No tardé mucho en llegar, ya que estaba bastante cerca en taxi. Entré al hotel y minutos después, toqué su puerta. —Carl —digo preocupada al verlo tan mal. — Estás ebrio. Lo ayudé a entrar y lo senté en su sofá. Le quité una botella de whisky y la coloqué en la mesa. —¿Qué sucede? —demandé con preocupación. —Nunca tuve a alguien cuando era niño, ¿sabes? —trató de ponerse de pie, pero se lo impedí— Esa mujer... no debió ser mi madre. Hablaba de mi madrastra, era obvio que esa mujer era un cáncer en nuestras vidas. Era una lástima que solo mi padre no fuera capaz de verlo, estaba cegado por completo por esa víbora. —Carl… —me senté junto a él y sequé sus lágrimas. — ¿Qué sucede? —Pensé que ella era la mujer de mi vida —lo miré con una mueca —, pero estoy condenado.. Creí que por un mo