Colgó los vestidos para que no se arrugaran, acomodo los accesorios y los zapatos. Se dio una ducha rápida y se fue a la cama. Al día siguiente salió temprano de la oficina, por primera vez en muchos meses y se preparo para la fiesta de aniversario. El chofer de los Moore paso por ella puntualmente a las ocho de la noche, era una lujosa camioneta AUDI, Bastian llego en su auto. Se reunieron en la entrada, él le ofreció el brazo y ella lo tomo visiblemente nerviosa, los fotografiaron juntos y apretó un poco el brazo de Bastian, él la miro y le dio una mirada reconfortante, decía: "no te preocupes, no pasa nada"
Una vez que superaron el pasillo de las estrellas, entraron al lugar que estaba atestado de gente muy muy elegante. A donde quiera que mirara, esmóquines y hermosos vestidos de noche. Bastian la tomo delicadamente a la mitad de la espalda y la condujo hasta la barra, le entregaron dos copas de champaña. Bastian tenia una mesa reservada para su familia, iba hacia allá cuando un tipo alto, con smoking a la medida, les corto el paso.
—Bastian. ¿Cuánto tiempo sin vernos?
Le estrecho la mano al hombre, pero Larissa podía sentir que Bastian estaba un poco ansioso e incomodo.
—Muy poco, a mi parecer. Mi padre dijo que tienes algunos problemas en la empresa.
—Nada que no se pueda arreglar. Estoy en ello…
—Deberías haberte quedado hasta que el problema se resuelva, no creo que debas estar aquí si la empresa tiene problemas tan serios, pero como ya lo hiciste y la empresa ya p**o por traerte ¡Disfruta la noche, Jasso!
—¡Gracias, Moore! Y… ¿no me vas a presentar a la señorita…?
—Ella es la señorita Larissa Vallejo – el tipo le ofreció la mano a Ari, pero lo dejo con la mano al aire y a ella la tomo por la espalda y la condujo a la mesa – Tenemos que saludar a otras personas.
Larissa, miro hacia atrás, el hombre le sonrió y le guiño un ojo. Volvió la vista al frente y le pregunto a Bastian quien era. No le caía muy bien, porque solo dijo que era un imbécil. Llegaron a la mesa reservada para él y su familia, quienes la saludaron efusivamente y la felicitaron por el ascenso. Ya los conocía a todos, los padres de Bastian eran excelentes personas, habían apoyado a su hijo y a Camila cuando el juicio empezó y los tipos trataron de arruinar la reputación de ella, no lo lograron y después resultaron mas víctimas. Larissa las convenció a todas de presentar su denuncia, fue clave para condenarlos y por eso la familia la apreciaba mucho. Tenia otros hermanos, uno mayor y una menor, el mayor era responsable de la empresa en el Reino Unido y la hermana estaba estudiando pediatría. Todos estaban ahí, no podían faltar ya que era una tradición familiar. Ella se sentía como una intrusa, pero la hicieron sentir como en casa. Alison era muy divertida y Aarón demasiado serio, Bastian por ser el de en medio, era una mezcla entre los dos. Estaban bailando en la pista ella y Alison, cuando la chica se quedo muy quieta y literalmente babeando.
—¡Ali! ¿Qué pasa?
—Ari ¿no me digas que no viste a ese bombón?
—¿Cuál? Hay muchos.
—¡Oye! Claro que hay muchos, la empresa prácticamente los escoge, además del CV, les pide un estudio fotográfico. Son casi modelos.
—¿En serio?
—¡No! ¿Cómo crees?
—Bueno, si parecen, algunos son demasiado atractivos. Como el que saludo a Bastian, no se su nombre, solo lo llamo Jasso.
—¡Ohhh si, Octavio Jasso! Bastian lo aborrece, le dijo a mi padre que lo enviara al polo norte. Es muy guapo, pero es muy creído, todo un burgués. Quiso conquistar a Camila en un coctel, pero después le pidió disculpas y le envió flores.
—¿Es muy coqueto?
—“Coqueto” ¿Quién usa esa palabra todavía?
—¡Yo!
—Es un libertino, un golfo, un Don Juan. Me siento rara usando esas palabras
—¿A ti te ha……?
—No, a mi no me gusta, pero tampoco se atrevería. Aunque es un cretino, puede intentarlo con la novia de Bastian, pero no lo hará con la niña del que firma los cheques, la hija del jefe.
—Entiendo que hay una rivalidad entre ellos.
—Yo creo que hay algo mas, pero Bastian no quiere hablar de eso. Lo siento, debo buscar a mi príncipe azul. Lo acabo de ver pasar nuevamente, casi son las doce, debo buscar a ceniciento antes de que se convierta en calabaza.
—¿Ceniciento? – pero se fue y ya no la escuchó. Iba de regreso a la mesa cuando Octavio Jasso le cortó el paso.
—Señorita…Vallejo, ¿cierto? – le tomó la mano con delicadeza y le depositó un suave beso sobre el dorso.
—¿Y usted es…?
—Octavio Jasso. Me parece que no fuimos presentados correctamente – ella le sonrió, por supuesto, siempre había sido guapa, pero ahora se veía preciosa, ese vestido gris plata le sentaba perfecto, se ajustaba a su cuerpo como un guante y esos tacones tan altos hacían lucir esas piernas kilométricas, de infarto. Si, iba a gozar mucho cuando tuviera esos tacones sobre sus hombros, porque esa sonrisa, era un “si” enorme - ¿Eres parte de la compañía o solo la acompañante de Bastian?
La sonrisa de Larissa se desvaneció ¿Qué estaba insinuando este tipo? ¿Qué clase de mujer creía que era ella? Respiro hondo varías veces, no quería hacer una escena, miro a su alrededor, pero su ángel guardián no se veía por ningún lado.
—¡Lo lamentó Sr. Jasso, pero temo que debo excusarme! – se dio la vuelta y lo dejó ahí parado, o eso pensó porque enseguida apareció a su lado.
—¡Lo siento! Mi intención no era ofenderte. Es solo una simple pregunta.
—¡Bastante grosera y especulativa! Me vio en la mesa del Sr. Moore, junto a toda su familia. ¿Me cree una descarada como para frecuentar a la familia? Su esposa es mi mejor amiga.
—¡Ohh si! La bellísima Camila. Sin embargo, no responde a mi pregunta.
—Ok, creo que lo entendí mal. Trabajo en la compañía, aquí en Estados Unidos – ella volvió a sonreír apenada y sonrojada. Octavio la miraba fijamente, tanto que la ponía nerviosa e incómoda.
—Yo soy el Director Nacional México, aunque también estoy a cargo de América del Sur – no podía quitarle los ojos de encima, esos hermosos labios lucían más prominentes con el color rojo, aunque al natural le sentaban mejor porque tenían un tono rosa intenso, lo recordaba bien, la nariz era pequeña y sus oídos, eran diminutos, aunque no por ello discordaban con el conjunto completo de su hermoso rostro, su piel era morena clara, su cabello rizado castaño oscuro y sus ojos tenia un exótico color verde jade, casi con seguridad media mas de 1.70 y sus tacones tenían como diez centímetros de altura.
—Sr. Jasso ¿Por qué me mira de esa manera? Me hace sentir ansiosa y un poco incómoda.
—¡Vaya! Si que eres directa - la muy insolente, no se le quitaba la costumbre.
—¡Lo siento! No quise ser insolente.
—No te preocupes, más bien es “refrescante”. Esta uno muy acostumbrado a que las mujeres sean muy… complacientes, algo de irreverencia es interesante. Lo qué pasa es que… creo haberte visto en otro lugar, me pareces tan familiar.
—¡¿De verdad?! Bueno…. lamento no poder decir lo mismo.
—¿Ni un poco? - ella negó con una sonrisa ¿la pequeña idiota le tomaba el pelo? No podía no recordarlo - ¿Cuántos años tienes?
—25 ¿Por qué?
—Pensé qué tal vez te recordaba de la escuela – un mesero pasó y les ofreció champaña, tomó dos copas y le dio una, ella la tomó algo renuente.
—¿No tomas?
—Muy poco. ¿Y tú, cuantos años tienes?
—Casi 30. Beber champaña no es como tomar y es una fecha muy importante para la empresa. Brindemos porque cumpla muchos años más.
Chocaron las copas y ella se llevó la suya a los labios, hizo una adorable mueca cuando las burbujas atacaron sus papilas gustativas. Él hizo lo mismo con su copa, pero obviamente estaba acostumbrado, pensó en lo que esa mujer le hacía sentir, solo que no era amor o adoración, más bien era como una obsesión, un deseo irrefrenable y una enorme necesidad de venganza. Se estaban sonriendo mutuamente cuando Bastian se acercó y le dijo que tenían que irse porque Camilla estaba algo inquieta.
—Ella puede quedarse, Moore. Yo la llevaré sana y salva a casa.
Bastian dejó a Larissa con la palabra en la boca, no le permitió contestar, lo hizo él, pero le contesto de manera agresiva y grosera que: ni lo soñara. La tomó a ella por la espalda y la condujo hasta la mesa. Se despidieron de todos y Bastian pido que llevaran la camioneta para que regresara a su apartamento. Larissa le pidió que la llamara en cuanto supiera si Camila estaba bien. El coche de él llegó primero entonces le pidió, es más, le suplicó que por ningún motivo se fuera con Octavio Jasso, él tenía que irse ya porque estaba preocupado por Camila.
Estaba esperando que trajeran la camioneta y unos metros más atrás otro hombre la observaba. Alison estaba con él, no pudo localizar a su ceniciento y se encontró con Bruno Orellana, el hermano de su mejor amiga. Su padre lo había invitado con la intención de que se conocieran y surgiera algún romance entre ellos, pero ya se conocían y fuera de una amistad algo reservada, no había nada entre ellos. Ella le estaba preguntando por Susi, pero él parecía hipnotizado con la figura femenina que tenía enfrente, una preciosa mujer de vestido plateado, su hermoso trasero se apreciaba perfectamente por la caída de la tela de su vestido.
—¡Dios Bruno! Pareces idiotizado. La conozco, por cierto, podría presentártela. Trabaja en la empresa con Bastian y es la mejor amiga de Camilla. Sin embargo, no sé qué tan buena idea sea, porque, tú eres un libertino, jamás tomas a una mujer en serio y ella no es una mujer para jugar. Es una mujer para casarse, tener hijitos y jugar a la casita feliz. Es lo menos que se merece después de lo que le ha pasado.
—¿Nunca te han dicho que hablas demasiado?
—¡En realidad, si! ¿Entonces? es ahora o nunca.
—Con lo de: “Es una mujer para casarse, tener hijitos y jugar a la casita feliz” Me perdiste, yo todavía no estoy para esas cosas, ni siquiera sé si algún día estaré preparado para eso.
—Pues mejor, porque Bastian la protege tanto como a Camila. Si Octavio Jasso o tú, se le paran enfrente, tendrán que pasar por sobre Bastian y Camila juntos, además de la familia completa.
—¿Porque tanto amor e interés por una desconocida? – bebió su copa, sin apartar los ojos de la peligrosa alucinación.
—¿Qué te pasa? Ari no es una desconocida.
—¿Ari? Se llama Ariana supongo.
—No, se llama Larissa.
—¿Y a quién diablos se le ocurrió llamarla "Ari"? – puso los ojos en blanco ante lo ridículo del sobrenombre.
—Desde que la conocimos Cami y Bastian la llaman así. ¡Tranquilo! Te molestas como si fuera algo tuyo – se deleitó con el, casi imperceptible rubor que se extendió por sus mejillas y ella gozaría avergonzándolo más – Susi me contó alguna vez que de niño eras muy egoísta con tus juguetes, que tú palabra favorita era “mío”. Mío esto, mío lo otro. ¡¡Jajajajajajaja!! Me preguntó, ¿cuál será la palabra proporcional ahora que eres un adulto funcional?: “Mi propiedad”.
—¡Jaja! Muy graciosa – la camioneta de lujo que recogió a la chica del vestido plateado lo sorprendió, quien enviaría semejante vehículo para recogerla. Sentía que la rabia subía por su estómago y amenazaba con llegar a su garganta.