La noche anterior había sido una de las más locas que había experimentado en su vida, estaba hecho un verdadero desastre, pero, se sentía como un hombre nuevo, tener sexo con varias mujeres en una habitación en donde también hubo hombres, había sido una nueva experiencia, aunque, para la próxima, omitiría las presencias masculinas, el solo podía con todas, levantándose de la cama, pudo ver que Adriano lo miraba con un deje de asco, tanto así, que por un momento quiso partirle la cara. – ¿Qué demonios me ves? – cuestiono el apuesto tatuado con un deje de molestia. – Nada, solo admiro la decadencia humana personificada a la perfección en tu persona, apestas a sexo y alcohol, ojalá no hubieses llegado tan ebrio anoche y te hubieses dejado caer en MI cama, quizás así, podría tolerarlo, per