Capítulo 38: Malos Entendidos

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Lo pensó un momento, luego asintió. La hizo pasar primero cuando abrió la puerta del ascensor, también cuando llegaron al sótano, que era donde estaba el estacionamiento del corporativo. El guardia de seguridad le dio las buenas noches y le entrego la llave del auto. Le abrió la puerta del copiloto y después ocupo su lugar al frente del volante. Román Assad se quedo detrás de una columna cuando los vio entrar al auto y maldijo entre dientes. Bruno había bebido algo de alcohol, además estaba bastante distraído, no podía dejar de pensar en Larissa y lo que Octavio pudo haberle hecho después de amenazarlo en el club. Salieron del estacionamiento, pero unas calles adelante estaciono el auto.  —Creo que bebí un poco mas de lo recomendable. ¿Sabe manejar estándar, Adriana? —¿Es en serio? – él

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