Su escritorio se veía muy vacío, no me había dejado ir con ella, tampoco es que hubiéramos hablado mucho hoy, su trabajo era importante y ella se lo tomaba muy en serio, como si todo esto entre nosotros no existiera o no fuera capaz de intervenir con su labor. Todavía teníamos esa charla pendiente, yo lo sabía y ella también, yo tenía pensado pedirle tiempo antes de que ella se negara a cualquier cosa, tiempo hasta saber si ese hijo era mío, aunque quería escuchar lo que ella pensaba al espeto. Eran muchas semanas, quisiera poder desear tener ese tiempo con ella, hasta saber si aquel hijo era mío, yo sentía que no, pero Caroline ni concebía la idea de que ese hijo podría ser de cualquier otro. No me quería mortificar. —Ángel, la señorita Archer no está, ¿puedo pasar? —Adelante, Jon