Sierra
Me desperté sintiéndome descansada por primera vez desde que tenía 12 años. Estirar mis miembros entre las suaves sábanas de algodón en una fría mañana era realmente una de las mejores sensaciones. El calor de mis mantas mezclado con la fresca brisa de otoño que entraba por la ventana era adictivo, por decir lo menos. Me senté en la cama y me froté los ojos, aún pesados de sueño.
El sonido de una puerta cerrándose me devolvió a la realidad. No estaba sola y —hablaremos en la mañana” estaba a la vuelta de la esquina ahora.
Dudosamente salí de la cama, recordando que básicamente me había desmayado con la lencería que Luna Tammy me había regalado anoche. Observé la modesta habitación. Tenía una cama queen en el centro, un largo tocador de madera frente al pie de la cama y dos mesas de noche a juego. También había tres puertas, una que llevaba al resto de la casa y las otras dos, supuse, eran un armario y un baño. Había una ventana que ofrecía una hermosa vista del borde del bosque. La habitación en sí estaba pintada de blanco, las cortinas y la colcha eran de un amarillo pálido.
Miré la puerta del dormitorio que se abría de golpe para revelar a un hombre muy sudoroso y musculoso. Brandon.
Rápidamente agarré una de las sábanas para cubrirme de su mirada persistente. Sus ojos pasaron de ser marrones a negros, la respuesta natural de un hombre lobo ante el deseo o a veces incluso la ira. Dado que estaba prácticamente desnuda, supongo que era por lo primero.
—La bella durmiente finalmente despierta. —Sonrió, sus ojos continuaban examinando mi cuerpo mientras luchaba por envolverme completamente en la sábana que había arrancado de la cama.
—¿Tímida, eh? —preguntó Brandon, aún observando cada uno de mis movimientos—. Nunca conocí a un hombre lobo que fuera tímido sobre estar casi desnudo.
—Sí... bueno, no salgo mucho —repliqué. La mayoría de los hombres lobos se sentían completamente cómodos con la desnudez pública. Pero no yo. Casi nunca salía de la casa y no podía transformarme, así que no tenía la presentación que la mayoría de los otros lobos tenían.
—Eres virgen, ¿verdad? —lo dijo como más una afirmación que una pregunta, desconcertándome por completo.
Por la manera en que mi rostro se calentó y su pequeña risa, supe que lo sabía. Aparté la mirada, demasiado avergonzada para mirarlo.
En el mundo de los hombres lobo, la mayoría pierde su virginidad poco después de obtener a sus lobos. Los hombres lobos siempre eran atrapados desnudos y generalmente tenían cuerpos bastante deseables, gracias a su metabolismo, y eran las criaturas más enérgicas del planeta, peores que los conejos, por lo que era muy inusual encontrar a una virgen después de los 18 años. Algunos lo consideraban repulsivo si alguien lo era después de cierta edad. Eso lo aprendí escuchando a los niños mayores hablar en el orfanato.
—¿Por qué estoy aquí, Brandon? —Podía sentir mi temperamento subiendo, mi normalmente dócil comportamiento estaba disminuyendo.
—Testaruda, testaruda. ¿Por qué no nos vestimos los dos y lo discutimos en la sala de estar?
Era tan difícil descifrar a este chico. Primero me mira como a un trozo de carne, luego casi me mata, se preocupa por mí y me acuesta en la cama, me hace sentir incómoda y ahora está siendo amable. Me estaba mareando con sus cambios de humor y ¡tenía el descaro de llamarme testaruda!
—No tengo ropa —declaré.
—Usa algo mío, en el primer cajón. —Señaló el largo tocador—. Tu Alfa debería traerte cosas en breve.
—No puedo usar tu ropa —protesté. Tampoco tenía un guardarropa completo propio, solo 3 conjuntos de ropas viejas.
—Bueno, eso solo deja el vestidito rojo de anoche, creo que todavía está en ese montón de ropa sucia. — Señaló un montón de ropa sucia—. Elige lo que quieras.
Él se burló de mí y luego me dirigí hacia el tocador para reclamar algunas de sus prendas como mías por el momento. Revolví el cajón y elegí una camiseta blanca y un par de pantalones de chándal azul marino oscuro. Brandon había desaparecido en el baño, esperemos que para ducharse.
La sala de estar era muy básica, un sofá beige que había visto días mejores, una pequeña mesa de centro y un pequeño televisor de pantalla plana. Me senté en el sofá y esperé a que él regresara para que pudiéramos tener esta charla.
Brandon entró a la habitación unos minutos después como si dueño de la casa se tratara y se dejó caer a mi lado, acomodándose mientras yo me sentía rígida como una tabla.
—Entonces... ¿qué? —pregunté.
—Quieres ir directo a lo serio, ¿eh?
—No hay momento como el presente —respondí.
—Por dónde empezar… —Parecía perdido en sus pensamientos—. Mi Alfa me llamó a su oficina ayer por la mañana diciendo que tenía una misión para mí. No fue hasta el viaje en coche hasta aquí que me dieron los detalles de mi misión. Tu Alfa llamó a mi Alfa pidiendo ayuda para entrenar guerreros y solicitando apoyo cuando el rey Edward finalmente envíe a sus hombres a hacer el trabajo sucio, como expliqué anoche. Tu Alfa no parece querer ir antes del rey tanto como el mío, así que le ha pedido a mi alfa, que también se negará, que ayude en la guerra contra el rey.
—Pero no entiendo por qué no ayudarían — pregunté.
—Probablemente porque tienen algo más grande que ocultar —respondió.
—Entonces, ¿y ahora qué? Sabes que mi alfa mintió sobre quién soy. ¿Qué sucede ahora?
—Ya he hablado con mi alfa al respecto, y quiere que sigamos adelante como si no supiéramos quién eres realmente. Tu alfa parece querer jugar, el alfa Victor generalmente no tolera ese tipo de comportamiento. Sin embargo, está obsesionado con hacer que tantas manadas se levanten contra el rey, así que por el momento, tu alfa necesita saber que estamos comprometidos en ser aliados —dijo con indiferencia.
—¿Perdón? —dije, levantándome del sofá. Una vez más, la angustia me invadió.
—No te preocupes, solo tenemos que hacerles creer que estamos marcados y emparejados —respondió mientras se levantaba—. Es posible que no te guste cómo planeo hacerlo, pero es mejor que la alternativa.
Tragué saliva mientras me acorralaba. Me sentía como su presa. Después de todo, él era un depredador.
—¿Confías en mí? —preguntó.
—No tengo razones para hacerlo, pero tampoco tengo razones para no hacerlo —reflexioné.
Él levantó mi mentón para mirarme a los ojos.
—En este momento, puedes confiar en mí. Vamos. —Tomó mi mano.
***
Brandon
Guié a Sierra de regreso al dormitorio, sería más fácil contenerla si fuese necesario. El alfa Victor no tomó a bien que su alfa nos mintiera desde el principio. Después de contarle mis sospechas sobre —Heather”, hice algunas averiguaciones y pronto se confirmó que Heather no era realmente Heather.
Hablamos por teléfono esta mañana y acordamos mantener la ilusión de que estábamos en la oscuridad sobre todo. También me pidió que recogiera un pequeño y elegante dispositivo para usar en Sierra, que fui a buscar discretamente esta mañana de uno de nuestros exploradores durante mi trote.
Sabía que no querría marcarla, al menos no de verdad, cuando le dije que era una simple vagabunda, una esclava. Después de todo, era un hombre ambicioso, no querría que su mejor guerrero estuviera emparejado con alguien de tan bajo estatus. Quería obtener información sobre esta manada y encontrar sus debilidades, para poder tomar el control del grupo del alfa Carl con facilidad. El alfa Victor no mantenía alianzas con traidores.
Guié a una Sierra muy nerviosa al dormitorio y la empujé para que se sentara en la cama.
—Tengo que hacer que esto parezca creíble. Se suponía que debí haberlo hecho anoche. Si tu alfa te ve sin marcar, habrá sospechas. Tengo una reunión con él más tarde hoy, así que tenemos que hacer esto ahora.
—¿Hacer qué?
La interrumpí cuando mis labios se estrellaron contra los suyos. Tenía un sabor dulce, aunque no era mi pareja, por lo que no pude identificar el sabor exacto. Se tensó por un momento, pero estaba decidido a hacer que disfrutara al menos una pequeña parte de esto. Estaba casi seguro de que era su primer beso por lo tímida que era.
—Abre —le dije entre nuestro beso.
Ella lo hizo de manera vacilante, permitiéndome explorar y devorar su boca caliente y húmeda. Cuando finalmente comenzó a relajarse, la incité a recostarse en la cama.
Rompí nuestro beso y, por un momento, pareció como si ella extrañara mi intrusión. Tal vez vivir con ella no sería tan malo después de todo. Eso es, si alguna vez me perdonaba por lo que estaba a punto de hacer.
—Confía en mí —susurré en su oído, provocando un escalofrío en ella. Agarré un puñado de su cabello y lo sujeté a la cama. Cuanto menos se moviera, mejor.
Mis labios encontraron su cuello y lo cubrieron con besos antes de tomar un bocado de su suave piel y succionar con fuerza, dejando sin duda un chupetón.
Ella gimió.
Diosa, me estaba poniendo duro.
—Concéntrate”, me recordó mi lobo Burk. No le agradaba especialmente que fuera un mujeriego cuando estaba seguro de que algún día encontraríamos a nuestra pareja. Sabía que eso nunca sucedería. El alfa Victor no lo permitiría.
Ella llevaba una de mis camisetas, eso debía desaparecer. Necesitaba que su cuello estuviera completamente expuesto.
Rápidamente extendí una garra y rasgué su top, arrojando los retazos descuidadamente por la habitación. Mis labios recorrieron su clavícula, dejando un número de chupetones a su paso. Podía oler el aroma de la excitación de Sierra impregnando la habitación. Parecía que a la virgen le gustaba un poco áspero. Era ahora o nunca.
Llegué discretamente al bolsillo trasero, teniendo cuidado de agarrar el mango de goma y no el de plata. Mi alfa tenía una colección especial de dispositivos. Este fue hecho específicamente para simular una marca. No sé por qué ya lo tenía o para qué lo había usado antes. Preferiría no saberlo. Era de un par de pulgadas de ancho, con dos puntas que imitaban los colmillos de un hombre lobo. La plata evitaría que las marcas sanaran.
Con suerte, quien sea que ella termine eligiendo algún día lo entenderá. Los hombres lobo son muy posesivos con sus parejas, verla marcada de antemano sería un gran impedimento. Eso es, si mi alfa decidía dejarla viva después de todo esto. Ah, bueno, no es mi problema.
Empecé a lamer el lugar donde iba la marca, preparándola. Nuestra saliva ayudaría a aliviar el dolor de la marca, así como a sanar la herida después. Luego, en un movimiento rápido, clavé el dispositivo de marca en su dulce y suave piel.
Ella gritó de dolor, agitándose.
—Quédate quieta —ordené, poniendo todo mi peso sobre su cuerpo. Lentamente quité el dispositivo y lamí la herida cerrada, sintiéndome semi-culpable por la histérica Sierra llorando debajo de mí.
—El dolor debería disminuir pronto. Saldraremos en una hora para reunirnos con el Alfa Carl. Te conseguiré ropa. —Me levanté de encima de ella y me fui rápidamente de allí. Tenía un trabajo que hacer y no podía permitirme encariñarme con una simple esclava fugitiva, una simple peón en un juego de ajedrez.
***
Sierra
Mi cuello se sentía como si estuviera ardiendo, como si una cuchilla lo hubiera cortado.
—Él nos está protegiendo” dijo mi lobo. —No luches contra él”.
—¿Cómo nos está protegiendo?”
Mis lágrimas comenzaron a caer libremente. ¿Realmente me acababa de marcar después de decir que no lo haría? Me sentí temblando como una hoja y me acurruqué en posición fetal en la cama, buscando cualquier tipo de consuelo. Brandon dijo algo más antes de salir de la habitación pero no me importó. Solo lloré.
***
No estaba segura de cuánto tiempo había pasado. Mis ojos estaban rojos e hinchados por llorar. Se oyó un golpe en la puerta antes de que se abriera.
—Salimos en diez —dijo Brandon—. Ponte esto, no te duches.
Lanzó un montón de ropa con las etiquetas todavía puestas en la cama. Lo ignoré.
—O te las pones o te sacaré de aquí tal como estás—dijo antes de salir de la habitación, cerrando la puerta de golpe una vez más.
—Él quiere lo mejor”,dijo mi lobo. —Levanta tu culo autocompasivo y prepárate. Hemos pasado por cosas peores y esto fue una alternativa. Nos salvó como compañera”.
—¿Por qué mi vida no puede ser normal? ¿Por qué mi familia tuvo que morir? —Me senté, mi mano temblorosa alcanzando cuidadosamente mi tierno cuello. Sentía dos heridas de punción que comenzaban a formar costra lentamente.
—Todo saldrá bien para el bien mayor. Todo valdrá la pena al final”, agregó Sienna.
***
Una hora después, me encontraba sentada en la oficina del Alfa Carl, posada en el regazo de Brandon a plena vista. Brandon me había comprado un par de jeans ajustados de color azul oscuro y un suéter granate con cuello en pico que mostraba mi —marca” y chupetones.
Los hombres hablaron de negocios durante bastante tiempo, horarios de entrenamiento, número de guerreros. Me parecía divertido estar sentada en la oficina del Alfa Carl como la —compañera” de un invitado importante y no aspirando la alfombra o limpiando su ropa sucia.
Brandon había dicho que probablemente sería mejor que me mantuviera callada, no quería revelar que sabía que el Alfa Carl mentía. No me importaba, no quería hablar con ninguno de ellos en ese momento. El Alfa Carl ni siquiera me miraba de todos modos.
Mis ojos se pasearon por la habitación, posándose brevemente en el antebrazo de Brandon que ahora estaba expuesto por haberse remangado las mangas.
—¿Cómo no lo vi antes?”
Un diamante rodeado por lo que parecían dos medias lunas.
—Estabas demasiado concentrada en sus abdominales y labios” resopló Sienna.
—¿Qué significa tu tatuaje?” enlazé con Brandon, sus labios se estremecieron en lo que creía que era una sonrisa por medio segundo. Esta fue la primera vez que reconocí su existencia desde que me marcó.
—Un juramento” respondió un momento después, sin interrumpir su conversación con el Alfa Carl. —Soy un hombre peligroso, Sierra”. Su expresión se oscureció.
Un escalofrío recorrió mi espalda por sus palabras. Ojalá nunca tuviera que ver su lado peligroso, aunque tenía la sensación de que ocurriría tarde o temprano. Que la Diosa me ayude.