El cálido aliento de Nick comenzaba a embotar mis sentidos, y aunque sabía que debía detenerlo, por otro lado ansiaba sentir sus besos nuevamente, como cuando estábamos en esa pista de baile. Cerré los ojos y me quedé quieta, esperando lo que fuera que tuviera que esperar. Pensé que comenzaría a besarme, y aunque sentí nuevamente su aliento cosquilleando mi nariz, una leve risita me hizo abrir los ojos abruptamente. —Es lo que querías, ¿no? —se burló, sus ojos brillaban a más no poder— casi caí en tu juego, arpía interesada. Se levantó tan bruscamente que el colchón comenzó a tambalearse y mi cabeza también. ¿Qué demonios? —¿De qué juego hablas? —pregunté desorientada, sentándome para mirarlo mejor. —Hiciste que despachara a mi conquista de turno, sólo porque sentiste celos —se rió