Capítulo 86
Jamás podría dejarlo pasar
Pensaba el hombre que ha dedicado su vida a Dios, mientras caminaba enérgicamente a la cocina.
Edgar que se vio forzado a sonreír negó con la cabeza mientras miraba la espalda del obispo, en realidad quería reírse de sí mismo porque en toda su vida, jamás se imaginó envuelto en una situación tan ridícula como en la que se encuentra el día en que finalmente su hijo no le habla con desprecio; sin embargo, hay que dejar el momento vergonzoso de lado, justo ahora lo único realmente importante es tener una buena charla con Sofía, hacerle entender que nunca tuvo la intención de darle ningún lugar en su vida a Urquía después del divorcio; aunque sinceramente se sintió demasiado estúpido al sentir la necesidad de buscarla para esto no se podía controlar.
