El flash de la cámara se hizo presente y Daniel con sus ojos cerrados pudo sentir el aroma de ese spray que usaba su hija en Irene. No sabía por qué, pero le hizo sonreír al momento que él se separó de ella. Aunque el beso fue falso y solo para hacer que esa relación ilusoria tuviera una historia que contar, en el fondo… muy en el fondo de su corazón al celestial le gustó, pero por supuesto él no lo iba a admitir ni a decir en voz alta. No quería enamorarse, y que la vida una vez mas le volviera a arrancar su felicidad, así que con eso en mente Daniel se dijo a sí mismo: «Irene es muy moldeable, servirá para esta misión… me ha besado en dos ocasiones y ni siquiera se ha quejado» pensó el celestial apartándose de ella y poco tiempo después los meseros que les tomaron las fotos les entregar