Lila Las cosas estaban en una perturbadora calma, lo podía sentir. Los últimos dos meses todo había sido casi como un sueño, poder estar con el hombre que amaba sin tener que esconderme era casi un lujo. Siempre estaba a la hora de cierre, me venía a buscar y nos íbamos a su piso o al mío, y los fines de semana, hacíamos planes como cualquier pareja normal, salimos a cenar, íbamos al cine, incluso una vez lo arrastre a un club para que fuéramos a bailar. No le gusto. Esta mañana me despertó con un orgasmo antes de darme los buenos días, luego me dio otro en la ducha y después de un café rápido se fue a la clínica. Asiqué yo me vestí y con una sonrisa estúpida en el rostro me fui a abrir el local. Claro que no todo fue color de rosas, si bien Nicholas ya le había mandado los papeles d