—Uno más —pidió Irina que se estaba quedando sin respiración. —No, debes ir a la casa. —Poseidón, por favor —parecía suplicante. —Niña, no podemos... Pero Irina no lo dejó terminar de hablar, estaba obsesionada con intentar derrumbar los casi dos metros del hombre, tenía un palo en su mano y lo lanzó con violencia sobre Poseidón, luego se arrastró por el suelo y con una patada lo hizo tambalear, entonces ella aprovecho para tirar de los brazos de su amigo, pero no pudo tumbarlo. —Niña. —Tengo que lograrlo —dijo con la espalda pegada al suelo y mirando al techo. Cerro los ojos y los abrió enseguida. ¿Por qué? Simple, sus ojos cada vez que se cerraban la llevaban a ese recuerdo que intentaba sacar de su cabeza a como diera lugar. —Alek llega hoy —le dijo Poseidón. Irina levant