—Mamá, estas hermosa. — le di un beso y un gran abrazo. Solíamos almorzar aquí, era el lugar que ellos más frecuentaban. El favorito de los dos, era discreto, venía un grupo selecto y podían estar sin estrés. —Gracias, cariño. El bronceado me ha sentado bien. Igual que a tu padre. —me senté frente a ella. —¿Han pedido algo? ¿Tenemos algún tema importante que no me pudieran decir en nuestra cena del viernes o por teléfono? — no quería pensar que se trataba de una urgencia o una mala noticia, odiaba las malas noticas. Pero mi madre no tenía cara de que le ocurriera algo ni de ir a dar una mala noticia. —Tu padre se pidió una bebida. Creo que ha ido al baño. He insistido en que almorzaras con nosotros porque aquella joven tan simpática vendrá. —¿Joven simpática? — ¿a quien habrían i