Su auto nuevo no llego, estaría esperándola mañana a primera hora. Salía del edificio cuando una BMW aparco frente a ella. —¡Hola Larissa! Su corazón empezó a latir muy rápido, el recuerdo del beso en el restaurante y la expectativa de que habría mas, la tenían muy nerviosa y sus manos sudaban. Su respiración se aceleraba a cada paso que daba y se acercaba mas a él. De pronto recordó que Octavio seguía en su oficina, estaba revisando algunos proyectos, no era conveniente que los viera juntos. —Si quitas esa sonrisa de tu cara, puedes llevarme a cenar. —¿Y luego a casa? —Empecemos con la cena – le abrió la puerta y le ayudo a entrar. Mientras él rodeaba el auto y tomaba asiento, ella miro hacia arriba, la luz en la oficina de su jefe seguía prendida, Octavio aun estaba ahí. La cena f