Aquella mañana, todos despertaron con una sensación extraña en el cuerpo. Parecía que a la luz del día, nada tenía sentido. Cuando Daniel despertó, se encontró solo y con un mensaje que Patricia le había enviado a las tres de la mañana. «Hablemos» era todo lo que decía ese corto y distante texto. Martín seguramente ya había cumplido su parte del trato, eso era obvio, pero aún así lo odiaba. Ese infeliz siempre tendría el amor de Patricia, ese amor que él nunca alcanzaría a tener, por más que hubiese roto su relación. Ahora lo entendía y se sentía desdichado. Él no era como Martín, por eso y a pesar de lo bien que se llevaran, la pelirroja jamás lo vería con otros ojos. Tenía que enfrentar la realidad y renunciar a ese tonto sueño en el que ella corría a sus brazos después de que él r