Frente a los aposentos de la señora Winter, Cole golpeó suavemente la puerta y repitió la acción con la esperanza de recibir una respuesta. No la recibió y, con la cabeza gacha, se volvió. —Señor Cole, ¿cómo se encuentra? —Usted sería una buena exploradora, Sra. Lipmann. Tiene la habilidad de moverse tan silenciosamente como un fantasma. —Era la Sra. Lipmann. Se había acercado al joven explorador tan silenciosamente que éste no se dio cuenta de que se acercaba hasta que habló. Sonrió. —Espero que no, señor Cole, pero creo que no me ha oído porque está en otra parte. —¿En otra parte? —Frunciendo el ceño, Cole torció la cabeza. —Sí. Por favor, esto lo explicará mejor. —La mujer extrajo un papel enrollado y se lo entregó—. Es de Penélope. Ella, junto con la señora Winter, dejó el fuert
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