Amber Pov:
No entiendo, no soy capaz de entenderlo todavía, todo ha pasado tan rápido y ha sido tan impresionante que mi mente aún le cuesta un poco organizar mis ideas ¿Porque el destino juega conmigo de esta manera tan cruel y repentina? Mi vida quizás no era del todo perfecta, pero al lado de mi hijo soy feliz.
Y lejos de Matt, estoy en paz.
Hui del dolor hace tantos años atrás, hui del veneno que quería destruirme, hui de Matthew porque su sola presencia era suficiente para lastimarme, hui lejos pensando que lejos de él todo este dolor iba a menguar y a desaparecer por completo. Pero no lo hizo, tuve la esperanza que con los años el dolor se iría y que mi mente se cansaría de pensar en ese hombre y lo olvidaría por completo; pero eso no sucedió, ahora solo me queda refugiarme en una vil mentira, no es correcto pero solo me queda refugiarme en mi falso compromiso con Acke para alejarme de una vez por todas de Matthew; aunque no sé qué tan lejos llegará esta mentira.
¿A quién engaño?
Matthew todavía sigue teniendo un gran poder sobre mi cuerpo y eso me cabrea a grandes niveles, pues no quiero que él tenga ningún poder sobre mí, ni sobre mi hijo, ni sobre mi vida. Jayden es MI hijo, no voy a permitir que lo aparten de mi lado. Luche con todas mis fuerzas para traerlo al mundo y no pienso perderlo por nada en esta vida.
Él es todo lo que tengo.
No esperaba que Matthew volviese a mi vida de esa manera tan repentina ¿Cómo me encontró? ¿Por qué aparece de nuevo? No quería que esto pasara, prefería que él siguiese siendo un lejano recuerdo en mi mente a convertirse en un amargo momento en mi realidad. Es claro que al fin descubrió que yo jamás mentí y que nunca me acosté con Trevor; sus impulsos destruyeron todo aquello que tuvimos en un pasado y esos mismos impulsos rompieron mi corazón, destrozándome por completo.
Pero yo estaba embarazada…
No podía derrumbarme, no debía caer por más rota que estuviese; no podía perder el tiempo reconstruyendo mis pedazos, porque yo estaba creando otra vida que me necesitaba entera y no hecha fragmentos.
Mi Jayden.
Ahora que me encuentro tirada en este frio suelo, en esta soledad y angustia que me invade, con mis pensamientos recorriéndome a mil por hora y con el corazón hecho un puño dentro de mi pecho; me doy cuenta que mi vida es completamente dedicada a mi hijo. Él es todo lo que tengo, todo lo que soy y yo solo deseo su bienestar.
Todo por él…
Respiro profundo para calmar mis agitados nervios y me seco las lágrimas que recorrían con insistencia mis mejillas hace poco.
Tengo que aclararle la situación a Jayden, él ha de estar muy confundido, ya que (al parecer) mi hijo sintió cierto grado de interés hacia Matthew y eso me pone aún más nerviosa.
Suspiro con pesadez. Aun no sé si decirle la verdad a Matthew, ya que es una verdad que no deseo enfrentar, pero no sería mucho lo que ganaría si me niego a hablar, porque estoy más que segura que Matthew hará lo que sea por saber la verdad.
Y eso es demasiado peligroso.
Me levanto del frio suelo y sacudo mis ropajes para arreglarme un poco; cuando me encuentro en mejores condiciones, observo con atención la puerta de la habitación de mi hijo, para luego dirigirme hacia dicha habitación.
Mi hijo aún es muy pequeño para entender los grandes problemas de los adultos, pero sé que es lo suficientemente inteligente para entender lo poco que le explicaré sobre ese delicado tema. Jayden siempre se vio feliz aquí, pero aun así…
Siempre me insistía en conocer a su padre.
Al estar frente a su puerta, me detengo un momento y las dudas asaltan mi mente ¿Qué le diré? ¿Cómo reaccionará? Respiro profundo para alejar mis dudas, no deseo que él me vea mal, tiene que verme bien pues sino podría alterarse y confundirse más de lo que está.
Abro con lentitud la puerta de madera y la escena que me recibe al entrar a la habitación de mi hijo me rompe el corazón en mil pequeños pedazos y hace que me duele el pecho con profundidad.
Mi hijo, mi Jayden, se encuentra sentado en orilla la de su cama mientras solloza con suavidad, sosteniendo en sus manos un pedazo de papel que desconozco cuál es su contenido.
— ¿Cariño?—le pregunto preocupada acercándome a él con rapidez, pero no alza la mirada para mirarme cuando lo llamo, me agacho delante de él para mirarlo con atención ¿Por qué llora?— ¿Qué ocurre, bebé?
Él alza su mirada verduzca como la de su padre y me mira haciendo un puchero, sus sonrosadas mejillas se encuentran húmedas por las lágrimas. Me hiere verlo así, no me gusta ver esa expresión en su dulce rostro.
—Mami… ¿Polque mi papi no me quiele? —me pregunta con su vocecita rota.
Abro los ojos horrorizada por lo que ha dicho mi hijo y niego repetidamente con mi cabeza; no, él no puede pensar eso. Siento como mi corazón se oprime dentro de mi pecho, me duele oir a mi hijo hablar así, tan pequeño y lleno de ese dolor, él tiene que ser feliz, ante todo que él sea feliz, esa es mi misión.
—No, mi vida; no digas eso—me apresuro a sentarme a su lado y a sentarlo en mis piernas para abrazarlo contra mi pecho intentando consolar su llanto—¿Quién no te querría? Si eres el niño más hermoso de este planeta.
Acaricio su cabellera oscura, pero él continua llorando abrazado a mí intentando buscar mi calor.
—Es que todos los niños de la escuela tienen papá y ellos juegan con los niños—la voz doliente de mi hijo me llena de dolor a mí— Pelo yo no tengo papá, quielo tenel a mi papi conmigo…
Aprieto mis labios. Yo no tenía idea que mi hijo sufriese tanto por la ausencia de su padre, si sabía que quería conocerlo, pero jamás sospeche que le lastimase su lejanía.
—Lo que pasa, cariño; es que tu papá está ocupado…
— ¡Mentila! Él no me quiele; los niños se líen de mí porque no tengo papá- exclama él en un sollozo; lo abrazo aún más fuerte contra mí y cierro mis ojos evitando llorar, porque yo soy su pilar y como su pilar no puedo derrumbarme— ¿Polque no me quiele, mami? ¿Me polte mal? ¿Pol eso papi no me quiele, mami?
No puedo evitar sentirme culpable ante el dolor de mi hijo; yo quería verlo feliz y ahora veo que soy la culpable de su sufrir. Muchas veces Andrew y Camille me lo dijeron, me dijeron que aunque Jayden tuviese todo mi amor, siempre iba a faltar en amor de Matthew porque es su padre y los niños necesitan a sus padres, a los dos, el amor de madre no se reemplaza y el de padre tampoco, no quise oírlos porque sentía tanto amor por mi hijo que creí erróneamente que ese amor reemplazaría al de Matthew.
Yo ocasione esto.
— ¡Oh, cariño! —sollozo con él y lo mezo como cuando era pequeñito, cuando cabía entre mis brazos y se dormía en mi pecho; los años han pasado tan rápido y a la vez tan lento, pero aunque los años pasen él siempre será mi bebé— Cuanto te he hecho sufrir por mi egoísmo; tú no te portaste mal, tesoro; mami se portó muy mal—le agarro sus mojadas mejillas y hago que me vea a los ojos; le sonrío con todo mi amor, mientras seco sus lágrimas, por él haría cualquier cosa y al yo huir de mi propio dolor le ocasione esto a Jayden; debo solucionarlo— ¿Sabes? Tú papi me escribió una carta—le miento a mi hijo, pero es por su bien.
Le hablo bajito como si fuese un secreto entre los dos. La verdad es una mentira, pero es una mentira para sanar mi error, las mentiras no son buenas, pero a veces son necesarias. Sus tiernos ojos verdes adornados de largas pestañas se abren de sobre manera y adquieren un hermoso brillo.
— ¿¡Enselio!? —Me pregunta sorprendido y emocionado; yo asiento fingiendo estar también emocionada por la falsa noticia— ¿Que dijo papi?
Trago grueso y respiro profundamente para calmar todos mis miedos e inseguridades. Debo hacerlo por mi hijo, solo él importa.
—Me dijo que no puede resistirse las ganas de verte, porque te quiere muchísimo…—yo puedo, claro puedo; lo hago por él, todo por él…me animo mentalmente y al mirar su carita tan llena de esperanza me armo de valor—y me ha dicho que mañana viene a visitarte.
El pequeño rostro de mi hijo se ilumina de gran manera y su sonrisa crece a más no poder. Esa sonrisa es la que me ha ayudado a sobrellevar estos años de tristeza y ahora es la que me dará la fuerza que necesito para enfrentarme a Matthew.
—¡¡¡Sí!!! ¡Mi papi viene! — se levanta de mi regazo y empieza a saltar en la cama lleno de desbordante alegría y felicidad; ver su alegría hace que mi corazón este tranquilo y contento; me contagia su preciosa risa y empiezo a reír con él aunque por dentro este muriendo del miedo— ¡Mi papi viene a velme, mami! ¡Él me quiele!
De la emoción mi hijo deja caer el papel que sostenía en sus manos, yo por curiosidad lo agarro y observo con fijeza su contenido.
Es un dibujo.
Aprieto mis labios al ver 3 figuras humanas que se asemejan a una sonriente familia, con letra que es obvio que no es de mi hijo, pues él apenas sabe colorear; debe ser una de las tareas de su escuela. En la primera figura dice “Mamá” en la segunda que es la más pequeña dice “Jayden” y en la última dice “Papá”.
Familia.
Familia…Una familia feliz; siempre soñé con formar una familia feliz y cuando estuve fervientemente enamorada de Matthew ese deseo creció. La imagen de él y yo, junto a nuestros hijos, en una casa llena de verdes prados llenaba mi mente en varias ocasiones, pero luego me di cuenta de que todo eso solo estaba en mi mente y que mi realidad era otra. Tuve que enfrentarme a mi destino y por desgracia mi camino y el de Matthew estaban separados.
Siempre habrá algo que nos separe, aunque el lazo que nos une también es muy fuerte.
Observo con atención a mi hijo que ríe y celebra porque su padre vendrá a visitarlo. Jayden es el lazo que me une a ese hombre que me enseñó como era de dulce y amargo el amor; ver esa sonrisa y esa alegría bañar el semblante de mi hijo, me hace sentir más liviana.
Él es todo lo que tengo.
No importa lo que tenga que resistir, si vientos huracanados o feroces tormentas, por ver a mi hijo feliz muero y me doy vida mil veces si es necesario. Ahora debo enfrentar un pasado que jamás quise volver a enfrentar, pero estoy dispuesta a enfrentarlo por la felicidad de mi hijo.
Por él hago lo que sea…