—Emilia despierta. —le dice suave.
—Otro ratito Seba...s… tián.
—Debemos irnos a Marzango.
Emilia sacude la cabeza despertando.
—¿Qué? —pregunto ella.
—Si debo ir a trabajar.
—Que te vaya bien.
Emilia vuelve a costarse y cubrirse con el edredón de la cama, pero Sebastián solo la destapa.
—Emilia no te dejare iras conmigo.
Acostada le dice Emilia.
—Pero dijimos ayer que nos íbamos a Terráqueo no a Marzango.
—Lo sé, Pero no iremos al cumpleaños.
—Entonces vete yo llegare después a Marzango solo déjame dormir.
—Pero los boletos ya están.
—Entonces cambia el horario nos iremos en la tarde a Terráqueo o solo vete.
Ella vuelve a esconderse con el edredón y hace algunas caras molestas.
—No te comportes como niña Emilia.
Se sienta y le dice:
—Entonces no me mientas crees que no
