Capítulo 2 - Matt Blackstone

741 Words
Una vez en su apartamento comenzó a deambular por el esperando la llamada de Matt, Lauren notó que nada había cambiado durante su estadía en Francia, estaba todo prácticamente idéntico a cuando se fue. Lauren había comprado el apartamento unos meses atrás, invitando a su amiga Madison con la cual se conoció en primavera de hace aproximadamente 5 años, allí sintieron inmediata simpatía recíproca, tal vez por sus similitudes en cuanto a familia y en la manera en la que se criaron. Madison compartió muchísimas cosas con Lauren durante esos años, ambas compartieron el dolor de perder un familiar cercano, esto hizo que el lazo que compartían se volviera más sólido y su relación fuese más de hermanas que de amigas. Al fallecer la tía de Madison, su único pariente en New York, Lauren le pide que comiencen a vivir a juntas para así darse apoyo moral, por otra parte también para ayudarse ya que ambas tenían trabajos similares. Siempre es bueno tener a alguien de confianza a tu lado para afrontar situaciones importantes. Al empezar a vivir juntas, Madison despegó con sus emprendimientos, consiguió más amigos totalmente neoyorquinos que la ayudaron también a surgir como empresaria. Volvió a sentir que New York era su hogar y se sentía perfectamente feliz. Su padre le había dejado en herencia un apartamento en Manhattan, el cual ella mantiene aún decorado con su extravagante gusto, en ocasiones Lauren va con ella a pasar los días allá, así no se agobian con el mismo ambiente a cada momento. Para Lauren, uno de los lugares más bonitos y calidos del apartamento es la pequeña biblioteca. Tiene unas paredes pintadas de rosa, una alfombra tejida en tonos amarillos, un sofá y cortinas floreadas de vivos colores, y un montón de antigüedades que cautivaban a la menor de los Blackstone. Alrededor de las seis de la tarde, Lauren se encaminó hacía su habitación con una taza de café. Una vez allí, encendió el equipo de sonido conectando su móvil al mismo para así escuchar música, se sentó y se recostó contra el respaldo de la silla, cerró los ojos y se dejó llevar por sus pensamientos, rogando que Matt llamara. Arrullada por la suave música, al poco rato se quedó dormida. Pero alrededor de treinta minutos después, despertó de repente, extrañamente desorientada, y se sentó preguntándose donde estaba. Demoró algunos minutos en recordar que se encontraba en su departamento, en New York. Sacudió su cabeza y se puso de pie, llevó la taza a la cocina, la lavó y la guardó. Después se quedó parada en el centro de la amplia cocina, vacilante, y luego se acercó a la nevera y chequeó su contenido, preguntándose que habría dejado Madison preparado. Encontró una carne con verduras de aspecto delicioso. También había pollo asado, varias ensaladas, una rota. Sin duda Madison era una experta en la cocina, Lauren sabía que a su lado no iba a morir nunca de hambre. De repente la chica pensói que, aunque no tuviera noticias de su hermano, no lo pasaría mal mientras esperaba; por lo menos podría comer algo mientras veía televisión. A las siete, Lauren empezó a sentirse profundamente preocupada por no tener noticias de Matt. Cuando estaba por buscar su número entre las cosas de Madison, empezó a sonar el teléfono. Deslizó su dedo hacía la derecha y contestó. -       Perdóname hermanita, no pude llamarte antes — explicó Matt luego de saludarla afectuosamente — No vine a mi casa en toda la semana por trabajo, acabo de recibir incluso los mensajes de Madison. -       Entiendo Matt — contestó ella, tan feliz de hablar con el que olvido toda la ansiedad y frustración que sintió durante todo el dia —Espero que el trabajo que hayas estado haciendo ya esté terminado El se quedó en silencio por una fracción de segundo antes de contestar -       Bueno, más o menos. Bueno, sí supongo que lo terminé y además me encantaría verte. En realidad, muero de ganar de verte, tenemos mucho tiempo sin platicar -       ¿Cuándo podemos vernos grandulón? -       ¿Qué te parece esta noche? ¿Tienes algún compromiso pillina? -       No, estoy totalmente libre, ¿Dónde nos vemos? ¿O prefieres venir al apartamento? -       No, salgamos. ¿Qué te parece si nos vemos en el bar de McLean? -       Como en los viejos tiempos eh — exclamó ella riendo Matt también se rió -       Bueno, en una hora nos vemos pequeña
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