CAPÍTULO DIECIOCHO
Cruces estaba despierto, sentado en una silla de respaldo alto, bebiendo whisky. Sus mejillas hundidas y sus ojos apagados eran los únicos indicios del trauma por el que había pasado, pero era fuerte. Coltrane, mirando al mexicano desde donde estaba sentado en otra mesa con Maisie a su lado, supo que Cruces estaría lo suficientemente bien para montar pronto.
A través de las puertas batientes, entró Doc Farlow apestando a alcohol, tambaleándose hasta el mostrador, golpeándolo con los puños y pidiendo otra copa. El camarero, un hombre llamado Sefton, negó con la cabeza, limpiando la superficie del mostrador en busca de algo que hacer. “Ya ha tenido suficiente, Doc”.
“¡Al diablo con eso!” escupió el viejo médico. “Mi dinero es tan bueno como el de cualquiera, ahora dame
