Capítulo 04 | Infierno Hollow |

1663 Words
─Es el sobrino de Vixen ─murmura ella, y los rostros de las personas se colocan en asombro. ─¡Hubieras comenzado por ahí! Bienvenido, chico, ven… ¿te sirvo una bebida en particular? ─Propone con amabilidad. Me siento en uno de los taburetes y Noelle hace lo mismo a mi lado. Terminando su bebida. ─Disculpa por Noelle… odia a la gente de la ciudad es que… ─No, Gian. ─Interrumpe ella con un tinte de nostalgia. Él señor suspira, estirando su mano hacia mí. ─Un gusto, soy el dueño del gran bar “hangover” Gianlucca tino ─dice, apretándome la mano en un saludo. ─Christian Warlock ─menciono, tomando en mi mano la bebida que me ofreció. ─Cuidado con lo que te sirve este viejo ─comenta Noelle. Giro a ver su rostro y ella parece sonriente. ─Tranquilo, chico, es una mezcla de brandi para el frío. Tu cuerpo necesita entrar en calor ¿Te sirvo una hamburguesa? ─Propone animado, caminando hacia la parte de atrás. ─Sí… gracias, tengo mucha hambre ─respondo, tomando de un solo sorbo el trago que me sirvió. ─¿Qué pasaría si un día apareces muerto en el lago y de paso se congeló? ─Cuestiona de repente Noelle a mi lado. Su semblante parece molesto, pero tiene una sonrisa en sus comisuras. Levantan una ceja juguetona. > ─No dejaré que me lleves a ningún lado, Noelle ¿Por qué tanto odio? ─Pregunto, cansado de su actitud. ─Eres un chico de la ciudad, no sabes cómo vivimos aquí y nos menosprecias también son unos traidores que no cumplen su maldita palabra… rompen corazones…─dice rápidamente, con tanto odio, que sus ojos se escuecen y su voz se rompe. Abre los ojos, dándose cuenta de lo que ha dicho y se baja del taburete, limpiando sus ojos. Tomo sus llaves y guantes para dirigirse a la salida del bar… con mi chaqueta. ─Tranquilo, dejaré tu auto afuera ─anuncia, dándome una última mirada para irse. Quedo pasmado ante la cantidad de emociones que pasaron al frente de mí. Parpadeo, dándome cuenta que alguien coloca un plato en la barra. Giro, encontrándome con una hamburguesa y un anciano de ojos azules y barba, sonriendo. ─Buen apetito ─dice. ─Gracias… eh, no cargo dinero ¿Conoces a Bob? ─Cuestiono rápidamente. ─Sí, claro ¿Pero hablamos del mismo Bob? ─Me dijeron que es el único… así que sí. ─Pues sí, es el único…  ahora sí, porque uno ya murió ─declara, mirando a la nada. ¡Que aterrador! ─En fin, no te preocupes, le llamaré ─dice, sonriendo para dirigirse al teléfono del bar. Dándome la idea de ver mi celular, viendo que no tiene casi batería pero sí llega un poco la señal. Por lo menos no estoy en medio de la nada, pienso. Decido enviarle un mensaje rápido a mi madre. Christian: Estoy bien, creo que llegué. Cuando tenga batería, les llamaré. Apago la pantalla, guardándolo en la chaqueta de la chica, encontrándome en el bolsillo una fotografía. Arrugo mi cejo, observándola. Aparece ella, con un vestido elegante, a decir verdad se ve hermosa y a su lado un hombre en traje con una “x” en su cabeza, a parte está quemada de su lado… que aterrador. Pienso, volviendo a guardarla donde estaba. ─Ya viene en camino ─anuncia el anciano. Procedo a comer. ─¿Bob, cierto? ─Inquiero, dudoso. ─Oh, pensé que hablabas de mi madre, ya me parecía raro… ya le llamo ─dice, con una carcajada. Volviendo de donde vino, me quedo a medio masticar. ─Es broma, sí, a Bob ¿A quién más, chico? ─Dice de repente, negando con su cabeza, recriminándome a mí su locura. Suelto un suspiro, observando la hora, y siento mi cuerpo más cansado que nunca. Termino de comerme la hamburguesa, a los minutos, un sujeto regordete, alto como una montaña y pelirrojo aparece. Parece un yeti  a decir verdad. ─¿Quién osa a molestarme? ¡Le arrancaré la cabeza! ─Exclama, me coloco rápidamente la capucha. ─Hola, Bob, este chico ─señala Gian, sonriendo, mientras niego con mi cabeza, temblando del miedo. Escucho los pasos retumbar hacia mí. Cierro los ojos, apretándolos. Y  siento cómo me quitan la capucha. ─¡Pequeño Warlock! ─Dice animado y con una voz más… aguda. Abro los ojos con duda, mirándome. Súbitamente, me abraza, levantándome con sus grandes brazos. Siento cómo me aprieta, dejándome como un muñeco de nuevo en el asiento. ─Me hubieras comentado que era él, le estaba esperando. Que bueno que sobreviviste ─dice, dándome golpes en la espalda. Arrugo mi cejo. ─¿Y qué dijiste en la llamada? ─Pregunto, apretando mis dientes. ─Nada. ─Murmura, y Bob se carcajea con fuerza. ─Vamos, chico ¿Comiste algo? Estás como flaquito ─dice. Me percato que la única de acento extraño es Noelle. ─Sí… ─Listo, chico, te llevaré a tu cabaña. Te va a encantar, cóbrate de aquí lo que haya consumido el chico ─menciona Bob, golpeando la barra con un billete. Abro los ojos, al ver la faja de dinero que carga en sus manos. ─Tu tío me dejó mucho dinero ─acota en un susurro, ondeando sus billetes con alegría, es como darle una banana a un mono. Pienso. Resoplo, despidiéndome del anciano un poco terrorífico, tomando mi bolso y colgarlo en mi hombro, para seguir a la gran montaña. ─¿Qué haces con la chaqueta de Noelle? ─Pregunta de repente cuando nos acercamos a lo que parece ser su auto, giro mi rostro encontrando mi camioneta abandonada ahí. Bajo la vista con rareza, viendo la chaqueta de colores de la chica extraña. En un lado del pecho tiene un logo redondo. ─Ella me la dio a cambio de la mía, al parecer me robó de una manera muy rara ─menciono, aún sin entender y apenas estoy llegando… Él suelta una carcajada. ─Esa chica es genial, está loca ─suelta, introduciéndose en el auto, imito su carcajada, y él la detiene de repente, mirándome con severidad ─. No te atrevas a burlarte de Noelle ─Advierte, llevándome a sellar mis posibles quejas sobre esa chica. Me siento a su lado, y él coloca el auto en movimiento. Puedo ver cómo el bar se va alejando, junto a su ruido y luminosidad. Es como si brillara en medio de nada. El calor dentro del auto me reconforta, soplo con calor mis manos y las restriego para darme una temperatura mejor a un pescado congelado. Mis ojos se posan al frente, cuando él detiene el auto. Mi cejo se arruga lleno de desconcierto. ─Llegamos, niño, bájate ─demanda, tomando una especie de lámpara antigua. ─Tengo veintisiete años, no soy un niño ─reitero, resoplando. ─Pues te comportas como uno, y tienes apariencia a niño rico de ciudad ─recalca, bajándose del auto. Le sigo, no deseo discutir con este hombre. De repente, empuja la puerta de una cabaña que parece salida de una película de terror o quizás han hecho uno o más sacrificios en ella. Piso el cobertizo, que rechina por la madera envejecida. Bob enciende la lámpara de gasoil, para mostrarnos el interior de esta, puedo notar que tiene decoraciones envejecidas de navidad y un gran árbol enrollado como un muerto en la esquina ¡Ni loco tocaré eso!  Por lo que veo no hay electricidad y posiblemente Santa haya muerto de una embolia aquí. ─Espera un momento, subiré los interruptores ─anuncia, caminando a lo que parece ser un cuarto de almacén. De repente, se encienden las luces del lugar ¡Hurra! Hay luz. Mis ojos viajan hacia el sillón, donde lanzo mi bolso. ─Ahí tienes ─anuncia, sacudiéndose las manos y apagando la lámpara ─. Hay agua y luz, si esperabas que este pueblo no lo tuviera. Tu tío donó dinero para que tuviéramos todos los servicios posibles y de manera óptima. Lo estimamos mucho y lo guardamos siempre en nuestros corazones ─agrega, admirando una pintura de mi tío cuando era joven junto con sus tres hijas. ─¿Desde cuándo él no venía a River Hollow? ─Cuestiono, interesado. ─Desde que se enfermó y tuvo retirarse del pueblo, por su salud. Lamentablemente, aquí todavía tenemos Doctores de medicina general y algunos estuvieron en la guerra, así que son un poco… antiguos. No muchos jóvenes como tú quieren estar en lugares como el hermoso River ─dice, con un suspiro. ─¿Cuántos jóvenes hay? ─Pregunto, pensando en mi posible oportunidad de conseguir esposa. ─Pues… varios ─dice, desviando la mirada. Eso me da una respuesta certera de que estoy jodido. ─Tienes ahí estufa para cocinar, calefacción, es decir, tienes que cortar troncos… mañana pasaré por ti para que compres comida y te guiaré a tu trabajo. Tal como dejaron descrito. Te dejo, niño, feliz noche y… mantén la puerta y las ventanas cerradas, quizás se pueda meter un amiguito del bosque ─dice, exhalando, para caminar hacia la puerta. Cuando la abre, rechina fuerte. ─Gracias por venir a River Hollow, nos hacía falta una distracción o una cara nueva ─dice, deteniéndose en la puerta. ─¿Acaso soy un payaso? ─Cuestiono, y él sonríe, saliendo. Suelto un resoplo, lanzándome en el sillón, que me ahoga inmediatamente de polvo. Comienzo a toser, y corro hacia el lavavajillas para tomar agua del grifo. Luego de calmar la tos, camino hacia lo que parece ser mi habitación, encontrándome con el baño. Miro por todos lados, y justo detrás de un muro, está la cama. Me siento en ella, observando la cocina desde aquí. ─Bueno, es casi como mi sótano ─digo, levantando mis hombros. Comienzo a saltar en la cama, sentando en ella, probando su comodidad. Súbitamente, se rompe, cayéndome. ─¡Dios, llévame de una vez! ─Exclamo y se bajan los fusibles. ─Era broma… ─digo, en la oscuridad. Despierto de sobresalto, al sentir agua en mi rostro. Parpadeo, abriendo los ojos, chocando un vaso. Arrugo mi cejo, observando el rostro de Noelle ¿Pero qué carajos? ─¿Qué haces aquí? ─Pregunto, cubriendo mi cuerpo, solo a mí se me ocurre dormir en ropa interior. 
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