Un taxi se paró justo cuando ella levantó la mano, subió de prisa, alguien salió corriendo del edifico y agitaba las manos. Pidió que la llevaran al hotel, dejaría sus maletas, comería algo rápido y comenzaría a buscar un abogado para su madre, mientras comía estuvo llamando y pidiendo citas, los que estaban mejor recomendados, eran los que no tenían citas disponibles y los que seguían, estaban un poco menos saturados, hasta llegar a los menos confiables, ya que incluso rogaban porque solicitaras una cita.
Pidió cita con uno en un rango intermedio, porque además tenía que conseguir uno que no fuera tan costoso. No tenía idea de cuánto tiempo podía llevarse el proceso y si tenía que pagar la fianza. Y además, si no salía pronto, tendría que renunciar a su trabajo y regresar a Mexico, conseguir otro trabajo y tan bien remunerado sería difícil. Incluso tenía que conseguir alojamiento permanente y pagar sus gastos, además de los gastos de su madre dentro de la cárcel, había oído historias horribles de la prisión, no quería que su madre estuviera un minuto más de lo absolutamente indispensable. El abogado se llamaba Andrés Vallarta, tomó el caso enseguida, pero le asignó a un pasante para que la acompañara al Centro de Reinserción Social Femenil. No pudo ver a su madre, no se los permitieron y el pasante no hizo, mi dijo nada, le dijo que no se podía hacer nada porque ya era tarde, que tenían que volver al día siguiente muy temprano. Ya de regreso al hotel, recibió la llamada de Camila y Bastian, por pena no les dijo nada de lo que pasaba con su madre y la empresa, tuvo que inventar que su madre estaba hospitalizada y que tendría que quedarse varios días hasta que la dieran de alta. No quería decirles qué tal vez iba a tener que renunciar, hasta que hablara con ella y supiera que tan grave era la situación. No pudo dormir nada y apenas dieron las seis de la mañana se levantó. Se bañó, se vistió y bajo al pequeño restaurante a desayunar. Llamó a Caro y le preguntó si había alguna novedad o problema con el trabajo, pero ella le dijo que no, que todo estaba perfecto, que no se preocupara y que disfrutara de sus vacaciones.
A las ocho se reunió con el abogado, ellos ya habían averiguado sobre el caso y le aseguraron que hoy sí podría ver a su madre, que el caso de ella fue asignado a una defensor de oficio y que era uno más de los miles de casos que no se atendían debidamente, pero que ellos le ayudarían, que no se preocupara. Andrés Vallarta si logro que la dejaran ver a su madre, se presentó con ella y le dijo que haría todo lo posible por sacarla rápido de la cárcel, después las dejó solas.
Larissa abrazó a su madre, pero un custodio les gritó que se separaran, no se permitía el contacto físico entre los internos y los visitantes. Su madre lloraba desconsolada, pidiéndole perdón. Larissa tenía un nudo de lágrimas que no la dejaba hablar, solo podía negar con la cabeza y tratar de tomar su mano a escondidas, apenas se tocaban los dedos sobre la mesa metálica, fría y desnuda. No quería ver a su madre en ese lugar, quería llevársela ahora mismo, no quería que pasara un segundo mas ahí.
—Hija, no hice nada de lo que ellos dicen. ¡Te lo juro!
—¡Lo sé, mama! ¿Como crees que yo podría pensar que lo hiciste? Se que fue Santiago Vallejo.
—Es tu padre, porque lo llamas así.
—Mama. Él…. me robo todo el dinero que teníamos ahorrado y…. bueno no lo sé, trato, trato de entrar a mi habitación ¿con que intenciones? No quiero saberlo.
—¡Dios mío! ¿Cómo pudo? ¿Cómo se atrevió? Lo siento mucho, mi amor. Debí hacerte caso, debí irme contigo a Estados Unidos, soy una tonta. Es solo que…. pensé que me amaba, era muy parco en sus demostraciones de amor, pero……
—Ya no importa, mama. Ahora lo único que importa, es que salgas de aquí.
—¿Como vamos a pagar el abogado? Tenia dinero en la caja fuerte y mis joyas, puedes venderlas.
—No mama, mi padre se llevo todo, saqueo tu joyero. Es un bastardo, no dejo nada. Alcance a recoger algunas cosas y pude rescatar mis joyas, al menos esas no se las llevo. La casa y la empresa están embargadas, las van a rematar, pero no te preocupes, yo me encargare del abogado. ¿Cómo estas aquí? ¿Qué necesitas?
—¡Bien, bien! No te preocupes. Habla con el abogado de tus abuelos, la casa no la pueden tocar, tienen que hacer algo.
—Ok ok, lo buscare. ¡Mama, por favor! Te veo intranquila. Puedes decirme lo que sea, lo que necesites, lo conseguiré.
Ella se inclino bastante sobre la mesa y bajo la voz a casi un susurro.
—Hay mujeres aquí que, te amenazan, te piden dinero para protección, pero de ellas misma, todas tienen que pagar o pelear.
Noto nerviosismo en la voz.
—¡Tranquila! No te preocupes, te daré el dinero para pagar.
El abogado llego y se sentó para explicarles como estaba la situación. Larissa y su madre no podían creer lo que escuchaban. La situación era tan absurda y rebuscada, alguien hizo la denuncia inventando cosas y situaciones estupidas, el gran problema era que, había un enorme desfalco y debido al monto, su madre no alcanzaba fianza, necesitabas cubrir casi por completo el monto del desfalco para que aceptaran fijar una fianza, ademas de que no podía salir del país hasta que el caso se cerrara. A todas luces, la situación era inconcebible, no podía pagar tanto dinero, quizá con lo que tenían ahorrado pero ese dinero ya no estaba disponible.
El abogado acompaño a Larissa hasta su hotel. Le dijo que alguien había insinuado que ella era complice de su madre, pero al no haber pruebas que la vincularan, no podían acusarla de nada. Sin embargo, no podía salir del país. Estaban hundidas, las dos, pero al menos ella no estaba encerrada y ahora le tocaba informarle a Camila y Bastian que no podía regresar a la empresa, aunque no podía decirles que estaba bajo sospecha por desfalco. No los llamo, se quedo llorando toda la noche, ni siquiera durmió un poco. Lloro por lo que hizo su padre, por su madre, por su trabajo y porque no quería que sus angeles guardianes se enteraran de lo que había pasado con su familia ¿Qué iban a pensar de ella si lo sabían? Bastian ya no confiaría en ella para dejarla a cargo de los presupuestos de su empresa. El teléfono la despertó cuando casi se quedaba dormida. Era Camila, obviamente no iba a esperar que la llamara si la noche anterior no lo hizo.
—¡Buenos días, Camila!
—¡Ari! ¡Por Dios! me tienes en ascuas. Dime ¿qué paso con tu madre?
—Esta… esta… enferma, mucho. Creo que….. no puedo… regresar ahora. ¡Lo siento, perdón! No quería defraudarlos, ni a ti, ni a Bastian.
—¡Ohh, querida! No te preocupes. Y no vas a renunciar, si eso es lo que pensabas, necesitas quedarte en Mexico por tu madre. Lo arreglaremos, la empresa tiene filiales. Y le dire a Bastian que arregle el traslado de tu madre a uno de los mejores hospitales, no te preocupes, todo estará bien.
—¡No! Lo siento, no quise gritarte, es que…. ya, ya esta en el mejor hospital de neurología, no será necesario que Bastian se moleste. Sin embargo, si voy a tomarte la palabra y te lo agradezco infinitamente. Puedo tomar el puesto que sea, en el área que sea.
—Hablare con Bastian y te llamo mas tarde. Por lo pronto, tu despreocupate y cuida a tu mama.
—¡Gracias, Camila! Ustedes me ayudan tanto, no se como pagarles todo lo que hacen por mi.
—No digas eso….. tu ya pagaste con creces, cualquier cosa que hagamos por ti, no es nada comparado. Pero ya, no hablemos mas de eso.
—¿Cómo estas tú? ¿Cómo te sientes?
—Bien, mi precioso bebe esta bien también. Solo que ya no puedo con esta enorme barriga, casi no puedo moverme y ¿sabes? ¡Dios! las hormonas me tiene loca y el pobre Bastian apenas duerme, aunque esta muy feliz y contento. Aunque ahora se me esconde ¡el muy desgraciado! – Larissa se estaba riendo con las cosas que decía y ella no le veía la gracias – ¡Oye! No te rías, el tiene la culpa de mi estado y ahora no quiere afrontar las consecuencias.
—No creo que se resista demasiado, te ama.
—No creerías lo cobarde que se ha vuelto en estos días.
—Bueno, ten paciencia, en cuanto el bebe nazca, tu estarás tan ocupada que el se arrastrara a tus pies llamando tu atención y podrás desquitarte de el.
—¡Vaya! No lo había pensado, tienes razón. Voy a hacer que pague todas las que me debe.
—¡Camila¡ es mi jefe, no le digas que yo te di la idea.
—No lo haré. Te amo, querida. Cuidate mucho y dale un beso a tu madre de mi parte.
—¡Claro! Yo también te amo, cuidate mucho y llamaré.
Volvió a llorar después de colgar el teléfono. Como siempre, Camila sacándola de problemas. Al menos podrían conservar su empleo y tendría el dinero suficiente para pagar al abogado y la protección de su madre en el centro penitenciario. Por la tarde el abogado la llamo, le informo que tenia que firmar unos documentos y le confirmo que había entregado el dinero que su madre necesitaba y que ella le pidió el favor de entregarlo, no sabia como se hacían esas cosas, pero los abogados si podían entregar cosas o conocían a la gente adecuada para hacerlo. Por ese lado se quedo tranquila, no iba a permitir que su madre sufriera.
Bastian la llamo y le dijo que había un puesto libre en la filial de Mexico. Tenia que ayudar a Octavio Jasso con los problemas de la empresa, era como una supervisora para Bastian, lo tenia en la mira, pero para Octavio, seria su nueva administradora, debería poner en orden el desastre de empresa que Jasso tenia y supervisar sus manejos. En cuanto terminaran sus vacaciones, debía presentarse en su nuevo puesto y lo mejor de todo, la filial tenia sus oficinas centrales en la misma ciudad donde estaba su madre recluida. Tener mucho cuidado era la prioridad y ser muy discreta y reservada, no podía permitir que nadie se enterara de la verdadera situación de su madre. Los días que restaban para presentarse a trabajar, visitó a su madre, todas las veces que se lo permitieron y todo el tiempo que fue posible.