Eva había intentado dibujarnos a Isabella y a mi sentados en el sofá, para eso tuvimos que pasar un largo rato sentados uno al lado del otro, mientras la pequeña hacía el dibujo. Estaba demás decir que era una niña muy adorable. Cuando terminó de hacerlo, lo llevó a su habitación, pues no era momento de que lo viéramos. - Bien, podemos ir a por ese helado. – se animó Isabella. Eva corrió a ponerse los zapatos e Isabella se acercó a mi. – Escucha, Basil, iremos a por ese helado, eso contará como nuestra “cita” y así quedarás satisfecho. - Quedaremos satisfecho. – le corregí. - Sin química, nada en común y probablemente en un futuro siendo cuñados. - No te adelantes tanto, ¿realmente crees que no hay química entre nosotros? ¿eso es lo que crees? Porque yo opino de otra manera. – Est
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