Capítulo 4

946 Words
Punto de vista de Winter Es hora del almuerzo y estoy sentado afuera, mi pobre estómago gruñendo al oler el delicioso aroma de otros estudiantes comiendo su almuerzo, mi cabeza baja y mi cabello rubio ocultando mi rostro como si la gente no me reconociera. Destacaba como un pulgar adolorido. Sería un milagro poder pasar la hora del almuerzo sin ser acosado por uno de mis abusadores. -Oye perdedor- oigo y mi corazón se hunde. Reconocería esa voz en cualquier lugar, ¿quién no lo haría? Miré hacia arriba con temor, la otra chica me miraba con una sonrisa malvada. Mi corazón se hunde a pesar de decirme a mí mismo que me calme de una vez por todas. No es otra que Jessica, la chica más popular de la escuela, su largo cabello rubio brillando y reluciente bajo la luz del sol, sus grandes ojos azules fríos y condenatorios, su piel de un bronceado dorado y su figura delgada enfundada en el uniforme de animadora. Vive para humillarme y todo lo que puedo hacer es levantar la mirada desde mi posición en el pasto y esperar lo que sé que viene. Trago saliva, mi corazón palpita fuertemente en mi pecho. Lo único que quiero es que me dejen en paz, en paz. ¿Es mucho pedir? ¿Por qué todos me odian tanto? Nunca les he hecho nada, no es que les importe algo tan mundano como eso. Viven para burlarse de mí. Seguro, ella está agarrando una lata de refresco que vuelca sin ceremonias sobre mi cabeza mientras grito, mi cabello ahora goteando de cola mientras ella se ríe como una maniaca, su grupo de animadoras detrás de ella, riendo tras sus manos. Está frío, pegajoso y gotea por mi ropa mientras me levanto, dejándola gotear por mi espalda mientras tiemblo. -Es una mejora-, se ríe Jessica, señalándome mientras miro hacia el suelo, -¿no creen que su cabello se ve mejor, chicas?-, añade con una sonrisa maliciosa. Se oyen coros de -claro que sí- detrás de ella y espero que esté satisfecha y que se vaya ahora. En cambio, se acerca y golpea, su puño golpeando mi mandíbula mientras me estremezco, el dolor ya se dispara hacia arriba mientras coloco una mano allí, mi mejilla aún adolorida del día anterior. -Deberías morir, sería mucho mejor para ti-, Jessica escupe, y siento las lágrimas acumularse en la comisura de mis ojos, pero estoy decidido a evitar que caigan. No le he hecho nada, pero Jessica está enamorada de mi hermano Damien y me tortura para que él le corresponda. Poco sabe ella que él no la soporta, ella es tan inconsciente. Afortunadamente, todos me dejan en paz y suena el timbre para la siguiente clase. Me levanto torpemente, mi cabello aún goteando y sintiéndose increíblemente pegajoso. Será una pesadilla lavarlo más tarde, pero tampoco puedo permitirme faltar a clase. Mis calificaciones son lo único que me queda y trabajo duro para que, eventualmente, cuando me gradúe, si llego hasta entonces, pueda irme de esta ciudad y mi supuesta familia y estudiar lejos en la universidad que elija. Estoy decidido a salir de este pueblo, pase lo que pase, y convertirme en abogado. Si mantengo mis calificaciones como hasta ahora, incluso podría organizar una beca. Dios sabe que no hay forma en el infierno de que mi padre siquiera sueñe con pagar mi matrícula y, sinceramente, me alegraré de irme. Tampoco les diré a dónde voy. Estoy perdido en mis pensamientos mientras camino lentamente por el pasillo, consciente de las extrañas miradas y los susurros a mis espaldas mientras mi cabello se pega a mi ropa. Gracias, Jessica, pienso amargamente, es justo lo que necesitaba hoy. Sentirme asqueroso encima de todo lo demás. Mis manos se aprietan en puños involuntariamente cada vez que la imagino con esa carita engreída, con ganas de desatar mi ira y borrarle la sonrisa. No es que lo intente, sería asesinado en segundos por sus secuaces. Aun así, parte de mí se pregunta si realmente valdría la pena. Llego a mi casillero justo a tiempo para que se cierre de golpe sobre mi mano mientras intento sacar los libros que necesito, grito mientras se abre de nuevo, mirando hacia atrás para ver nada menos que al idiota que es mi hermano doblado de risa mientras trato de cerrar los dedos y no puedo. Genial, los volvió a romper. Sanarían gracias a mi sangre cambiaformas, pero tomaría horas y todo ese tiempo estaría en agonía. Mis dedos ya palpitaban dolorosamente y maldije en silencio, Damien me lanzó una última mirada amenazante antes de dispersarse a su propia clase. Agarrando mi mano con la otra, me dirigí a regañadientes a mi siguiente clase, deseando intensamente que este día ya terminara y temiendo volver a casa una vez que lo hiciera. Solo me quedan dos clases más por pasar y luego, al menos, la mayoría de hoy se habrá terminado oficialmente. Pero el hogar es peor que la escuela, y no puedo evitarlo, pero me pregunto si mi vida vale la pena a veces. ¿Quién me extrañaría si me fuera? Nadie, eso es quien. Pero luego me recuerdo a mí mismo que si hiciera algo así, les estaría dejando ganar y me niego a dejarme quebrantar hasta ese punto. No importa qué, no permitiré que saquen lo mejor de mí. Todo lo que tengo que hacer es ser paciente hasta que me haya graduado. ¿Qué tan difícil puede ser? No es como si las cosas puedan empeorar más de lo que ya están. Algún día me iré de aquí. Hasta entonces, solo necesito tener cuidado y no confiar en nadie.
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