Capítulo 28

1740 Words
Octavia Sentí el golpe antes de ver el movimiento. Un momento estaba de pie detrás de papá, y al siguiente, estaba en el suelo. El impacto me sacudió, el dolor en mi mejilla era agudo y punzante. Mi piel estaba erizada, y mi corazón latía con fuerza en mi pecho. El miedo se apoderó de mis sentidos, y mi mente se nubló por un instante. La adrenalina corría por mis venas, y una sensación de vulnerabilidad me invadió. Cuando levanté la vista, mi atacante estaba sobre papá, sus manos envueltas en su cuello. La desesperación se apoderó de mí, y no tuve tiempo para pensar. Actué por instinto, con una mezcla de miedo y valentía. Salté del suelo y alcancé uno de los palos que estaban junto a la fogata. Con cada latido de mi corazón, sentía la tensión en el aire. La madera del palo era áspera bajo mis manos, y el peso en mis dedos añadía una sensación de urgencia. Con toda la fuerza que pude reunir, golpeé al hombre con el palo. Un crujido resonó en el aire cuando el golpe lo alcanzó, y cayó al suelo. Papá estaba jadeando, tratando de recuperar el aliento. Me agaché a su lado y lo senté con cuidado. Su piel estaba pálida, y sus ojos reflejaban el shock y la confusión. Sentía su pulso debajo de mis dedos, y mi corazón se retorcía al verlo en ese estado. —Tu, tu mamá... Sam —dijo papá, señalando detrás de mí con un gesto tembloroso. Volteé la cabeza y vi a mamá tomada de la mano de Sam, corriendo hacia el bosque detrás de las tiendas de acampar. El otro hombre las seguía de cerca, y su presencia era amenazante. La sensación de impotencia me abrumó, y las lágrimas llenaron mis ojos. Quería gritar, pero mi garganta estaba congelada por el miedo. Papá necesitaba ayuda, y yo era la única que podía dársela. Tomé una decisión rápida y me enfoqué en él. —Papá... —no pude terminar de hablar, la preocupación y la tristeza atraparon mis palabras. Quería asegurarme de que estuviera bien antes de enfrentar al otro hombre. Pero entonces, el tipo que había golpeado me sujetó del pelo con una fuerza brutal. El dolor se disparó de mí cuero cabelludo hasta los pies, y un grito ahogado escapó de mis labios. Me levantó con tanta violencia que sentí que me estaba arrancando el pelo. Mi cabeza daba vueltas, y la agresión física se sumaba al tormento emocional que estaba viviendo. La lluvia empezó a caer, un fino manto de tristeza que enmarcaba la desesperación en la que me encontraba. Los goterones fríos golpeaban mi piel y se mezclaban con las lágrimas que seguían brotando de mis ojos. Cada gota de lluvia era como un recordatorio de la crueldad del mundo, y sentí que mi corazón se rompía en pedazos en medio de aquel tormento. Mi mente y mi cuerpo estaban llenos de dolor, y la sensación de impotencia se apoderaba de mí mientras luchaba por liberarme de las garras de mi agresor. Cada instante era una eternidad de sufrimiento, y la tristeza me envolvía como una sombra que amenazaba con ahogarme. —Maldita puta. Pagarás por lo que me hiciste. —me gruñó en el oído, su voz llena de veneno y odio. El aliento que salía de su boca olía a rancio y a sangre coagulada. La sensación de asco me consumió, y su amenaza resonó en mis oídos como un eco macabro. Papá intentó levantarse, luchando contra la desesperación que se reflejaba en sus ojos. Sus músculos temblaban, pero su determinación era palpable. Sabía que estaba herido, pero su valentía era inquebrantable. —¡Vi! —susurró con esfuerzo, intentando gritar mi nombre, pero estaba casi sentado y luchando por recuperar el aliento. Su voz era un eco débil en medio de la tormenta que nos rodeaba. Moví mi mano derecha hacia la mano que sujetaba mi pelo con ferocidad, sintiendo cómo cada mechón era arrancado de mi cuero cabelludo. Giré por debajo de su brazo, manteniendo el contacto, y golpeé detrás de sus rodillas. Mis nudillos se estrellaron contra su piel, y logré desestabilizarlo por un instante. Fue como un rayo de esperanza en medio de la oscuridad. Por unos breves segundos, logré mantenerlo a raya, pero él no se quedó quieto. Intentó golpearme con la cabeza, y retrocedí a tiempo para evitar el golpe, pero su movimiento me desestabilizó. Mis piernas cedieron, y caí al suelo con un golpe sordo. El dolor recorrió mi espalda, pero no podía permitir que me derrotara. En el momento en que este tipo se levantó para avanzar hacia mí, papá llegó corriendo y lo empujó con todas sus fuerzas. Logró moverlo unos centímetros, y un destello de confianza brilló en mis ojos. Pero el hombre, lleno de ira y violencia, volvió a agarrar a papá del cuello, levantándolo del suelo como si fuera un muñeco. El tormento en los ojos de papá me rompió el corazón, y su lucha por sobrevivir era un acto de valentía que me inspiraba. —Corre, Vi, corre —papá me instó, su voz llena de urgencia y temor. Intenté levantarme, pero un terrible dolor en el tobillo me retuvo. Mis lágrimas se mezclaron con la suciedad en mi rostro, pero no importaba. No en ese momento. No cuando el hombre levantó su mano hacia el pecho de papá, y en un instante, la convirtió en una gran y peluda garra, con uñas larguísimas y afiladas como cuchillos. No cuando comenzó a cortar a mi padre, haciéndolo gritar de dolor mientras la sangre brotaba de las heridas. "¡Déjame salir!" Gritó Darcy desde lo más profundo de mi mente. "¿Qué?" respondí confundida. "¡Puedo ayudar! ¡Déjame salir!" su voz sonaba desesperada. —Vas a ver morir a papi, no apartes los ojos de este espectáculo. Luego tú y yo nos divertiremos un rato antes de que te mate a ti también —el tipo se jactaba de manera sádica, su rostro retorcido por la maldad. Relajé mi cuerpo todo lo que pude, cerré los ojos y, en un acto de pura desesperación, le dejé el control a Darcy. Sentí cómo caía completamente contra el suelo, y mi cuerpo se contrajo varias veces, como si estuviera siendo retorcido. El pelo comenzó a salirme por todas partes, blanco como la nieve. La transformación fue dolorosa, y cada músculo de mi cuerpo parecía arder. Mi rostro se alargó, y un hocico surgió en su lugar. Me erguí sobre cuatro patas en lugar de dos piernas. Los minutos más largos de mi vida pasaron mientras la transformación avanzaba, y finalmente el dolor se detuvo. "Ahora tengo el control, Vi," Darcy me susurró en la mente. Darcy, la misma que compartía mi mente, era ahora real, era una loba, y estaba sintiendo todo. Nuestros cuerpos eran diferentes, pero la mente era la misma. Compartíamos pensamientos y terminaciones nerviosas. Podía sentir el viento en el pelaje como si ese cuerpo también fuera mío. "Somos una sola, en cuerpo y mente, Vi." "Solo salva a papá, después hablaremos," le respondí, enfocándome en la urgencia del momento. La conexión con Darcy me ofrecía una oportunidad para enfrentar a nuestros atacantes y salvar a papá. Darcy se lanzó contra el hombre que tenía a papá a su merced. Papá cayó al suelo, emitiendo un grito agonizante mientras la loba clavaba sus colmillos en el cuello del agresor y arrancaba su cabeza de un tirón. "Mierda, Darcy, me gusta," murmuré, impresionada por la ferocidad de ella. "Vocabulario, Octavia," Darcy respondió, poniendo los ojos en blanco. No tuve tiempo de responder, escuché a papá moverse y me volví para verlo ahogándose con su propia sangre. No, no, no. No sé cómo lo hicimos, pero volví a mi cuerpo humano. Me arrodillé junto a papá, levantando su cuerpo entre mis brazos. Moví el pelo que tenía pegado en su frente y acaricié su mejilla. Había tanta sangre. —Papá... —sollocé —aguanta, papá, iré a buscar ayuda... —Sam... Mamá... Vi... —papá murmuró con dificultad mientras levantaba su mano para tocarme el cabello. —Shh, no gastes energía, papá... —Las amo —susurró. Las palabras de mi padre resonaron en mis oídos, un eco doloroso de despedida que me atravesó el alma. Sus ojos, antes llenos de vida y amor, se apagaron lentamente mientras su aliento se volvía cada vez más débil. Sentí su mano, antes fuerte y protectora, caer inerte a un lado de su cuerpo. Era el último latido de su corazón, un suspiro final en este mundo. El mundo a mi alrededor se volvió borroso mientras las lágrimas caían sin piedad, y un sollozo profundo y desgarrador escapó de mis labios. Mi cuerpo temblaba con la pérdida inminente. Lo abracé con todas mis fuerzas, como si pudiera retenerlo, evitar que se deslizara hacia la oscuridad que acechaba. Pero mi padre se desvanecía, llevándose consigo su cálida sonrisa, su amor incondicional y su protección. Acaricié su mejilla con ternura, deseando que pudiera sentir mi amor y gratitud en su último momento. Mis dedos se hundieron en su cabello, todavía cálido, y me aferré a esos recuerdos compartidos, sentí un nudo en la garganta, como si un puñal afilado se hubiera clavado en mi pecho, y un dolor inmenso se apoderó de mí. Cerré los ojos con fuerza, como si eso pudiera bloquear la cruel realidad que tenía lugar en ese momento. La muerte de mi padre en mis brazos fue un abismo de tristeza y desesperación que me envolvió por completo. Me sentí impotente, desgarrada por la pérdida de la persona que más amaba en este mundo. En ese instante, el bosque se volvió un lugar oscuro y lúgubre, y mi corazón se sintió vacío, un eco hueco de lo que solía ser. "Murió protegiéndote," susurró Darcy en mi mente después de unos eternos minutos. "Tenemos que encontrar a Sam y a mamá," agregó con un gemido de dolor. Ella tampoco quería dejar a papá así. Como si fuera el destino, un grito desgarrador resonó en el bosque detrás de nosotras. "No puedo hacerlo, Darcy. Por favor, toma el control" dije mientras besaba la frente de papá y lo dejaba suavemente en el suelo. Mi corazón se sentía destrozado, y la desesperación me inundaba mientras me preparaba para enfrentar lo que fuera que se avecinaba.
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