─¿Ocurre algo? ─Pregunta Bob a mi espalda. Giro, negando con la cabeza, para seguirle detrás de la barra. ─Deja tus cosas ahí, trabajarás como mesero, como ves, Román está muy viejo y no sirve como mesero ─menciona, señalando a un anciano con mandil, dormido mientras sostiene el escobillo. Aguanto una risa, y miro con rareza ¿Aquí todo es extraño? Me pregunto. ─No hay problema, he trabajado como mesero. He roto pocas copas, y me despidieron, pero aquí veo que no beben en copas, así que supongo que lo haré bien ─acoto, tomando el mandil que me ofrece para colocármelo. ─¡Perfecto! Aquí tenemos unas tradiciones, cuando piden chocolate caliente de santa, tienes que decir: “Jou, jou, jou” sin reproches ─menciona, ruedo los ojos. Genial, a la vida le encanta humillarme. Asiento sin m