Octavia La madre de Orión seguía en la puerta mientras nosotros hablábamos de mente a mente. La tensión en la habitación se volvía palpable, y la incómoda sensación de ser observados por su madre me hizo sentir inquieta. Me obligué a mantener la calma y la paciencia mientras intentábamos decidir cómo abordar la situación. "Háblale de una vez", le susurré a Orión, mi voz teñida de una ligera irritación. La situación no era ideal, pero no teníamos otra opción que enfrentarla. "Está bien, princesa, ¿qué quieres que le diga?", me respondió con un poco de sarcasmo, su voz resonando en mi mente. "No sé, ¿qué pase?", repliqué, deseando que encontrara las palabras adecuadas para manejar la situación. Finalmente, Orión se decidió a romper el silencio incómodo y saludó a su madre con una voz fi