LA BESTIA ESTA CERCA

1345 Words
La Paz era algo normal en el Convento de nuestra señora de Monte Carmelic, ubicada en un hermoso paisaje de Rumania, con jardines exquisitos, en el interior de su estructura simple y delicada, aloja devotas monjas y algunas novicias decididas a consagrarse a una vida santa. Entre ellas yo (Angélica).....hoy observo una serenidad tormentosa de esas que presagian un terrible caos, o que el destino reclama. Sigo mirando el horizonte con inquietud, como sí mi ser tratará de huir de mí cuerpo, me alerta de con suaves pálpitos intermitentes en mi pecho....respiro profundo nada pasaría, repetí varias veces en mi mente, me inclinó para tomar una flor, la acerco a mi rostro dejo que su fragancia invada mis sentidos, su aroma es agridulce, pero hay otra esencia indescifrable, me concentro para descubrirla hasta que mi letargo logra ser interrumpido por una fuerte campanada. No pierdo tiempo, corro a resguardarme al templo junto a las demás novicias, sentimos también pasos enérgicos, acompañados de la voz angustiada de una mujer. —Auxilio, ¡ayúdenme...!.—Gritaba está entre sollozos. Cuando estuvimos cerca de ella, apenas pudimos verla, se notaba que era una mujer hermosa de no más 25 años, a pesar de todos los rasguños y el aspecto demacrado se podía visualizar su delicadeza y sobre todo el temblor en sus ojos...Estando más cerca de nosotras solo pronunció unas palabras que me hicieron dudar de su salud mental. —la bestia está cerca. —La observamos horrorizadas, con curiosidad, en especial Ana que ama las cosas extrañas pero no hubo tiempo para preguntarle y satisfacer nuestras inquietudes, la madre superiora llegó en ese preciso instante, tomo la joven y se marchó con ella, seguida de algunas monjas, claro no sin antes ordenarnos que nos encerráramos en nuestras habitaciones a rezar, a lo cual obedecimos inmediatamente. Cuando entramos en la habitación Ana fue la primera en tomar la Biblia y un crucifijo, arrodillarse al pie de su cama y comenzar a rezar, luego fue seguida de Sor Carmen, Agustina, por último yo me uní a ellas y empecé: Ave María gratia plena Dominus tecum benedicta tu in muliéribus, et benedictus fructus ventris tui Iesus. Sancta María, Mater Dei, ora pro nobis peccatoribus nunc et in ora mortis nostrae… —No vendrán por nosotras, seguro la bestia esta cerca. —Dice Ana con un leve susurro después que termináramos de orar, y nos dispusiéramos a levantarnos. —¿Acaso empezaras a delirar con tus cuentos de hombres lobos, murciélagos, brujas y mil pestes más? no estamos de humor para eso, ¡entiendes Ana!!. —Se pronunció Sor Carmen con aparente burla y enojo en su tono de voz. Ana no se inmutó a observarla luego de las palabras torpes de su compañera. Estaba acostumbrada a que consideraran sus historias absurdas, incluso yo me negaba a creer en la veracidad de sus palabras, [aunque en pocas horas me arrepentiría]. Cabe destacar que Ana es una joven agradable, de rasgos sutiles, aunque su aspecto nebuloso lo ocultaba, según nos ha contado decidió seguir la vida santa luego de ser secuestrada y violada varias veces por un vampiro, al que describía tan apuesto como malvado, lo conoció en su cuidad natal Sighișoara, ese día había salido antes del atardecer con su familia para el río, tenían un ritual, de regreso lo tomo la noche y fue hay que extrañas criaturas (hombres, pálidos, con alas) los habían atacado, matando a sus padres y hermanos, era enfática cuando describía como clavaron sus enormes colmillos en sus gargantas, succionaron sus cuerpos hasta dejarlo secos e inmóviles, llevándose a esta para esclavizarla, uno de los lideres la reclamo como suya, aunque sonara inverosímil, era perturbador cuando esta describía esas escenas, mas el brillo vacío en su mirada cuando revelaba como pudo escapar de sus captores y llegar al monasterio. La mire con soslayo pensado que tal vez este sea un buen lugar para alguien con sus trastornos...... —Seguro el lobo diablo debe estar cerca...esa mujer lo trajo, ¡esta maldita!. —Dijo interrumpiendo mis pensamientos. —¡Ana cálmate!, nadie vendrá. —Le digo acercándome a ella. Tan cerca de ella noto su mirada perdida, no entiendo sus aseveraciones. Ana toma mis manos y solo alcanza a decirme —Es tú destino. —Luego sonaron las campanas avisando la misa diaria. No voy a negarlo, sus palabras me asustaron, aún más que sus frías manos, sentí una energía que atormentó mi alma. 10 minutos más tardes una de nuestras superioras abre la puerta para acompañarnos a la Capilla. La misa fue como de costumbre, con sermones, rosarios, recordatorios de lo agraciadas que éramos por escoger la vida santa, aunque no era mi caso...en unos meses sería mi consagración, dejaría de ser una simple novicia y pasaría a ser monja...nunca tuve otra opción, fui dejada en las puertas del monasterio recién nacida...no se de dónde vengo, ni quién soy, más en mí corazón tengo la certeza que todo mi mundo será sacudido de una sola embestida. Luego de la misa cenamos, para luego dar un pequeño recorrido por los jardines, íbamos hablando tranquilamente cuando volvimos a ver la joven que había venido pidiendo auxilio, ahora se notaba más tranquila, ya aseada, con ropa nueva, aunque la angustia seguía tatuada en su rostro, pasamos cerca de ella la saludamos discretamente y seguimos nuestro recorrido. Por petición mía, paramos en el jardín, amaba la naturaleza, la conocía a la perfección, ella me entendía como si hubiera nacido de las entrañas de uno de sus capullos hace casi 18 años. Vimos que estaba anocheciendo, nos dispusimos a salir del jardín para volver a nuestros aposentos, todo era calma. Silencio que en segundo fue borrada, volvió a ser interrumpida por fuertes sacudidas, ahora con más intensidad, la tierra temblaba, todas gritamos y decidimos correr, nos tomamos de las manos y entramos a la capilla, si era un demonio no se atrevería a entrar a ese lugar sagrado. No pasaron ni 3 minutos de estar en la capilla, volvimos a escuchar el rugido, ahora lo sentí más cerca de nosotras, nos asustamos, Ana comenzó a gritar. —¡Estamos aquí maldita bestia...! —Vocifero está para luego huir. Me molesto su imprudencia delato nuestro escondite….la mire con rabia mientras se escondía, me hizo seña con las manos, pero hice caso omiso, para unos segundos mas tarde arrepentirme, al ver una sombra gigante proyectarse debajo de la puerta. Sor Carmen y Agustina se escondieron detrás del altar, se podía sentir sus temblores...yo en cambio me quedé parada esperando mi muerte, no dudaba que posiblemente la bestia de los cuentos de Ana me devorará. Un estridente sonido retumbo ¡PUFFFFF ...! la madera salio volando hasta atravesar algunos de los vitrales, los cristales cayeron como confeti por todo el lugar y paso lo peor. Mis pensamientos claudicaron cuando una enorme bestia apareció, era imponente, debía medir más de 3 metros, su aspecto era de un hombre lobo gigante, luego aparecieron 2 más, no tan alto como él, uno de ellos llevaba en sus hombros la chica que había llegado pidiendo ayuda está mañana. Mi terror aumento cuando el más grande entro a la capilla, con sus ojos rojos clavados en mi, "Dios mío yo sería su cena" pensé. Debía dar la batalla, tomé mi crucifijo, un balde con agua bendita, empecé a rociarlo, si era el mismo diablo y sus secuaces debía espantarlos con esto. —Te reprendo Satanás, ordenó que te esfumes con tú maldad —alcance a decir sin ningún éxito, la bestia avanzo tanto hacia mi que sentí su respiración, al abrir mis ojos su rostro estaba a unos centímetros del mío, me miraba con aspecto de burla...Era mi fin, me resigne, moriría...cerré mis ojos y espere sentir sus colmillos enterrarse en mi cuerpo. Para mí sorpresa solo sentí cuando su manos me tomaron por la cintura, depositándome como un costal de papá en sus hombros, antes de caer en la más terrible de las oscuridad, Antes de esto solo recuerdo escuchar dos palabras pronunciadas por este. —¡MÍA...!
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