Emma Estaba frente a la puerta del departamento, mi respiración era pausada y deseaba que él no estuviera. De alguna manera sabía que habrían problemas luego de haber pasado todo el día afuera. Sin esperar más, entré y vi la figura oscura de él a lo lejos, mirando la ciudad por la ventana con una copa de vino en manos. No dije nada y caminé hacia mi habitación, pero su voz me detuvo. —¿La pasaste bien? —me preguntó con un tono extraño, para luego mirarme. La iluminación era poca, ya que todo estaba apagado. Sólo estaban encendidas algunas lámparas que lograban iluminar parte de la sala, lo suficiente para que vea su rostro. —¿Te importa? —su mandíbula se puso tensa. — Habíamos quedado en que no íbamos a meternos en la vida del otro, ¿recuerdas? Nick puso la copa en la mesa. Lo vi