Capítulo 1: Perdido
En una llanura desértica sumida casi completamente en la oscuridad, una figura avanzaba con preocupación y temor a través de aquellas tierras áridas que despedían una ligera fragancia similar al mineral de azufre. A su alrededor la vasta nada se extendía cubierta por la arena, rocas, osamentas de aberrantes criaturas, y arboles muertos; retorcidos de manera espeluznaste, de un n***o tan profundo; al punto de parecer carbonizados por las llamas del fuego. Si alguien se acercara lo suficiente. Notaría que la figura que avanzaba sobre esa llanura; tratando de tragarse el miedo por la garganta, no era realmente alta. De hecho, ni siquiera parecía ser un adulto. Quien avanzaba en ese yermo de inconmensurable oscuridad, no era otro que un niño de once años.
De piel blanca, cabellera rubia; un poco desalineada y ojos azules, el joven Timothy Johnson vestía el típico atuendo de los niños exploradores: botas, pantalones cortos, camisa y un pañuelo rojo que adornaba su cuello. Como detalle adicional a su conjunto, en su espalda descansaba una mochila y en el lado izquierdo de su cinturón, una cantimplora se balanceaba con cada paso que daba ¿El Cómo había llegado a ese lugar? Era en realidad un misterio, aunque no completamente. Lo último que recordaba era posar para una foto, minutos antes de comenzar una excursión en las montañas con su tropa de exploradores. Fue precisamente en el momento del destello del flash, que la luz de la cámara lo cegó por completo. De manera instantánea, su visión se desvaneció ante el resplandor. Mientras trataba de protegerse, cubriendo sus ojos con las manos.
Cuando finalmente Timothy, o Tim como sus amigos solían llamarlo, recobró la vista, descubrió con sorpresa y horror que ya no se encontraba en el mismo lugar donde su líder de la tropa el Sr. Harris había establecido como punto de partida para la expedición. El bosque al pie de la montaña se desvaneció ante los destellos residuales aun en su vista, transformándose en un páramo desértico de arenas grisáceas, rocas, y árboles retorcidos. Sobre su cabeza la tenue luz de una extraña luna llena se habría paso entre un vasto océano de nubes que bordeaban la mayor parte del cielo, impidiendo que la inmensa oscuridad engullera el páramo en una completa vorágine de sombras.
Absorto ante el increíble giro de los acontecimientos, Tim cayó rápidamente en la desesperación. Y asustado comenzó a gritar incansablemente solicitando ayuda, una ayuda que al parecer nunca llegaría, Tim estaba solo. Viendo sus esfuerzos frustrados, al no recibir respuesta alguna a sus suplicas. Se desmorono de rodillas y con las manos en el suelo ¡Que estaba sucediendo! ¿Acaso esto era una especie de broma? Se cuestiono dudoso, tratando de comprender lo que había sucedido y el cómo termino en ese lugar.
Timothy Johnson era el menor de dos hermanos; hijo de un padre piloto comercial y una madre dedicada a las labores del hogar. Vivió durante dos años en constantes mudanzas, debido al trabajo de su padre. Sin embargo, hacia más de un año, gracias a una oferta de empleo estable para su padre en Chicago, finalmente se asentarían de manera permanente en esa ciudad. Las frecuentes mudanzas habían hecho que a Tim le resultara difícil integrarse con otros niños de su edad. Cambiar de escuela constantemente, la ausencia de una figura paterna la mayor parte del tiempo, y no poder mantener amistades a largo plazo había minado su confianza.
Preocupada por la difícil situación por la que se encontraba pasando su pequeño hijo, intentando integrarse a la comunidad. La madre de Tim comenzó a acercarse a otras madres del vecindario, solicitando algún consejo e incluso pidiéndole que sus hijos se acercaran a jugar con él. Entre las múltiples conversaciones que tuvo, algunas vecinas la aconsejaron sugirió inscribirlo en una tropa de exploradores. Al escuchar dicha idea, ella pensó que podría ser una buena manera de ayudar a Tim a adaptarse. Después de todo, muchas familias del vecindario parecían involucrarse en esta actividad. Sin mencionar que una actividad al aire libre sería una buena distracción para él.
Inscribir a Tim en una tropa de niños exploradores terminaría convirtiéndose en un gran acierto. Las constantes reuniones, sana competencia, activades, insignias al mérito y el compañerismo, aumentaron su confianza. Realmente no era malo en ello, a pesar de tener algunas dudas sobre sí mismo al principio. Gracias a esto finalmente pudo desenvolverse, saliendo de su caparazón. Permitiéndole hacer rápidamente algunos amigos; en su mayoría, chicos del vecindario y compañeros de escuela. Con el pasar del tiempo fue gano habilidad en algunas actividades y diciplina, que le valieron algunas insignias al mérito, las cuales portaría con orgullo.
—Tranquilízate Tim, al menos no es agua— se dijo a sí mismo con voz temblorosa—¿Que haría el líder de tropa Harris en esta situación? Piensa, piensa— se detuvo un momento a meditar, y reformulo la pregunta—No que haría el líder de tropa Harris ¿Qué haría un explorador en esta situación? — Entendiendo que no tenía las mismas capacidades que si líder de tropa, decidido plantearse ¿cómo resolvería una persona inexperta esa situación? A pesar de ello, pocas ideas se le vinieron a la mente, ante el miedo y la preocupación que lo invadían. Sin saber que más hacer, seco de la mochila la guía de exploradores. Era un libro que todos los exploradores en la tropa tenían. En él encontraban instrucciones, consejos y métodos para sobrevivir en la naturaleza.
Sin detenerse mucho a pensar, rebusco entre las páginas amarillentas del libro, cualquier sección o contenido que le resultar de algún modo útil. Y en efecto, para su sorpresa, encontró una. Era el capítulo 7 de su libro, titulado "Perdido en un entorno desconocido". El primer punto, y lo que lo hizo recobrar finalmente la compostura, fue "1. Mantén la calma". En dicho punto se describía lo peligroso que resultaba caer en el miedo o la desesperación en situaciones como esa, recomendando mantener la cabeza fría. Tratando de tranquilizarse un poco, respiró profundamente y exhaló varias veces. Después de un rato, logró relajarse.
A continuación, leyó el punto "2. Busca señales de civilización". Alzando la vista del libro, observó detenidamente a su alrededor. Solo veía rocas, huesos, y árboles muertos sin importar dónde posara la mirada. Sin embargo, a la distancia notó algo que llamó su atención. Aunque estaba demasiado lejos para distinguirlo claramente. Tomando un pequeño catalejo de uno de sus bolsillos, inspeccionó el objeto en cuestión. Aunque el catalejo no aumentaba mucho, logró identificar una especie de estructura alta. Sin una mejor opción, y considerando los puntos marcados en el libro. Decidido dirigirse a esa estructura, con algo de suerte podría encontrar persona en ese lugar, e incluso podrían indicarle como regresar a casa. Sin nada que perder, cerro la guía que guardo nuevamente en su mochila y comenzando a caminar hacia aquella dirección, temeroso al extraño entorne que frente a él se extendía.