Las nubes que se apreciaban desde aquella ventanilla en el avión dibujaban formas curiosas, formas que, en la agitada imaginación de un niño, se apreciaban como dinosaurios, leones, y un sinfín de animales o juguetes que el no lograba vislumbrar, escuchaba la voz de un pequeño infante decirle a su madre aquello, todo lo que sus inocentes ojos podían apreciar a través del cristal, no podía evitar sonreír para si mismo al escuchar aquella charla inocente entre madre e hijo, los niños eran adorables, la creación más pura que podía existir, le gustaban mucho y uno de sus sueños era llegar a tenerlos algún día, aunque, debido a la vida que llevaba, quizás aquello no sería posible. – ¿De qué te ríes? Sabes, quizás Jacky te encuentra demasiado adorable cuando lo haces, pero desde mi perspectiva