Tenía razón en cada una de sus palabras, por más loco que suene así es, yo soy incapaz de matar, golpear o envenenar a alguien, mis principios van en contra de todo eso, pero aun así debía mostrarme fuerte delante de él.
—No me subestimes Vampiro—dije neutra—Jamás se termina de conocer a una persona.—Concluí.
—No hace falta conocerte mucho—dijo burlesco—Para saber que no eres capaz ni de matar a una simple hormiga.
—Eso puede cambiar—enarque una ceja—Nunca subestimes a una mujer y menos si esa soy yo—terminé y le guiñe un ojo.
—¡Ay! que miedo—dijo burlón—Lo siento pero el papel de "mala" no te queda, encanto—dijo.
—Eres imposible White—dije y me cruce de brazos.
—Necesito que hoy me acompañes—dijo cambiando el tema.
—No pienso ir a ningún lado contigo—dije frunciendo mi ceño.
—Quieras o no iremos—dijo con voz suave pero mandataria—Es a las 07:00—terminó
—No me queda de otra—dije vencida—¿Verdad?
—En realidad no preciosa—respondió.
—Bien, iré—acepté—¿A donde te acompañare?.
—Es una reunión de celebración—dijo obvio—De todos los lideres.
—¿Y por qué quieres que te acompañé?—inquirí inmediatamente.
—Porque eres mí mujer—dijo como si fuera lo mas obvio del mundo—Y cada líder debe presentar a su compañera.
—Entiendo—respondo—Pero hay un gran problema.
—¿Cuál?—dijo confundido.
—No soy tuya y mucho menos tú mujer—dije y le clavé la mirada.
—Rió—eres toda mía, encanto—respondió con picardía—Y lo sabes muy bien
—No soy tuya—bufe—No soy un maldito objeto que le pertenece a alguien.
—No quise decir eso—dijo—en tono suave—Me refiero a que eres mi compañera
—A fuerza, te recuerdo que tu me obligaste—dije a la defensiva
—Como sea—dijo neutral
Mis lágrimas amenazaban con salir, y no permitiría que el me viera en esa situación, llorar delante de el nunca estaría en mis planes, así que salí corriendo del salón y subí rápidamente a la habitación y coloque candado, no quería que entrará ni verlo, no lo merecía. Comencé a sollozar en la enorme cama, sintiéndome mas sola de lo usual , Necesitaba a mi madre como nunca. En medio de Sollozos me quede profundamente dormida.
*
*
*
—¡Señorita!—escuché una voz lejana—¡Señorita!—Abrí los ojos suavemente para acostumbrarme a la luz.
—¿Quien eres tú?—dije al percatarme que había un hombre alto, acuerpado, de cabello rubio y ojos marrones. en mi habitación
—Oh no se alarme señorita—dijo calmándome—Vengo a llevarte a donde Emma—dijo alegremente, este chico tenía una vibra muy buena.
—¿Y Quién es Emma y por qué debo verla?—pregunté rápidamente.
—Es la diseñadora de moda—Comenzó—diseño varios vestidos para ti—concluyo y entendí de que se trataba, el evento de esta noche.
—Entiendo—dije sin más. Me levanté y me dirigí al baño.
Lave mi cara y me arregle un poco. Salí y allí estaba el alegre chico esperándome con una gran sonrisa.
—Vayamos—dijo sonriente.
Salimos de la habitación y bajamos al salón, luego salimos al estacionamiento y allí estaba un lindo Jeep n***o, nos subimos y el condujo, pasado unos 20 minutos llegamos a la zona central de la ciudad, donde había todo tipo de comercios. Bajamos y el me guió hasta una linda tienda que tenía un letrero bastante extravagante, con lentejuelas y brillos "Dreeses Emma". Entramos y sonó una campana, luego salió una regordeta rubia, con una amplia sonrisa y unos labios color rojo intenso.
—Así que tu eres la afortunada—dijo sonriente mientras se me acercaba.
—¿Afortunada?—dije sarcástica—Llamas fortuna a que te obliguen a pertenecerle a un vampiro?—dije un tanto molesta.
—Yo...lo siento no quería molestarte—dijo apenada y en seguida me sentí mal por haber sido tan descortés.
—Discúlpame—sise—no es tú culpa solo que esto es bastante frustrarte—dije y hice un gesto de desagrado.
—Entiendo pequeña, Pero anímate, hoy estarás guapa—dijo y me sonrió.
Asentí sin querer reprochar nada, y evitar más problemas, mientras más colaborará más rápido acabaría todo. Ella sonriente comenzó a buscar en los grandes estantes. El rubio y yo nos sentamos en el taburete y nos dignamos a esperar.
Luego de un largo rato, Emma apareció junto a una gran montaña de vestidos de todos colores. Juro que me maree al ver tantos colores,brillos, lentejuelas y adornos plateados.
—¿Algún color en especial?—inquirió
—En realidad no—me encogí de hombros—Pero amo el color n***o.
—n***o será—aceptó y me sonrió.
Separo todos los vestidos por colores, y solo habían dos negros, me los paso y entre al probador.
Me probé el primero que constaba de un vestido largo, era ceñido a la cintura y de allí para abajo era suelto, no me gustó en lo absoluto pues se hacía sentir algo fuera de forma. Salí del probador y Rosy me miró de arriba a abajo. Hizo un gesto de disgusto, mire al.rubio e hizo.lo.mismo, ambos estaban de acuerdo en que no.me.sentaba nada bien.
Entre nuevamente al probador y me probé el otro vestido. Este era todo n***o. Y venía ceñido a la cintura y más arriba del muslo, luego venía en corte de sirena, era abierto en los pechos en un lindo escote de Corazón, sencillamente lo amé, resaltaba mi figura y me hacía lucir más alta. Salí del probador y me encontré con las miradas de los rubios. Ambos me miraban con admiración.
—Sin duda ese, lo volverás loco—dijo y movió sus cejas de arriba a abajo repetidas veces. Reí por su gesto—Chico cierra la boca que babeas—bromeo Emma.
—Te ves hermosa—dijo y sentí arder mis mejillas.
—Gracias Gracias, lo sé—dije divertida.
Entre nuevamente al probador y me cambié, salí nuevamente y le entregue el vestido a Emma, lo coloco en una bolsa y el rubio lo pagó. Salimos de la tienda.
—¿Como es tu nombre?—pregunte
—Me llamo Eidren señorita—dijo alegremente. Y yo solo asentí.—Bien debemos comprar lo que te haga falta para esta noche—siguió—¿Que más necesitas?
—Regresar a casa—dije—Pero como sé que es imposible, vayamos por los zapatos y accesorios.
El asintió y nos pusimos en marcha. Guardamos el vestido en el. jeep y entramos a un centro comercial. Vi una tienda de hermosos zapatos y no pude evitar entrar. Me probé varios tacones sin saber cuáles combinar, termine decidiéndome por unos rojos de tacón aguja. El rubio nuevamente p**o y nos fuimos a otra tienda, una de accesorios. Allí compre sólo unas pulseras. Un collar y unos aretes del.mismo color para armar un contraste de n***o con rojo. Pagamos y nos fuimos ya tenía todo lo necesario para esta noche. Subimos al jeep y regresamos a la mansión.
Baje Todas las bolsas, venía riendo porque en serio que era gracioso este rubio. Me hacía sentir un poco menos miserable.
Entramos a la mansión y nos encontramos con Noah sentando en el salón principal. Su expresión era sería y fría, como de costumbre.
—Por lo que veo se han divertido—dijo con recelo y mirando expectante.
—Como no tienes idea—lo rete con la mirada.
—Ya veo—tercio.
—Señor, yo solo he cumplido sus órdenes—dijo con temor el rubio.
—Lo comprendo. Puedes retirarte.—dijo con voz neutral.
Me miro impaciente, cuando no hubo rastro del rubio, se acercó a mí con rapidez y me miró.
—¿Por qué lo ves así?—me pregunto mientras su respiración se aceleraba.
—Lo veo como te miro a ti—me encogí de hombros.
—Sabes de lo que hablo—apretó su mandíbula.
—En realidad no—dije con desinterés.
—¿Acaso te gusta?—dijo y su voz se entrecorto—¿Es eso?
Me quedé callada, El no me gustaba en lo absoluto. Sólo me cayó muy bien. Me ayudó a olvidarme de toda esta pesadilla por un rato.
—¡Contesta!—gritó—¿Te gusta Eidren?—exclamo con enfado.
—¡¡No!!—le grite—Eres un maldito celoso posesivo.
Se acercó aun mas, acorralándome entre la pared y él. Miró mis labios y relamió los suyos.
—Eres Mía, Malditasea—exclamo y me beso. Por inercia quise apartarlo de mi de un empujón pero su fuerza no era rival para mí. Me apretó más contra Sí. Y besó mi cuello.
—¿Por que no lo entiendes?—susurro—Eres sólo mía. Sólo para mí.
Un carraspeo se hizo presente en el salón—Yo...lo siento señor. Sólo venía a entregarle los pases para el evento de esta noche—dijo una apenada Magdalena.
—Déjalos en mi despacho—bufo—Y no vuelvas a interrumpirme de esa manera.
Ella muy apenada se retiró y nos dejó nuevamente solos.
—Debes arreglarte—Dijo frío—Es tarde. El evento comienza en una hora menos 5.
—Bien. Sólo no entres a la habitación—le pedí.
—De acuerdo—accedió—Me arreglaré en la habitación de al lado. Asentí y le agradecí internamente.
Subí de prisa a la habitación y prepare la bañera. La llene con suficiente agua caliente, proporcione sales y aromas y me adentré en ella. Me di un relajante baño y luego salí, me enrolle en una toalla, coloque mi ropa interior y luego el vestido, seque mi cabello. Hasta dejarlo totalmente liso, hice algunos risos en las puntas. Me coloqué mis tacones rojos y los accesorios. Maquille mis ojos con un lindo color cobrizo. Mis cejas, y finalmente mis labios de un rojo oscuro y opaco.
Ya lista, decidí perfumarme. Así que fui al baño y en la repisa encontré un perfume de victoria secret, me.lo aplique junto a una crema aromática. Tome un bolso de mano n***o y salí. Baje las largas escaleras y allí se encontraba Noah. Su expresión al verme es indescriptible. Sus ojos tornaron un brillo. Su boca se abrió un poco y de ella salió una enorme sonrisa.
—Estas Preciosa Ángela—dijo con admiración—Soy afortunado al tenerte conmigo está noche.
No puedo negar que se veía jodidamente guapo, era el dios griego mas bello que nunca vi. Cargaba puesto una camisa a botones color vinotinto y por encima de esta un smoking n***o, su cabello estaba húmedo y peinado de lado.
—Tu también luces muy bien—dije seria—Pero no creas que lo hago por ti, sólo quería lucir bien esta noche. No te sientas especial.
—Me da igual—dijo en tono neutro—Solo no me avergüences está noche—dijo haciendo un gesto.
—¿Que insinúas?—enarque una ceja—¿Que no se de etiqueta y protocolo?
—No lo he dicho yo—dijo burlón
—Se comportarme—dije y arrugue mi nariz—Mejor que tú incluso.—dije con tono molesto
—Cuando te enojas arrugas la nariz de una manera muy tierna—dijo y sonrió.
—No hagas eso.—dije aún mas molesta y me crucé de brazos. Mis mejillas ardían.—Cuando estamos discutiendo no puedes decir cosas así.
—¿Y si lo hago qué?—me reto.
—Me dan ganas de besarte—respondí por inercia al darme cuenta de lo que había dicho cubrí mi boca con mis manos.
—¡Hazlo!—dijo retándome y luego sonrió.
Disminuí la distancia que nos separará, uniendo nuestros labios. Le bese con desespero y ansias. Como si anhelaba este momento hace mucho. El me correspondió de inmediato. Con una de sus manos masajeaba mi muslo y con la otra sostenía mi cuello.
Me percaté de lo que estaba haciendo y me alejé rápidamente retrocedí 2 pasos por inercia. Y el borró su sonrisa.
—Yo....Lo siento—Dije apenada—actúe por impulso
—Es mejor que nos vayamos ya—respondió y camino delante de mi a paso rápido.
Asentí y caminé detrás de él. Bajamos al primer piso y fuimos directo a su jeep n***o. El condujo en silencio y yo me digne a sólo mirar por la ventana. Llegamos al club. Y el aparco en el estacionamiento. Bajamos y fuimos directo al salón principal.
—Antes de entrar—dijo rápidamente tomándome del brazo para que no entrará aún—No quiero que hables con nadie allí dentro. Evita el contacto visual. Y sobretodo no te le acerques a nadie. Sonríe y asiente—me mando.
—Bien..—dije.
Entrelace mi brazo Con el suyo y a el pareció agradarle la idea. Sonrió al sentir mi tacto.
—Buenas noches señores White—dijo un mayordomo—Pasen por favor.
Entramos y le seguimos hasta una mesa para dos.
—Esta será su mesa está noche espero y estén conforme—dijo amablemente.
—Si, está bien—dijo Noah frío.
—Bien. Desean algo de beber y comer?—inquirió
—Ehm.. sí—Respondió—Un vino del 92 y el plato principal—ordeno—Por favor.
El mayordomo asintió y se fue. Nos dejó solos y yo sentí algo de nervios.
En eso se acercó el rubio Eidren.
—Señor—saludo.
—Eidren—respondió
—Angela—dijo y besó mi mejilla.
—Eidren—Exclame y le abracé adoraba a ese chico.
—¿Puedo sentarme aquí?—pregunto y yo asentí, el movió una silla que estaba en otra mesa y la coloco a lado de la mía.
Nos pusimos a conversar de distintos temas triviales. Cosas comunes, Este chico sabía cómo hacer sonreír a cualquiera.
Un carraspeo nos hizo detenernos en seco. Y callarnos.
—Angela necesito hablar contigo—dijo en tono enfadado—Ahora—casi grito.
Asentí y me levante de la mesa.
—Discúlpame Eidren—dije y el.hizo un gesto.
Seguí a Noah y el fue a la parte trasera del salón que constaba de un lindo jardín.
—¿Quieres que lo mate?—dijo serio y me asuste—¿Es eso?
—¿De que hablas?—dije confusa
—De Eidren—dijo y apretó su mandíbula—es uno de mis mejores hombres.
—¡Estas loco!—le grite—Es muy buen chico y un gran amigo.
—Pero tu eres mía—dijo con voz suave—Ver como te coquetea y tu le correspondes me hace hervir la sangre.
—¡No le coqueteo maldito celoso!—exclame molesta
—Bien..—respiro profundo—Solo trata de mantenerte al margen
—Solo te diré que no pienso dejar de hablarle a Eidren—Dije firme
—Solo no lo mires de otra forma—dijo serio
—De acuerdo—dije sin más
El me tomo de la mano y entrelazó nuestros dedos. Entramos de nuevo al salón y me llevo a la pista de baile.
—¿Te gusta bailar?—me susurró.
—Si me encanta—dije alegre.
—Disfrutemos la noche—dijo divertido—¿No más problemas?
—No más problemas—acepte y el sonrió.
La noche se puso mejor, no paramos de bailar en toda la noche. Tanto las canciones rápidas como lentas. Debo decir que era un gran bailarín y yo no me quedé atrás.
—Bailas muy bien—dijo alegre cerca de mi oído
—Tu no te quedas atrás—dije riendo.
Paramos y fuimos por algo de beber. Nos tomamos unos cócteles de piña y luego nos sentamos un rato. Hablamos de cosas triviales.
—¿La estas pasando bien?—pregunto nervioso
—Demasiado bien, mas de lo que imaginé—dije sincera.
—Me alegra oír eso—dijo feliz—Quiero que nos llevemos mejor.
—Eso me agrada—Dije firme—Yo ya acepte que este es mi destino y debo afrontarlo
—¡No!—negó—No quiero que sea por obligación quiero que sea por voluntad propia.
—Entonces necesitaré tiempo.—me encogí de hombros.
—¿Tanto te cuesta?—me pregunto
—No es fácil—dije—Y más cuando es por obligación.
—Trato de entenderte por más que me cueste.—dijo serio.
—No parece—dije firme.
—Lo intento en serio—dijo suave.
—Esfuérzate más—le pedí
—Lo intentaré si tu también lo intentas—dijo calmado.
—Solo necesito tiempo.—dije abatida.
—Angela lo siento—dijo en un hilo de voz—¡Pero me gustas como nunca nadie lo ha hecho!
Dijo y sentí como la muralla que construí para mantenerme alejada de el se caía, el no podía gustar de mi, ¿Como? Es imposible. Como se supone que te puede gustar quien te obligo a estar con él?, No no no no y no.
Te gusta Noah y lo sabes...-Grito mi subconsciente.
¿Me gusta Noah? No no no.