Las chicas miraron el camino por donde su reina se había ido.
―¡Majestad! ―Saray corrió tras ella, el asiento del auto estaba encharcado en sangre y por donde va su amiga también, ha dejado un rastro como si tuviera una profunda herida.
Hadassa se encerró en el baño, ella no atendió los toques de la puerta y no se perturbó por los gritos de su amiga y los intentos de las sirvientas. Ella no les abrió la puerta, solo podía ver el piso encharcado de su sangre.
―No… ―Susurró tomando una toalla blanca para tratar de limpiar toda la sangre que caía en el piso, pero lo único que lograba era extenderla, ver a su bebé en las bragas que se había quitado le rompió por completo el alma.
Ella sintió la humedad cuando discutía con Cornelia, ella sabía que algo andaba mal y aun así siguió hacien
