[BRISA]
Al día siguiente: 15 de octubre
Abrir mis ojos y encontrarme abrazada a quien sigue siendo un completo desconocido para mi por más que conozca su nombre y un poco de su vida, es una locura, pero que hermosa locura… me beso hasta altas horas de la madrugada, la punta de sus dedos acariciaron mis brazos con la delicadeza que nadie nunca lo hizo y si, ardí en llamas más de una vez, y sé que él también; lo note en su pantalón, pero no fuimos más allá de lo que acordamos y es que él es así, un caballero en toda la extensión de la palabra.
Lo observo detenidamente aun dormido y me pierdo en sus detalles, sus pestañas largas son envidiables, sus cejas enmarcan perfectamente esos ojos que anoche tanto me miraron y me grabe a fuego… me encanta el detalle de su leve barba muy bien cuidada y ese cabello oscuro que fue victima de mis dedos, y ni hablar de su boca… «que bien que besa por favor» pienso y suspiro como una tonta.
Cierro mis ojos y todavía lo siento besándome en los labios, en el cuello, en los hombros… por primera vez un hombre me hizo morir de deseo sin tocarme más allá de lo permitido y es que a él no le hace falta hacer nada más para provocarme, tiene un poder único en su mirada y sus besos. Su mirada me sorprende cuando sus ojos se abren y sonrió como una tonta al verme descubierta —Buenos días— Me saluda todavía un poco dormido y no puedo evitar mordisquearme los labios.
—Buenos días— Lo saludo nerviosa y sonríe.
—Te ves muy linda cuando despiertas— Murmura.
—Mentiroso, ni siquiera me quite el maquillaje— Me quejo y sin que me lo espere pasa la punta de su dedo pulgar por debajo de mis ojos.
—Ya esta, solo tenias el delineador un poco corrido— Comenta sonriente.
—¿Sabes de maquillajes? Interesante— Digo divertida.
—¿Tienes idea de cuantas veces le regale maquillaje a mi esposa? Aprendí mucho, nombres, marcas, tonos, en fin, las asesoras en las tiendas eran mis mejores amigas— Me cuenta sorprendiéndome.
—Eres toda na caja de sorpresas—
—Y tú eres toda una belleza… no sé como estoy haciendo para ser tan caballeroso contigo cuando tengo este impulso de besarte todo el tiempo, de verdad que me encantas— Me confianza robándome el poco aire que quedaba en mis pulmones.
—Franco— Digo un poco agitada.
—No quiero ser la chica que te saque el miedo a estar con otra mujer— Me atrevo a decirle y se sonríe.
—Lo sé y no, no serías esa chica, no tengo intenciones de que seas un paréntesis en mi vida— Lo escucho decirme y mi corazón por poco se sale de mi pecho.
«Este hombre no puede ser real»
—¿Y de que tienes intenciones?— Inquiero.
Él se acerca lentamente a mis labios y cuando menos me lo espero me besa dulcemente, tanto que va dejándome sin defensas. Nuestros labios se mueven de una manera que dejan todas mis ganas por él al descubierto y de alguna manera nuestros cuerpos se van acomodando en esta cama hasta que él queda encima de mi —Brisa— Dice agitado sobre mis labios y ubica una de sus manos en mi nuca y con la otra acaricia mi rostro —Sabes, podría decirte cualquier cosa en estos momentos para convencerte y quitarte este increíble vestido rojo que traes puesto y que tú me quites este pantalón que me estorba más de la cuenta una vez más junto a ti y que terminemos teniendo sexo salvaje o tal vez no tanto dado a que hacer rato que no estoy con una mujer…— Dice y ríe de esto ultimo —Pero bueno, a lo que voy es a que podría usar algún truco para convencerte, pero no quiero, y no porque no me muera de ganas, sino porque yo tampoco quiero ser tu hombre del momento en este crucero. No quiero que me rompas el corazón, tengo mucho miedo de enamorarme otra vez, esa la verdad… sin embargo, no sé como lo voy a evitar contigo, desde que la perdí a ella vivo con el miedo constante de volver a entregar el corazón— Me confiesa haciendo que mis ojos se cristalicen.
—Franco— Es lo único que se me ocurre decir y tomo su rostro entre mis manos.
—Perdóname, soy un idiota— Susurra y se deja caer a mi lado en esta cama y respira profundo mientras que lleva su antebrazo sobre su frente.
—No eres un idiota, solo tienes miedo y es normal— Lo aliento y me abrazo a él.
—Vivo con miedo de perder a las personas que amo y de amar a personas nuevas por miedo a perderlas… es imposible vivir así—
—¿Y si nos quitamos los miedos de a poquito y juntos? Yo creo que podemos— Sugiero y me mira sonriente.
—¿Me vas a tener paciencia? Es que de verdad me gustas—
—Y tú me gustas a mi, asique espero que esa respuesta te baste— Digo divertida reímos cómplices.
—¿Quieres ser mi compañera de crucero y tomarnos este tiempo para conocernos?— Me propone haciendo que lo mire sorprendida.
—¿Es una propuesta indecente?— Averiguo entre risas.
—No, todo muy decente, y si quieres puedes pasar unas noches aquí, otras en mi suite y así… ya sabes, según como te sientas, pero si te propongo desayunos juntos, almuerzos, actividades, cenas, bailes… todo lo que quieras— Explica.
—Me gusta tu propuesta—
—¿Es un sí?—
—Es un si— Afirmo y tal vez sea la vez en mi vida en que me atrevo a cometer una locura como esta, pero de eso se trata la vida ¿no?