Capítulo 5

946 Words
Punto de Vista de Johnathon Mi madre está parada en la entrada de mi habitación, y hago rodar los ojos y murmuro algo entre dientes -vaya, ¿no puede dejarme en paz?-, sabiendo que ella me puede escuchar claramente. Bien, porque ahora mismo está siendo su usual y molesta, sobreprotectora. -Escucha, listillo-, gruñe y sonrío, tratando de ser mi encantador yo de siempre, -estoy tratando de asegurarme de que estés listo para ir mañana. ¿Tienes tu horario?- pregunta por enésima vez. Río. Me ha dado varias copias como si temiera que me perdiera o algo así. -Sí, madre-, bromeo y ella me sonríe tímidamente mientras juega con sus manos. -Lo sé, lo sé-, dice en voz baja, -soy sobreprotectora, pero desde que tu padre...- Se queda en el aire y me tenso, sintiendo solo resentimiento hacia el hombre que supuestamente me crió. El hombre que, sin pensarlo dos veces, abandonó a su hijo y rechazó a su compañera por otra mujer. Lo odio. No, lo desprecio. -Desde que papá decidió irse y hacer un hogar con alguien más-, respondo amargamente y ella suspira. Es un punto de conflicto entre nosotros. Yo odio al hombre y probablemente lo mataría a primera vista, mientras que mi madre es más bondadosa y más propensa a perdonar al bastardo.   -Por favor, intenta hacer que esta escuela funcione-, ruega y frunzo el ceño. Es cierto que esta es la tercera escuela a la que asistiré, pero no es mi culpa que me niegue a aceptar tonterías de nadie. Como Alfa, tengo el derecho de exigir respeto, incluso si mi madre no lo ve de esa manera. Ella no sabe en realidad cómo es la secundaria y lo difícil que es evitar peleas con otros cambiaformas. -Lo intentaré-, gruño, sin hacer promesas, y ella me sonríe genuinamente. -Gracias-, murmura, acercándose y mirándome críticamente. Frunzo el ceño. ¿Qué está haciendo ahora? ¿Está criticando mi ropa? Miro hacia abajo satisfecho con lo que veo. Elegí mi chaqueta de cuero habitual y una camiseta sencilla con jeans rasgados y zapatillas. Desafortunadamente, todavía me parezco a ese bastardo de mi padre con mi cabello n***o y ondulado y ojos verde oscuro. Odio parecerme a él, evitando el espejo a toda costa. Ahora cuelga roto después de que un día lo golpeé con el puño en medio de una rabia total.   -Puede que encuentres a tu compañera-, dice emocionada mi madre, y suelto una risa cínica. Una compañera es lo último que quiero en la Tierra, especialmente después de ver lo que mi madre pasó con mi padre, quien la rechazó cuando yo tenía cinco años. Para mí, el amor no existe y es lo último que quiero o necesito en mi vida. El amor es solo un cuento de hadas. La escuela es una escuela de cambiaformas, por lo que podría ser probable, pero siento lástima por cualquier chica que tenga la desgracia de ser mi compañera. Porque no la aceptaré de ninguna manera. Tengo todas las intenciones de rechazar a la chica y vivir mi vida como quiero, y no incluye estar atado o tener una familia. No quiero más cargas que manejar. Mi madre parece decepcionada, ella sabe cómo me siento acerca de las compañeras, pero eso no impide que tenga esperanzas de que algún día cambie de opinión. Sé que no lo haré. Tomaría una chica bastante especial para que siquiera lo considere, y según lo que he visto de las chicas en todas las secundarias que he visitado, todas son criaturas superficiales y vanas que ni siquiera ayudarían a alguien necesitado. Muy centradas en sí mismas y preocupadas constantemente por su apariencia. Si realmente quisiera una compañera, querría una chica amable y cariñosa que no estuviera tan obsesionada con su apariencia y fuera genuinamente sencilla. Casi bufó ante mis pensamientos fantasiosos. No va a suceder, me recuerdo a mí mismo. -Lo siento, madre, pero cualquier compañera mía será rechazada al instante-, digo, viendo cómo sus ojos pierden su brillo. Odio lastimarla de esta manera, pero ella se niega a rendirse conmigo. Se muerde el labio pero vacila en decir algo mas, suspirando profundamente mientras se dirige hacia la entrada. Siento un ligero pizca de culpa, pero la disipo. No es mi culpa que ella quiera algo de mí que no estoy dispuesto a dar. La vida es injusta, si algo, mi padre me lo ha enseñado.   -Sabes-, dice suavemente, deteniéndose por un momento y mirando por encima del hombro, sus grandes ojos marrones llenos de lo que parece tristeza o tal vez lástima. De cualquier manera, no me gusta nada. -Tener una compañera es lo mejor que le puede pasar a cualquier cambiaformas. Ojalá pudieras ver eso-, susurra, -no todos los cambiaformas son como tu padre ni todas las relaciones condenadas al fracaso. Tu compañera te amará, Johnathon, tenlo en mente, ¿quieres?- y se va mientras la miro con una mueca en el rostro. Ella simplemente no me entiende en absoluto. No hay nada en esta Tierra verde y dios que pueda cambiar mi opinión cuando se trata de tener una compañera, o más bien, la falta de una. Decido ir a entrenar y liberar parte de mi rabia antes de la escuela mañana. Un Alfa necesita mantenerse en forma después de todo. Además, tal vez me ayude a calmarme y a ser más enfocado. La escuela será interesante mañana, pensé para mí mismo con una gran sonrisa en mi rostro, la escuela no sabrá lo que les espera cuando llegue mañana y tome el control. Soy el Alfa y nadie se atreverá a desobedecer mis órdenes, al menos sí quieren seguir con sus cabezas en sus cuerpos. 
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