When you visit our website, if you give your consent, we will use cookies to allow us to collect data for aggregated statistics to improve our service and remember your choice for future visits. Cookie Policy & Privacy Policy
Dear Reader, we use the permissions associated with cookies to keep our website running smoothly and to provide you with personalized content that better meets your needs and ensure the best reading experience. At any time, you can change your permissions for the cookie settings below.
If you would like to learn more about our Cookie, you can click on Privacy Policy.
Bruno estaba en su oficina maldiciendo como un camionero y cada empleado de la empresa que se acercaba a la oficina del director, miraba con aprensión a la pobre secretaria que cada vez que se escuchaba una maldición, se encogía sobre su asiento. No había sido una primera impresión muy buena, el jefe era un energúmeno. No hacía más que vociferar órdenes, le pidió localizar a un detective privado y cuando ella le pidió el número, le dijo que lo investigara, que ese era su trabajo, que para eso se le pagaba, fue suficiente para pensar en renunciar. Román Assad fue designado su representante legal en la filial de México y cuando salió de la oficina del colérico Bruno Orellana, se las ingenio para convencer a la Señorita De Alba para que se quedara, él mismo le ayudó a buscar el número del inv