Mia Mi cuerpo reacciona a sus caricias, no me importa el lugar, ni me importa la hora, solo sé que sus manos y labios hacen maravillas en mi cuerpo. Uno de mis pechos es succionado hábilmente y un gemido se escapa de mi boca devolviéndome a la realidad. Bajo mi vista y observo al idiota que me hizo la última semana imposible ¿Cómo es posible que termine de esta manera? Lo alejo de mi volviendo a poner mi sostén en su lugar y saliendo de su regazo, acomodo mi ropa y evito a toda costa mirarlo. Le arranco mi abrigo de sus manos y cuando esta por abrir la boca yo me adelanto. —No. No digas ni una sola palabra. No sé qué carajo me ocurrió, pero esto jamás volverá a pasar — me pongo mi abrigo, aunque esta empapado y abro la puerta del coche para bajar. —Mia, por favor. Entra al auto que es