Capitulo 1. Que sufra mientras muere.
Zane rueda sobre su espalda y gruñe.
'¿Quien llama a esta hora?'
Agarra su celular y responde molesto.
— ¿Qué?
—Wow, tranquilo —ríe
— ¿Qué quieres?
— ¿Acaso acabas de llegar a la casa?
—Más o menos
—Perdón, hermanito —ríe
—Estoy tan cansado —suspira y pone su brazo cubriendo sus ojos —la victima de la noche anterior...sabían que iban a matarlo
—Te dio batalla, ¿eh?
—Un poco, pero...ya no importa, le di lo que merecía
— ¿Dónde está su cuerpo?
—Uh, pues ya no es un cuerpo...en sí —no puede evitar reírse —lo hice pedazos
—Parece divertido, que mal que no estuve ahí
—Hubieras odiado estar ahí
Ríen.
—Antes que lo olvide, llama a Francisco y dile que el trabajo está hecho
—Ok —se escucha que teclea unas cosas en la computadora —tienes un nuevo trabajo
Zane gime.
—Tengo sueño
—Puedes dormir luego —suspira
— ¿Dónde nos encontraremos?
—Brooklyn
—Bien, ahí estaré —dice Zane mientras se levanta de la cama
—Ve con cuidado, te mandare por mensaje la descripción de la persona
—Excelente, gracias, nos vemos
—Nos vemos —cuelgan
Zane se estira un poco y luego, se agacha para realizar unas lagartijas, eso lo ayudaría a despertar un poco. Cuando termina de ejercitarse, entra a la ducha y se da un baño rápido; se viste y mete en la cinturilla de sus jeans una pistola por seguridad, siempre tuvo miedo que cuando se reuniera con algún cliente, fuera una trampa así que siempre estaba preparado para lo que llegara.
Antes de salir de su habitación, mete una cajetilla de cigarros en su bolsillo trasero y está listo para hacer su trabajo.
En su casa, los empleados habían firmado un contrato de que si revelaban algo que vieron o escucharon dentro de la casa a la policía, debían acabar con sus vidas de inmediato, así que todos tenían que tener mucho cuidado, normalmente, Zane contrataba a gente mayor, ya que eran bastante legales.
Zane toma las llaves de uno de sus autos y va hacia la cochera. Uno de sus empleados se encuentra en la puerta y le desea un buen día.
—Gracias, Cristóbal, tu igual —le sonríe
—Gracias a usted, Sr. Maine
Zane se sube a su auto deportivo y sale a las calles. Como siempre, cuando utilizaba ese auto y lo descapotaba, siempre atraía miradas tanto de chicas como de chicos. Le causaba bastante gracia, ya que en lo único que pensaba era en que una noche se podría encontrar con esas personas y pasarían un bonito momento. El disfrutando la vista de la sangre saliendo de sus cuerpos y ellos muriendo.
Cuando llega a Brooklyn, estaciona el auto en el parqueo de un edificio, camina un par de cuadras y se queda en una parada de autobuses. Se había quitado el reloj, pero era bastante obvio que poseía uno.
— ¿Alguien puede darme la hora? —pregunta
Un hombre caucásico y bien vestido, lo voltea a ver.
—Yo —mira su reloj —las 14 con 14
—Gracias —dijo Zane, se dio la vuelta y comenzó a alejarse, el hombre ya sabía de antemano que debía seguirlo
Zane entra en una cafetería y se sienta en una de las mesas cerca de la puerta. El hombre se sienta unos minutos después frente a él.
—Mark —le dice de inmediato, extiende su mano para estrecharla con la de Zane
—Mucho gusto —acepta el apretón de manos
— ¿No sabré tu nombre? —pregunta Mark
—Así funciona esto —le dice Zane fríamente
—Ok —dice Mark
—Me identificaste rápido —dice Zane —normalmente, se tardan un poco
—Llevas ropa demásiado cara como para no tener un reloj y celular
Zane sonríe y asiente.
—Bueno, vayamos al grano
—Es una chica, se llama Emily Evans
— ¿Que hizo para que quieras quitarle la vida?
—Uh, ¿tengo que decirte eso?
—Si —se encoge de hombros
—Bien, pues esa mujer no quiso acostarse conmigo
— ¿Es prostituta o algo por el estilo? —pregunta
—No, mi ex novia, pero ya llevábamos muchos meses saliendo y aun así...bueno, ya da igual —sacude la cabeza
—Pues —suspira —no soy tengo derecho para juzgar tus intenciones
— ¿Cuánto me costara?
—Depende de la dificultad para hacer el trabajo, inicialmente ya has dado los $25,000, así que ten el dinero listo, si no me pagas lo demás...te matare, ¿entiendes?
—Por supuesto
—Excelente —Zane se levanta para irse sin decir nada más, solo asintiendo al acuerdo, pero Mark lo agarra del brazo, la mente de Zane vuela al arma que lleva y su cuerpo se pone rígido
—Quiero que sufra, mientras muere —le dice Mark con odio —puedes hacerle lo que quieras a esa maldita, es toda tuya
—Hecho —Zane tira de su brazo —y no vuelvas a tratar de tocarme
Zane sale de la cafetería y se coloca unos lentes de sol, saca el celular de su bolsillo y llama a Lander, su hermano, quien responde de inmediato.
— ¿Estas bien? —siempre es la pregunta de Lander cuando Zane va a reunirse con un cliente, teme por la vida de su hermano menor
—Sí, lo estoy, ya puedes respirar —sonríe
—Siento que un día de estos, vas a matarme
—Jamás
— ¿Quién es ahora?
—Mujer. Emily Evans
—Bien, estoy libre para investigarla de inmediato —Zane asiente ante las palabras de su hermano —te llamare cuando ya lo tenga todo listo
—Gracias, nos vemos —cuelga
Zane tenía trabajo a las cuatro de la tarde en un muelle, era una víctima bastante difícil, pero debía superarlo. Ya que queda bastante lejos, decide irse de una vez.
{...}
— ¿Conoce al a familia Ranger? —le pregunta Zane a un pescador que se encontraba cerca
—Sí, viven en el barco de allá —le señala el hombre
—Gracias —dice Zane quitándose los lentes y camina hasta donde se encuentra el barco
Un niño juega con unos carritos en el muelle frente al barco, así que se acerca a él.
—Hola, pequeño —le dice Zane desde lo alto y el niño levanta la cabeza para verlo
—Hola —le dice el niño
— ¿Cómo te llamas?
—Matt, como mi papi
—Ya veo —asiente — ¿tus padres se encuentran?
—Sí, están adentro
Zane asiente y en ese momento llega el camión de helados.
—Oye, ¿Qué te parece si te invito a helado? hace bastante calor, ¿Qué dices?
— ¿Enserio?
—Por supuesto —le sonríe
—Entonces, si —se pone de pie y olvida sus juguetes —quiero uno de fresa con chocolate
—Bien, vamos —dice Zane y le da la mano al niño para que comiencen a caminar — ¿Cuántos años tienes, Matt?
—7 años
—Eres bastante pequeño aún
— ¡Claro que no! Mamá dice que ya estoy grande
'Lo apuesto'
Llegan hasta el camión de helados y le compra el que quería al niño.
— ¡Gracias! —dice el niño emocionado mientras lo lame y se voltea para regresar al muelle
— ¡Espera! —El niño lo voltea a ver —te gustan mucho los autos, ¿cierto?
—Sí, más los de carrera —le dice Matt
— ¿Te gustaría ver el mío?
— ¿Tienes uno de carrera?
—Sí, ¿vamos?
— ¡SI! ¡SI! ¡SI!
Zane vuelve a tomarle la mano y lo lleva hasta su auto, abre la puerta del pasajero y lo deja entrar. Luego él va a su lado y sube en el asiento de conductor.
— ¿Quisieras ir a dar una vuelta? —le sonríe
— ¡Si, vamos!
Zane arranca el auto y sale del sitio. A él no le gusta mucho matar a niños, no podía imaginarse el odio enorme que debían de tenerle los padres a sus hijos para hacer algo como eso. Zane conduce hasta un edificio en construcción que quedaba bastante cerca del mar.
— ¿Por qué venimos aquí? —pregunta Matt mientras se baja del auto
—Solo vamos arriba
Ambos entran al edificio.
— ¿No te gustaría ver el mar desde lo alto?
—Sí, subamos —Matt corre a las gradas y Zane lo sigue de cerca
Al llegar a la parte más alta que estaba construida, Matt se acerca a la orilla.
—Se ve lindo —sonríe Matt
Zane ve al niño desde unos tres metros y siente que su garganta se cierra. Algo que jamás le había ocurrido.
'¿Que me pasa?' se pregunta así mismo.
El niño no lo miraba, solo veía el mar azul. Zane ve la oportunidad que esperaba, así que saca su arma y apunta directo a la espalda del pequeño.
—Lo siento, Matt —mira hacia otro lado y dispara
Zane mantiene el brazo extendió hasta que escucha como el cuerpo del niño se estrella en el concreto, su brazo cae sin fuerza y se queda mirando sus zapatos. Toma aire y su compostura parece volver. Suspira y regresa por donde llego, pero de repente, escucha algo que lo hace detenerse de inmediato.
— ¡Asesino! ¡Asesino!
Zane vuelve a sacar su arma y apunta a la nada, mira a su alrededor pero no encentra nada.
— ¡Niño! ¡Muerto! —Zane ahora que ha escuchado mejor... 'Eso no lo dijo una persona' — ¡Raagh! —Zane trata de buscar el sonido hasta que encuentra a un loro en una esquina, se parte de risa al ver el loro de un lado a otro en su jaula
— ¿Quién te ha dejado ahí, amigo?
— ¡Imbécil!
— ¿Imbécil?
— ¡Imbécil! —Zane piensa fuertemente si dispararle, pero decide llevárselo
—Te crees bastante inteligente, pareces muy divertido, creo que mi madre va amarte o matarte —sonríe hacia un lado mientras mira al loro