Capítulo 4: Solo quiero la verdad

1767 Words
Matthew Pov: No puede ser…Amber no puede ser tan cruel… Ese dulce ángel no pudo haber hecho algo como esto… Siempre soñé con un hijo de ella y de mí, una pequeña partecita de ambos que simbolizara nuestro gran amor; a veces me gustaba soñar despierto e imaginarme formando una familia a su lado, ella, yo y nuestros hijos formando una gran familia. Nunca se lo expresé, nunca le exprese ese anhelo, pero siempre he soñado despierto con la idea de formar esa familia que tanto he anhelado junto a ella y ahora me entero que tengo un hijo de 4 años. Todo es tan…repentino. Llevo mis manos a mi rostro y las froto contra éste, me encuentro muy cansado, los constantes pensamientos que me han invadido en las últimas horas han logrado agotarme. Me siento abrumado, decepcionado…feliz. Ya ni sé cómo expresar lo que siento. Es una mezcla de emociones las que rugen en mi interior por la extraordinaria noticia que tengo un hijo de la mujer que amo; desde que me enamore siendo apenas un adolescente siempre soñé con esto, aunque debo decir que las maneras en que me entere de esta gran noticia dejan mucho que desear. No es necesario que ella me lo confirme yo ya lo sé, mi corazón me lo gritó cuando vi a ese niño y cuando le dijo mamá a Amber lo supe, además las cuentas dan a la perfección. Pero deseo que sea ella misma quien me diga la verdad. Dirijo mis ojos hacia la rustica cabaña de madera donde vive Amber y el niño. Anoche no dormí ni un segundo, pensando en mi hijo, en Amber y en todo lo que está ocurriendo. Cada que intentaba cerrar mis ojos, mi mente jugaba conmigo y me atormentaba con las sombras de mi pasado Siéndoles sincero, sé que todo esto es mi culpa, estas son las consecuencias de mi terrible error, me dejé llevar por mis impulsos haciéndole caso a Emily y como consecuencia perdí mi vida entera. Es egoísta lo sé, pero Amber no se casará con ese idiota que pretende hacerla su esposa, no lo conozco, pero lo odio por tratar de quitarme a Amber. No dejaré que haga su vida lejos de mí, nuestras vidas siempre han estado unidas y ahora más que nunca lo estarán, hasta que uno de los dos dejé de existir. Y aun después de mi último suspiro, continuaré amándola en la otra vida. Aunque ella me haya ocultado a mi hijo por tantos años, no puedo odiarla, no puedo sentir ni una pizca de odio por ella. La amo, la amo demasiado y este amor me duele, este amor es más grande que yo y más grande que todo aquello que nos separó. La extraño como un jodido loco; la he extrañado estos 4 años, extrañado su piel, su cuerpo, sus besos, su calor, su mirada, su sonrisa, todo. Pero todo fue mi culpa, yo mismo me hundí en mi propio abismo de miseria y ahora quiero salir de él y la única que puede ayudarme es Amber y mi hijo. Respiro profundo para apaciguar mis pensamientos y decido salir del auto que he rentado durante mi estancia aquí. No pienso moverme de Ski sin Amber y sin mi hijo, por eso pagué hospedaje indefinido en el hotel en el cual me encuentro y he rentado este auto para poder movilizarme mejor. Camino con seguridad hacia el modesto hogar, sintiendo mi corazón latir a gran velocidad dentro de mi pecho. Esta sensación es inigualable y la verdad me siento aún muy sorprendido por todos estos acontecimientos. De cierto modo me emocionó al pensar que la veré de nuevo, no quiero abandonarla más, no quiero ignorar mis sentimientos, deseo luchar contra todo solo por recuperar su amor. Deseo que ella me amé de nuevo. Respiro profundo y toco con decisión aquella puerta que me devolvió la vida cuando fue abierta por la mujer por la cual mi corazón clama desesperado. No sé lo que pueda pasar tras esa puerta cuando me encuentre con Amber, solo espero la verdad. Solo quiero la verdad. Si resulta que el pequeño Jayden es mi hijo, entonces no he de renunciar a él, ni a Amber, ni a una vida juntos nosotros los tres. Debo ideármelas para reconquistar a Amber, solo estoy seguro de una cosa. Ella no se casará con nadie que no sea yo…eso lo juro por mi vida. En ese momento la puerta es abierta y mis ojos con rapidez se deleitan a mirar a esa mujer que ha enloquecido mis sentidos toda mi vida. Amber. Nunca dejará de ser tan hermosa, así con su mirada café llena de brillo y su hermoso rostro lleno de esa vida que necesito. Algunos mechones de su cabello se escapan de su desordenada cola de caballo; pero ese pequeño desastre la hace ver aún más sublime ante mis ojos. Es perfecta con todas sus imperfecciones. —Matthew—dice ella y soy capaz de ver como traga grueso; aunque intente ocultármelo, sé que le afecta mi presencia. Su hermoso rostro se ve calmo y tranquilo, pero cierto toque de nerviosismo tiñe su mirada, es casi imperceptible, pero yo que la observo con tal atención puedo darme cuenta de esos detalles. Es claro que los años pasaron, pero para Amber al parecer no lo han hecho ya que sigue luciendo igual de hermosa como en el momento que por idiota la dejé ir. —Amber—la saludo con seriedad queriendo lanzarme sobre sus labios y robar hasta la última pizca de su dulce aliento, pero eso no será posible por lo menos por ahora. Por ahora. Toda mi ira de ayer se ha disipado, pero debo mantenerme serio y calculador, pues deseo más que nada la verdad en estos momentos. No pretendo forzarla de manera violenta a que me cuente la verdad; solo deseo que ella acceda a decirme algo que por derecho debo saber. Amber me observa con recelo por unos segundos hasta que finalmente me cede el paso hacia su humilde hogar. Entro enseguida y admiro el reducido y acogedor espacio, lleno del aroma de la mujer que me enloquece. Es como entrar al paraíso y al infierno al mismo tiempo. Pero no dejo que eso me distraiga más de lo debido y me concentro a lo que vine. Escucho a mis espaldas como Amber cierra la puerta y me volteo a mirarla, luce tranquila, mucho más que ayer, pero en sus ojos hay algo de nervios, aunque he de decir que sabe muy bien como ocultarlos. Nuestras miradas chocan en un momento preciso, esa mirada oscura que se ha mantenido conmigo todos estos años desde que nos separamos, el recuerdo de esa mirada ha sido lo único que me ha mantenido optimista ante la vida y la esperanza de volverla a encontrar ha sido lo único que me ha mantenido cuerdo entre tanta locura. Si ella supiese todo el poder que posee sobre mí… —Puedes sentarte, Matthew—me dice después de un tiempo, señalando uno de los cómodos sillones de la sala. Yo la miro intensamente por algunos segundos. Aún no puedo creer toda la encrucijada que está dando mi vida en estos momentos y aún me falta mucho que hacer. Fueron 4 largos años sin vernos, 4 años en los que he sufrido por mi propia culpa y 4 años en los que mi hijo creció sin mí. Pero yo desconocía su existencia. Aprieto mis labios ante esos pensamientos, mientras tomo calmadamente asiento donde ella me ha indicado. Observo con atención como Amber me mira y después va a tomar asiento en un sofá individual que se encuentra un poco lejos de este donde me encuentro. Quisiera su cercanía, anhelo su piel, esa con la que he soñado tantas veces desde que la eché de mi lado, solo he podido tener fantasías con la suavidad de su piel y su dulce sabor. Amber es mi felicidad y no me resigno a perderla, fue un error y lo acepto, pero he de enfrentar ese error y recuperar el amor de Amber. El silencio reina la sala y yo lo mantengo pues estoy esperando que ella se digne a contarme todo, pero al parecer eso no pasará, pues la veo distraída y pensativa mirando a un punto inexistente de este espacio. — ¿Y bien? —la animo al no ver intensiones de que ella vaya a hablar. La oigo suspirar de manera profunda y baja la mirada por un momento, quisiera que no lo hiciera ya que me fascina mirar sus ojos oscuros y aunque estén llenos de desesperación son muy hermosos para mí. Ella es hermosa, nunca me cansaré de afirmar esa verdad. —Jayden…—empieza ella hablando con suavidad y mis ansias crecen debido a su silencio, me encuentro impaciente por saber la verdad; pero permito que ella hable con libertad, ya que parece algo difícil para ella contarme la verdad— Jayden nacio hace 4 años en Oslo, aquí en Noruega— trago grueso e intento llenarme de tranquilidad para poder escuchar a la perfección lo que Amber me cuenta, pero es jodidamente difícil hacerlo, quiero escucharla, pero necesito que me confirme esa verdad— después de un tiempo viviendo en Oslo decidí mudarme para darle a mi hijo un hogar; Ski, me pareció una buena opción un pueblo grande pero tranquilo, no me quejo de este lugar que ha visto crecer a mi hijo y le ha dado tantos momentos de felicidad… Ya no puedo más. —Amber…— la interrumpo al decir su nombre, pero de verdad me es difícil resistir— ¿Ese niño es mi hijo? —pregunto de manera impaciente; solo quiero saber la verdad, quiero oír esa anhelante verdad salir de sus tentadores labios. Ella alza con rapidez la mirada y la fija en mis ojos; por un momento breve me siento debilitado ante esos hermosos que siempre fueron mi más grande sueño, pero oculto todo sentimiento por más difícil que sea, debo saber la verdad a cualquier costo. Soy capaz de ver como traga grueso y como juguetea nerviosamente con sus manos. —Ese niño…salió de mis entrañas—dice ella mirándome con fijeza y con un frio sentimiento en su mirada; cuanto extraño ese fuego que antes miraba en ella, pero hare todo lo posible por derretir ese tempano de hielo que en su mirada habita y que vuelva a arder por mí—es parte de mí porque soy su madre…y es parte de ti porque eres su padre…
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