En horas de la madrugada, trepó por las paredes de la casa donde vivía su hermosa bruja, para extasiarse con su cuerpo, esa noche había recorrido el camino en su camioneta, si hacia de un hábito recurrente aparecerse sin ropa, Angélica sospecharía de su identidad de licántropo, que era la bestia que la había raptado de su calmada y santa vida en un convento, a la cual ella le temía tanto. Por suerte estaba vestido, cuando salto para caer en pleno equilibrio sobre el piso de madera de la casa, tres espantosas mujeres desorbitaron sus ojos, no le importo, ver sus caras de asco y la rapidez con la que taparon sus narices, ellas también le parecían repulsivas. Menos su hermosa luna, ella tenía un olor que lo enloquecía. Cuando salieron prácticamente corriendo de la habitación, aprovecho para