella, sabiendo que era la loba que su padre había elegido como su compañera de por vida.
Lea lo recibió con una sonrisa arrogante y Alex no pudo evitar sentirse intimidado por su presencia. Lea era una loba fuerte y orgullosa, y no parecía tener ningún interés en Alex. A pesar de esto, Alex trató de ser amable con ella y comenzaron a conversar.
Mientras hablaban, Alex notó que Lea estaba más interesada en su posición como alfa que, en él como persona. Alex sabía que ella era una loba poderosa y temía que, si ella se convirtiera en su compañera, pudiera intentar tomar el control de la manada.
Sin embargo, Alex no podía ignorar el hecho de que su padre había elegido a Lea como su compañera y que, como alfa, debía aceptar esa elección. A pesar de sus temores, Alex trató de mantener una mente abierta y continuó hablando con Lea durante la noche.
A medida que la fiesta continuaba, Alex comenzó a darse cuenta de que, aunque Lea era una loba poderosa y prepotente, también era muy solitaria. Ella había sido criada para ser una líder y, como resultado, había perdido la capacidad de conectarse con los demás a un nivel más personal. Alex sintió compasión por ella y trató de acercarse a ella de una manera más íntima
Durante la noche de coronación, Alex se sintió cada vez más atraído por Lea, la loba que su padre había elegido para ser su compañera. Aunque al principio había sentido una gran preocupación sobre lo que eso significaría para su manada y su posición como alfa, no podía negar que se sentía profundamente conectado con ella.
Finalmente, llegó el momento de la elección de la compañera de vida del nuevo alfa. Alex se encontraba en el centro de la plaza, junto a su padre, la manada y a Lea, la loba elegida.
El alfa anterior tomó la palabra y explicó a todos los presentes que Lea había sido elegida por su poder y su capacidad de liderazgo, pero también porque creía que ella y Alex eran una pareja perfecta.
Alex se sintió un poco incómodo por la forma en que su padre hablaba de él, pero sabía que era un gesto de amor y orgullo. Finalmente, llegó el momento de la elección y Alex se acercó a Lea.
Lea lo miró con una sonrisa triunfante en el rostro, sabiendo que había ganado la elección. Alex extendió su mano hacia ella, y Lea la tomó con gracia y seguridad.
En ese momento, Ana, quien había estado observando la ceremonia desde la multitud, se sintió como si su mundo se hubiera desmoronado ante sus pies, y aunque Alex tendría que elegir a su compañera, no pudo evitar sentirse triste al ver que era Lea quien había sido elegida. Ana decidió alejarse de la plaza, sin que nadie notara su ausencia.
Alex notó que Ana se había ido, pero no podía hacer nada en ese momento. Sabía que su decisión había sido tomada y que tendría que aceptar las consecuencias. Se acercó a Lea y la tomó de la mano, sintiéndose a la vez atraído y nervioso.
La manada comenzó a aplaudir, felicitando a la nueva pareja. El padre de Alex sonrió satisfecho desde su trono y se sintió orgulloso de su hijo por hacer la elección correcta.
Alex sintió que algo se había roto dentro de él, pero trató de no mostrarlo en público. Se mantuvo firme, siguiendo el protocolo y disfrutando de la fiesta que se había organizado en su honor.
La fiesta duró hasta el amanecer, pero para Ana fue una noche muy larga y solitaria. Trató de mantenerse ocupada, ayudando en las tareas de la manada, pero su corazón estaba roto. Sabía que tenía que superar sus sentimientos y seguir adelante, pero no podía evitar sentirse triste.
Al día siguiente, Alex se despertó sabiendo que su vida había cambiado para siempre. Se preparó para su nueva posición como alfa, sabiendo que tenía una gran responsabilidad sobre sus hombros. Pero también se dio cuenta de que había perdido algo muy importante, la oportunidad de estar con la persona que amaba.
Alex buscó a Ana por toda la manada, pero no logró encontrarla. Decidió alejarse un poco y caminar por el bosque para despejarse. Sin embargo, cuando llegó a la cantera, la vio sacando agua y decidió acercarse.
—Hola, Ana— dijo Alex con una sonrisa tímida—¿Cómo estás?—
Ana se giró, sorprendida de ver a Alex ahí. Trató de mantener la compostura, pero su corazón latía con fuerza al verlo.
—Hola, Alex— respondió ella con una sonrisa débil
—Estoy bien, gracias.—
—Ana, lo siento mucho por lo que pasó la noche anterior. Sé que fue difícil para ti— dijo Alex con sinceridad
Ana bajó la mirada, tratando de contener las lágrimas.
—Lo sé, Alex— respondió ella con voz quebrada—Pero entiendo que tienes responsabilidades como alfa y debes seguir las tradiciones de nuestra manada—.
—Gracias por entender, Ana— dijo Alex, acercándose un poco más a ella
Ana lo miró a los ojos, sintiendo un torbellino de emociones dentro de ella. Quería abrazarlo, besar sus labios y quedarse con él para siempre, pero sabía que eso ya no era posible.
—Te deseo lo mejor con Lea, Alex. Sé que será una gran compañera para ti—dijo Ana con una sonrisa triste
Alex se acercó a ella y la abrazó con fuerza, sintiendo su cuerpo temblar entre sus brazos.
—Gracias, Ana. Siempre te llevaré en mi corazón— dijo Alex con ternura
Ana se separó de él y lo miró a los ojos, tratando de contener las lágrimas.
—Yo también te llevaré en mi corazón, Alex. Pero ahora debo irme— dijo Ana con voz suave
Alex asintió y la dejó ir, sabiendo que ella siempre tendría un lugar especial en su corazón. Observó cómo se alejaba y se prometió a sí mismo que haría todo lo posible por ser un buen alfa y liderar a su manada con honor.
Mientras que ella, con su llanto desconsolado se acercaba nuevamente al mundo en donde verdaderamente pertenecía, al mundo de los humanos, donde comenzaría una nueva vida, alejada de lo que algun día la hizo feliz.