El príncipe de la Dalia tenía una mirada sonriente al momento de aceptar el té preparado por su hermana, la princesa Astrid tocaba el piano y Helena escuchaba sentada sobre el sillón.
Cadmia parpadeó – tal vez fue un sueño – pensó mirando la escena tan neutral – sí, un sueño – miró los movimientos de la princesa, su gesto dulce y tuvo que desviar la vista.
– Cadmia.
– ¡No vi nada! – respondió y se dio cuenta de que la persona que le habló fue el príncipe Andrés – alteza, lo siento mucho, tuve una pesadilla anoche y estaba distraída.
Andrés asintió – para la celebración de mi cumpleaños iremos al teatro, revisé el calendario y ese día era nuestra cita, no me fijé en la fecha, espero que no sea un problema si vamos todos.
Su tan esperada cita del mes coincidía con el cumpleaños del prín
