Distante. Como si un extraño muro imaginario se hubiera construido del día a la noche sin que le hubieran preguntado. Un espacio incuantificable que hacía difícil la comunicación más básica y formal. Bianca nunca contestó sus mensajes, pero de forma insulsa, Liam le había restado importancia. Él no era una persona cargante y mucho menos molesta que se desesperaba por una tonta respuesta. Pero ahora se sentía equivocado. Cuando volvió a ver a la castaña al día siguiente, intentó besarla, no de forma brusca ni nada por el estilo, sino algo más bien inocente y casto por la mera necesidad de hacerlo. Bianca volteó la cara. Desconcertado y con una punzada extraña en su pecho, decidió restarle importancia otra vez. Quizás simplemente no estaba de humor. Ese día, Bianca sonrió y rió con Leo de