Bruno llegó al lugar de moda, estaba atestado, demasiado oscuro y la música exageradamente alta. La rubia ojiazul que llevaba colgada del brazo le sonreía a todo el mundo como luciendo un trofeo, a él, por su puesto y ella era la de turno, habían salido antes, solo que él no era una celebridad todavía. La había escogido tan solo porque, estaba disponible y muy dispuesta, le dejó muy en claro que podían hacer cualquier cosa que él quisiera, fuera lo que fuera. El club era muy exclusivo y cuando llegó no tuvo que hacer fila afuera, lo llevaron directo a una sala privada VIP, esta era lo suficientemente grande como para tener tu propia fiesta privada dentro del club, el panel de vidrio permitía ver toda la pista y la barra, pero desde abajo no era posible ver hacia dentro. El servicio no tard