CAPÍTULO I: Un día pero no a la vez

1490 Words
Mi concepto de vivir era absorber y hacer todo lo que quisiera, para sentirme llena de alegría. Me gustaba ir a fiestas, beber y emborracharme, sólo para sentirme más presente, más consciente de que estaba viva, pisando la tierra. Tenía una sensación de inmortalidad, poder y soberbia cada noche, en cada trago, en cada palabra, en cada acto derrochaba adrenalina. Vivía con mis padres y a pesar de ser mayor de edad, tenía que notificarles que saldría a lo que ellos se negaban o hacían muecas de desagrado. Ellos decían que las personas con las que estaba me harían daño; el mundo donde me estaba desenvolviendo era dañino, podía terminar incluso muerta. Yo era muy irreverente, iba siempre a donde quería, para mi eso era vivir. Todo terminaba al llegar a casa en la madrugada, oliendo a alcohol, vomitando, deprimida, más vacía que el día anterior, escuchando sus discusiones. Me dormía profundamente para al día siguiente no querer levantarme por la vergüenza, pero nunca le he prestado demasiada atención a lo que puedo sentir en algunos casos, así que me levantaba, comía e ignoraba lo ocurrido. La vida siempre te da un par de cachetadas con un bate para que reacciones, te pone en su sitio, te hace ver dónde estás y lo que estás haciendo. En esta ocasión, no fue diferente. Todo comenzó una noche de fiesta con una amiga y su pareja. Yo tenía confianza con esta chica, solíamos salir, estar juntas en su casa, ir a fiestas, beber, éramos unidas. Ese día salí de mi casa triste dispuesta a comprar alcohol para tomar y borrarme la memoria. Justo cuando venía llegando a casa me la encontré. — Hey ¿que estás haciendo? ¿a dónde vas con eso?— Recuerdo que me lo dijo riéndose, muy amorosa con su pareja, mientras miraba lo que tenía en mano. Respondí. — Tengo ganas de tomar.— Sonreí mostrándole la botella. — Pues vamos a beber aquí, invitamos a los chicos.— Mencionó de manera pícara. Yo acepté ya que cuando eso pasaba podía olvidar lo que me agobiaba, podía reír, y distraerme. Fuimos a buscar a nuestros amigos, pero ninguno quiso beber esa noche, lo cual al principio me pareció muy raro, luego no le di importancia, porque era un día de semana. Entramos a su casa, pusimos música, hicimos comida, contamos chistes, reímos, empezamos a tomar tranquilamente. Era algo incómodo en ocasiones porque ella y su novio empezaban a besarse, y yo solo volteaba distraída o me servía un trago. Pasada la noche todo fue aumentando, ella y yo empezamos a bailar, a cantar, el novio la miraba morbosamente, la tocaba. Pensé en irme, pero recordé mi casa, los problemas que seguramente tendría por llegar tarde y decidí continuar. Mientras bailaba con mi amiga sentí que alguien tocó mi trasero, sabía que era él así que me alarme. Ella me da un trago, yo lo tomo para luego irme al baño, porque estaba me sentí muy mareada con ganas de vomitar. Al salir me dirijo a un cuarto, me acuesto en la cama y todo me daba vueltas, era cada vez peor, pero no tenía fuerzas para levantarme e ir a mi casa, que estaba justo al lado. Luego ellos entraron a la habitación, besándose, tocándose; yo estaba tan mareada que no sabía si era real o no, hasta que escucho gemidos, a lo lejos pero cerca, se hacían más intensos, escucho sonidos, respiraciones, la cama moviéndose y luego ya no estoy. No se qué pasó conmigo esa noche. Recuerdo que tocaron mi cuerpo, y que en mi entre pierna entró su m*****o con tanta fuerza provocando gritos de terror y llanto para que me dejaran, pero todo es tan confuso, porque tal vez por el dolor y lo ebria me desmayé. Me viene otro recuerdo donde estoy llorando terriblemente diciéndole a mi amiga que yo no quería eso, a lo que ella comentó su gran deseo de un trio. Me llevo a mi casa y nuevamente perdí la memoria, pero recuerdo claramente que antes de llegar a mi casa, no podía caminar, no tenía mis zapatos, no dejaba de llorar. No recuerdo la hora que llegué, ni recuerdo quién me abrió la puerta, ni lo que ella le dijo a esa persona, pero recuerdo claramente lo mal que me sentí, el dolor, el peso, no podía valerme por mí misma, como si me hubieran drogado. Veía una luz apuntando directamente a mis ojos, sentía dolor en el cuello, estaba dormida en una posición extraña, así que decidí levantarme, me sentía rara, porque me dolían mis partes intimas pero no sabía porqué. Al levantarme veo mi ropa interior tirada en el suelo, y me asombre porque tenía mi ropa normal, hasta que me toque y efectivamente, no tenía nada puesto debajo de mi mono. Recojo lo que esta en el piso y entra mi mamá — Ariana ¿estás bien? . Me dice en un tono demasiado preocupado — Si ¿Por qué?. Respondí sin entender nada — Ariana ¿te violaron? Justo ahí, recordé la noche anterior, fingí tener calma pero por dentro tenía miedo, estaba que explotaba. Entonces mi madre dice que me revise, me mandó al baño. Ingresé sentándome en el inodoro pero todo me dolía, cuando me revise tenía rota mis partes, no podía hacer mis necesidades, tenía mucha sangre seca en las piernas, mi ano estaba muy dañado junto a mi v****a hinchada. Ver eso ocasionó una crisis y un choque con la realidad. Salí alterada llorando sin querer comentarlo pero fui muy evidente. Me empecé a preocupar por lo que pensara mi papá, la vergüenza que todos debieron sentir por mi, mi novio me rechazará, mi hermana menor sufrirá un trauma por mi culpa, mi hermana mayor me confirmara lo inocente y estúpida que fui. Tenis tantos pensamientos en la cabeza que pensé en irme. Llamé a mi novio pero estaba trabajando, así que me comunique con mi hermana mayor para que viniera a buscarme. Llegó enseguida, me llevé pocas cosas pero estaba alterada, fuera de mi, sintiéndome asqueada, sola, con ganas de morir, sin poder asimilar mi situación, pensando cómo afrontar, que hacer, como quitar el dolor, como evitar que mi familia sufra por mi culpa. Al cabo de 15 minutos ya estábamos en su casa. Ella junto a su pareja me enviaron a una habitación para que llorara, pero además de todo lo que tenía me sentía apenada con todos, recordaba que había un vídeo en mi teléfono de mi amiga y yo, bailando, tomándonos fotos, así que lo borré inmediatamente. Trataba de pensar como salir, que decirles a mis padres al regresar, odiaba imaginar la cara de los 3 con decepción, lastima, preocupación y un "te lo advertí". Era de noche cuando mi hermana con su pareja entraron a la habitación donde estaba, tenían en las manos cosas de santería, agua, alcohol, una mezcla amarilla, caracoles pequeños, comida, una estatua pequeña hecha en una base de algo plástico donde se veía claramente el rostro de un indio o algo similar. Yo pensé que no debí venir, era de imaginarse que ellos intentarían ayudarme a través de su religión. Me quedé observando. — Siéntate en el piso. Dijo la pareja de mi hermana. Yo obedecí. —Estamos aquí para ayudarte, haremos una consulta a Olodumare si lo permites, incluso si no quieres igual lo puedo hacer. Añadió en tono firme, mirándome mientras yo me sentía tan indefensa, sin poder de nada. Terminaron de arreglar todo para comenzar a decir palabras en un idioma que no entendía y tras unos minutos lanzar como un collar de conchas marrones, dependiendo de la forma que obtenía cuando caía anotaba unos números. Hizo eso unas veces más para al poco tiempo leer la consulta que me tocó. Decía básicamente que yo había sufrido un impacto fuerte, ocasionando un cambio en mi vida importante; si no decidía cambiar, la situación se repetiría peor y yo terminaría muerta. — Eres una niña que no tiene conocimiento de nada, no sabes donde estas parada, ni sabes los peligros que podrías enfrentar. No tienes idea de definiciones, ni lo jodida de la vida. Vives en las nubes, creyendo que todo es color rosa. Eres una persona soberbia y prepotente. Crees que te las sabes todas pero la realidad es que no sabes nada, Irene. Dijo en tono molesto, reprochando, con regaño, mirándome con ojos acusadores, con demasiada molestia. Todo fue ocasionando que me sintiera peor a pesar de que luego empezó a decirme que yo iba a avanzar, sería una persona exitosa y todos se iban a arrepentir por hacerle daño a la loca. Tal vez el tenía razón, yo solo era una caja de huesos en aquel entonces. Una caja cargada de desconocimiento, miedos, inseguridades, tristeza, pensamientos suicidas, tantas cosas que me ponían como un animal diminuto, cada una me hacía sentir que yo no valía nada.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD