5

1689 Words
Eleonor.   Me soltó despacio. Dejó de besar mis labios y limpiando la comisura también me arregló el cabello.   —¿Nos vamos? Ya es tarde como para que andes fuera de casa — fue lo que me dijo tras culminar el beso que yo no quería que terminara. Sus labios no se veían como él. Eran suaves, dulces y tibios.   —Y más con un boxeador— quise joderlo tal vez en busca de esa chispa que teníamos al molestarnos. Él me miró pícaro, ladeó su cabeza y sonrió.   —Con este boxeador estás más segura que en tu propia casa, ¿sabías? —tenerlo tan de cerca me provocaba a experimentar, por eso elevé mi mano para tocarlo por primera vez, sí, porque tan solo se conocen nuestros labios, pero mis manos no conocen mucho de él. Le toqué su rubia barba, una que tenía muy arreglada y seguido también acaricié su cabello hacia abajo que era la forma en que siempre lo llevaba. Sus hebras rubias que se rizaban cuándo descansaban en el borde de su frente. Era muy guapo, tenía finos labios, poco carnosos pero rosaditos... parecía un adonis. Sin embargo, siempre llevaba el ceño fruncido y la verdad es que me podía parecer temible tanta fuerza, su rudeza y su cuerpazo.   Sus ojos se cerraron ante mis caricias. Pude admirar sus también pestañas rubias, su linda nariz. Pude escuchar su exhalación, como si estaba conteniéndose a algo. Lo escuché tragar.   —¿Qué haces? — me preguntó aún sin abrir los ojos.   —Te estoy analizando—dejé de tocarlo, inmediatamente me miró.   —Me gustó ese análisis — se incorporó y dándome la espalda dió vueltas en la sala.   —¿Mañana nos podemos ver? Podemos intercambiar números y así mantenernos en contacto. — sus palabras salieron muy rápido de su boca.   Sonreí para mis adentros. ¿Nervioso?   —¿Que ocurre Zeus? Te noto extraño. — se me hizo imposible no sonreír. El boxeador a quien acababa de conocer hace tan solo tres días me gusta, sí, me gusta.   ¿Te gusta o te encanta, Eleonor? ¿Como es? A ver, que a mí me gustan los chicos sensibles, delicados, suaves, respetuosos y ...Ever, él es fuerte, no ha mostrado roce sensible conmigo, que me agarra y me besa como si fuera suya, y para el colmo me dejo... la primera vez no le pegué, no le reclamé... a otro si le hubiera hecho un espectáculo y sin embargo a él nada... ¿Ahora me gustan malandros? ¿Enserio?   —Sabes bien que no soy de esto, estoy...quiero que nos conozcamos y... — balbuceó.   —¿Quieres que nos conozcamos pero ya me has robado dos besos? Y no, no sé qué no eres de esto Por cierto, ¿a qué te refieres con esto? — lo ponía en aprietos. Se cruzó de brazos, respiró profundo, me aniquiló con la mirada y remojó sus labios.   —No soy de conquistar a una chica, ni de acercarme a ella en ningún ámbito que no sea s****l. No me interesaba tener contacto con nadie ni conocer a nadie. Yo follo y bye. Pero tú Eleonor, me has llamado la atención de manera extraña —Tragué al verlo tan serio.   —¿Que ha ocurrido conmigo? ¿No quieres sexo? — se me hizo imposible no decirlo de esa forma. Pasó sus manos por su barba, entreabrió su boca y negó con la cabeza.   Avanzó otra vez a mí, colocó sus manos a cada lado de mis muslos y sin tocarme ya podía sentir mi piel quemarse. Era la primera vez que sentía tanto calor al estar cerca de alguien, no está de más mencionar que tenía como ganas de vomitar, no sé si eran nervios o qué rayos pero, también mi corazón latía muy de prisa.   — Llegaste con tu actitud imponente, desafiándome sin saber quién era, faltándome al respeto, hablándome con tus ojos verdes bien abiertos como amenazándome con ellos mientras tu melena se movía al mismo ritmo de tus gestos y tu movimiento corporal. No mostraste temor ante mí, no te rendiste a mis pies, no se te salió la baba y tampoco te me ofreciste. Sin embargo, de lejos parecías niña buena, lo que me dio ganas de molestarte para obtener tu atención de alguna manera u otra ya que estaba seguro de que no querías nada conmigo ni ibas al antro por mi— Astuto... muy.   —Lo primero es que el imponente eres tú, también muy altanero y egocéntrico, además de que eres muy rudo y.…molesto. Yo no tengo por qué estar rendida a ti. No alimentaria tu ego nunca. Me parece que fuiste muy ágil, llamaste mi atención si o si, ¿pero eso te pasó solo conmigo? ¿O ya tu usas esa táctica para también tener sexo? —   —Cuando me quiero satisfacer simplemente voy a un bar y listo, no ando llamando la atención de nadie por placer. Lo tuyo fue porque ya te dije, te vi tan... segura de ti entrando a un lugar como la guarida, firme, te notabas decidida, sin miedo y por supuesto...— hizo una pausa como si no supiera como decir lo que tenía en mente.   Carraspeó.   —Hermosa, eres muy hermosa — sentí mis mejillas arder. Agaché la cabeza, la giré, no sé si me mordí los labios también, pero sonreí.   —Gracias, Ever—   —No tienes que agradecerme. Podemos salir si no tienes inconvenientes y conocernos. Tal vez yo pueda servirte de distracción mientras Michael sale de prisión—Me propuso.   —¿Que le digo a mi novio? — en ese momento la cara se le puso más entruñada. Me miró como sin saber que decirme, lo vi rodar los ojos y negar con la cabeza. En ese momento estallé de la risa y al tenerlo aún al frente lo besé rápidamente, fue tan solo un piquito. Me escabullí entre su encarcelamiento y me zafé de su mirada.   —Fue solo un pequeño chiste, ¿ya nos vamos? — sonreí ampliamente.   —La culpa es mía por meterme con pura nena — sacó las llaves de su auto del bolsillo de su pantalón.   —Pues sí, es cierto. Es una lástima que una nena como yo tenga a un boxeador como tú en puros aprietos— lo miré morder sus labios —Aprietos como que un tipo tan rudo, tan temible y respetado como Zeus, hoy en día le guste esta simple nenita, ¿qué cosas no? —   Con esas palabras lo dejé sin respuesta. Nos subimos a su auto y condujo a mi casa. Todo el camino lo pasamos en silencio, pero uno cómodo, era como si lo conociera desde hace tiempo, sin embargo, si tenía ganas de conocerlo, si, tenía la curiosidad por saber más de él. Y si, ya sé que no quiero saber del boxeo, que no lo quiero del todo para mi hermano y.…que mierda estas diciendo Eleonor? ¿De verdad crees que él te quiera para algo serio? ¿Estable? ¿Estás pensando en que no te gustaría tener un novio boxeador? ¿Te ha insinuado una relación Ever para que estés armando ya una película?... La verdad que los libros y las novelas románticas acabaran contigo.   Sacudí mi cabeza y evité esos pensamientos negativos, que eran los que me impedían muchas veces vivir la vida. Sobre todo creo que no he disfrutado de mi juventud porque siempre pienso en lo que dirán mis padres o los que me rodean, debo dejar eso atrás de una vez por todas.   ¿Por qué piensas cambiar ese estilo de vida ahora, Eleonor? ¿Por qué justamente ahora que llega Ever a tu vida? ¿Ya te enganchaste con solo dos besos y un piquito?   -Gracias por lo de esta noche Ever. De verdad me hacía falta esa calma que lograste impregnar en mí. Significó mucho para mí. - Le pase mi número telefónico.   —No tienes que agradecerme. Espero y nos podamos mantener en contacto. Estaré hablándote para saber de ti, recuerda que Michael necesita que seas fuerte. — sus ojos negros me consumían.   —Lo sé, ¿ves como no me equivoqué con el significado de tu nombre? Gracias por la fortaleza de la noche, he estado muy cómoda y sin duda me encuentro mejor —   —No te has equivocado nena, en nada. Nos vemos mañana—su respuesta me trajo muchas dudas.   —Hasta mañana— me despedí de él.   Y no, no somos nada como para tener que despedirnos con un beso en la boca pero mierda, sentí que lo necesitaba, aún así me bajé de su auto y entré a mi casa lo más rápido posible que pude mirándolo arrancar.   Sentía el alma querer salirse de mi pecho.   —¿Como estaba? ¿Lo pudiste ver? — mamá me pregunto desde la cocina recostada de la encimera con los ojos rojos, moqueando, con una tasa de té en sus manos y muy mala cara.   Papá estaba sentado en los sillones cerca de la ventana con vista a la entrada de la casa.   —El estará bien, mamá. Es fuerte, si ha podido con todo el rechazo que le han hecho ustedes, podrá durar una semana en prisión con menos dolor. —Me di vuelta para subir las escaleras pero papá me interrumpió.   —¿Quién te trajo, Eleonor? — su voz fue dura.   —Un Uber, ¿no me quitaste las llaves de mi auto? —   —Un BM haciendo Uber? — preguntó dudando de mí.   —Si papá, un BM haciendo Uber— terminé de subir las escaleras con rapidez para evitar más preguntas.   Al entrar en mi habitación mi móvil vibro. Sonreí como tonta y procedí a textearle.   —Pasa buenas noches, Eleonor—   —Tu también pasa buenas noches, Ever—   —Bueno hubiera sido un beso tuyo, nena —quise chillar como adolescente.   —Debiste robármelo —texteé coquetamente.   Si, para atrevida que me busquen, el que no se arriesga ni gana, ni pierde y yo, yo siempre estoy dispuesta a ambas cosas.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD