Capítulo segundo. Reencuentros.

3570 Words
Helena se está terminando de vestir sintiéndose desdichada. No se siente feliz y con ganas de comerse el mundo desde David, su amado y s****l tormento, sin embargo agradece en silencio que está lejos, por el bien de todos y por lo menos sigue vivo, aunque no sepa nada de él en años extrañándolo en cada momento de su vida, en esos momentos quisiera que su vida fuese más fácil, lejos de los pomposos apellidos, pero su padre le impuso un rol y ella lo cumplirá a cabalidad hasta el último dio de su vida, al menos que algo extraordinario ocurra que la lleve a vivir experiencias nuevas no planeadas.  Ve de reojo a Mauricio, su esposo, quien está sentado en la cama simulando que trabaja vistiendo unos jeans ligeramente desgastados y una camisa blanca remangada, tiene cuarenta y cinco años y ella piensa que se ve ridículo tinturando sus primeras canas y aplicándose Botox de forma religiosa y sistemática cada seis meses, haciendo cuanto tratamiento mágico le ofrezcan para mantenerse joven y vital, pero no es capaz de controlar su mal genio y todo el odio que carga, al final el peso de los designios, de la vida impuesta, es un cruz que también debe cargar y la cual ha asumido heroicamente, sus ansias y ganas de poder le han llevado a límites insospechados para una persona promedio, y todo por la política, para seguir encajando entre las posibilidades de elección de la generación más joven, para ser atractivo ante el empresario que pone el dinero y lo más importante la aprobación del mundo, quiere imitar a Justin Trudeau, pero está lejos de serlo.  Mauricio quiere acercase a su esposa, pero sabe que ha fallado tanto como pareja que la barrera entre los dos cada día es más grande, comparten cama solo por obligación y porque él tiene métodos persuasivos los suficientemente poderosos para hacer que su esposa haga lo que el desea; reconoce que su relación siempre ha sido una farsa, aunque no piense admitirlo. Tiene un matrimonio con una mujer hermosa mientras su corazón está en otro lugar, por lo que al final él llena ese vacío con lo pequeños placeres que se da, evitando a toda costa que afecte su vida pública y ella busco llenar ese vacío de otra forma, lo que le llevo a conocer el verdadero placer y amor, pero el controlador señor Mauricio Masson encontró la mejor soluciona al “problema” de su esposa, obviamente de la única manera que él conoce, violencia y gritos. Mientras la observa desde lejos vestirse abre la boca una y otra vez para hablarle, quiere decirle algo, pedirle que se quede, que le haga compañía, contarle sus planes, anhelos y sueños recientes, pero como siempre todas las palabras se le quedan atrapadas en su garganta mientras ella de forma resuelta responde el celular.  El celular vibra sacándola de sus pensamientos, se sorprende al ver el número en el identificador y tiembla ligeramente mientras su corazón se acelera, ha estado llorando la última hora y no quiere que se den cuenta, aclara la garganta respondiendo jovial. –      Le atraje con mi pensamiento - responde con la voz más neutral que su emoción le permite y habla en clave porque no quiere que Mauricio escuche — señor López ¿cómo esta? –      Hola mi dulce amor, ¿esta Mauricio cerca? –      Sí señor – dice a secas. –      Estoy de paso en la ciudad ¿podemos vernos?, estoy a dos cuadras de tu casa – su interlocutor misterioso le habla de forma seductora haciendo que su corazón palpite. –      Iba a trabajar en casa, pero ya nos vemos en un rato en su oficina y le cuento como va todo el proceso – responde mientras se muerde las uñas. –      Perfecto, te espero, sígueme en el auto– sentencia.  Recoge algunas de sus cosas, se mira en el espejo por última vez dejándose el cabello color miel a medio secar, sale de afán y sin voltear atrás. Su esposo quien la sigue con la mirada mientras ella sale a un paso acelerado y resuelto sale por la puerta de la habitación, mientras que Mauricio la ve salir con las palabras atrapadas en su boca y corazón. Con los años se ha dado cuenta que le gustaría un matrimonio lleno de amor y satisfacción, pero no sabe cómo hacerlo después de todo el daño causado, sabe y reconoce que hay ofensas que no tienen perdón, aunque cada noche de forma juiciosa ella ocupe un lugar junto a él en su cama, aunque evita tocarlo todo el tiempo.  Enciende el carro y ajusta los espejos, su corazón palpita de emoción, las manos le sudan ligeramente, esta insegura pero después de mucho tiempo se siente feliz y plena como si le hubiesen quitado un peso de encima, como si hubiese rejuvenecido veinte años en una pincelada, es ella otra vez, es tanta la emoción que desborda por cada uno de sus poros, que su mente divaga entre los hechos recientes, al punto que no puede creer el día que ha tenido, primero Luciano, después Mauricio con su técnica especial de dañarle el día y ahora está por verse con la persona menos esperada, pero quien extraña en cada momento de su vida. A dos cuadras ve un auto parqueado, no lo conoce, se adelanta y ve que David le hace señas para que lo siga al hotel en donde se está alojando, el camino por la ciudad se percibe más largo de lo que realmente es, se intercambian miradas fugaces y una promesa se hace en silencio.  Al entrar al parqueadero que le asignan, sienten la electricidad en el ambiente, apenas se tocan la punta de los dedos, ella se pone unos lentes de sol para tratar de pasar desapercibida y se acomoda la bufanda que acostumbra a llevar con ella, mientras que él sonríe ampliamente, su corazón late con fuerza y una sensación extraña lo recorre, suben a un ascensor repleto de gente, sonríen por lo bajo, contienen la emoción de sus cuerpos, la disimular, al final saben como funcionan los amantes, es el único estatus que conocen, aunque su corazón les dice que son una pareja.  Apenas entran a la habitación sus cuerpos se reconocen, sus almas se encuentran y sus labios se unen, después de muchos años se siente viva, como cuando la anestesia se va del cuerpo y vuelve ser consciente de sus extremidades. Una oleada de calor los recorre, las emociones flotan en el aire: amor, pasión, odio, alegría y tristeza se encuentran dentro de ella, se besan con tanta pasión y fuerza que entregan su vida en ello, no saben si abra una segunda oportunidad, solo tienen el ahora. Se desvisten con urgencia y no alcanzan a llegar a la cama, ella aun con ropa interior y apoyada en la pared rodeando con sus piernas la cadera de él, se dejan llevar por el ritmo que sus cuerpos proponen, se entregan sin reparos a la lujuria y placer, sus pieles cada vez más calientes, dentro de sus bocas sus lenguas danzan haciendo besos cada vez más profundos e intensos,  los sonidos de éxtasis y placer se apoderan del lugar, David va tomando mayor velocidad y ella como si su vida dependiera de ese momento se aferra con mayor fuerza a su cuerpo, siente el temblor en sus piernas y brazos al tiempo que el sudor los recorre, no se deja caer, su cuerpo se estremece y unos suaves corrientazo la recorren haciéndola explotar de placer como hacía años no lo sentía, desde el día que los obligaron a separarse de quien por cinco años fue su amigo, amante y confidente.  Casi sin aliento y con el cuerpo aun con la sensación del orgasmo llegan a la cama y hacen el amor nuevamente con urgencia y pasión, sus cuerpos se reclaman y se extrañan, terminan rendidos y buscando compensar sus respiraciones, él se voltea a verla, se pierden en sus miradas,  se tocan como si en algún momento alguno de los dos pudiese desaparecer les da miedo volver a ser absorbidos por la oscuridad en la que vivieron los últimos años al ostracismo al que fueron condenados sin cometer ningún delito, solo amarse incondicionalmente,  ella cierra los ojos y se deja acariciar, se deja llenar de besos su cara y su cuerpo mientras él le sonríe con ternura, aunque sabe que ella en ese momento no lo ve.  – Te has dado cuenta que no hemos conversado nada en la última hora. – ella solo sonríe al tiempo que se acomoda sobre su cuerpo mientras él le acaricia la espalda desnuda. Él sonríe triste y una lágrima es atrapada antes de correr, le toma la cara entre sus grandes manos y le da un suave beso. –    Mi dulce amor debo conversar algo contigo — ella se incorpora y lo ve expectante, mientras David continua hablando — me voy a casar, estuve esperando por años que te divorciaras de tu esposo, espere por años que te decidieras, pero ya es hora, quiero hijos, quiero una familia, quiero paseos familiares y los años me están pasando, te pedí muchas veces que te casaras conmigo, te dije que te amaba, pero tu prefieres la estabilidad de tu esposo, la fachada del matrimonio perfecto, el peso de tu legado y ya no te puedo esperar más -  su tono de voz y su postura corporal se volvió rígida y seria, como quien debe dar una sentencia - me caso en tres meses, pero aquí estoy, soy tuyo, si me lo pides dejare todo de lado para irme contigo.  Helena lo ve con los ojos cargados de lágrimas y lo besa de forma tan apasionada que siente como sus cuerpos desbordan en amor, pero es demasiado cobarde para dejar a Mauricio y todo lo construido por generaciones, porque si se divorcia es consiente que todas las puertas se cerrarían en sus narices, y no solo perdería la posición cómoda, sino lo poco que le queda de hija, ya Mauricio lo hizo una vez y esta segura que lo volverá hacer sin dudarlos si David se vuelve a atravesar en su camino, incluso esta vez podría costarle la vida.  Con la nostalgia en sus cuerpos hablan de los últimos cinco años, las cosas vividas y aprendidas mientras estuvieron separados, hablan de todo un poco, de sueños y anhelos, ella le cuenta todo lo que no puede confiar a su esposo, mientras que él abre su corazón, y aunque siente algo por su prometida no esta seguro que a eso se le pueda llamar amor, es más como un relación que le transmite alegría y estabilidad, es como una buena amiga con la que tiene sexo y esta esperando irse a vivir, sabe que merece más, pero solo hay una mujer en el mundo con la que siente la conexión y justo con quien esta hablando en ese momento, pero ellos saben que su relación esta sentenciada desde el principio, al menso que Helena decida otra cosa, al menos que ella tome las riendas de su vida y se lance a vivir una experiencia con él, pero teme que al cerrarse todas las puertas, al perder las oportunidades, al no poder volver a hacer lo que ama, ella se deprima, él podría encargase de ella y sus necesidades, pero a ella le gusta ser independiente, aunque este atrapada en una especie de jaula.  Cuando la noche empieza ha hacer presencia saben que el tiempo juntos se ha acabado, siempre lo han sabido, saben que los amantes, aunque se amen no duermen juntos en la misma cama, aunque compartan todo lo que sientan, solo pueden verse por ratos y a escondidas, por lo que luego de ducharse juntos y vestirse mientras intercambian besos y caricias es la hora de la despedida. El tiene un sobre en la mano que duda una y otra vez en entregar, lo saca y lo guarda de su maleta una y otra vez, lo piensa y medita, esta nervioso, siente que cada parte de su cuerpo se revela, le duele el estómago y la cabeza le duele por lo que tiene en sus manos, una parte de él sabe que lo mejor es ser honesto y sincero con todo, otra parte le gustaría segur con la relación como esta por el resto de su vida, al final es ella la que le obliga a tomar una decisión.   -       David, ¿Qué tienes en la mano? ¿Qué es eso que te tiene tan tenso? -       Esto – dice el señalando y tomando aire – es la invitación de matrimonio, no sé si deba entregártela. -       ¿quieres que este ese día? – pregunta ella a punto de llorar. -       No lo sé, la verdad cuando te incluí en la lista pensaba que fueras con Mauricio… -       ¿estas seguro que quieres eso? – pregunta ella escandalizada. -       No, no quiero tenerlo a él en ese día, pero a ti si… -       ¿Por qué quieres tenerme ese día? – la curiosidad le esta carcomiendo por dentro. -       Porque tengo la esperanza que a ultima hora te decidas y me obligues a romper el compromiso y dejar todo tal como está – dice escozando una sonrisa. -       No se que decir a eso, honestamente por mi me haría ya mismo contigo, pero tu sabes todo lo que me detiene. -       No lo sé Helena, no sé qué te detiene, tu hija ya tiene veinte años, es una mujer que puede tomar sus decisiones, ella podrá escoger si le cree a Mauricio y a tu madre, o prefiere estar contigo… - suspira profundo – pero no puedo tomar decisiones por ti, solo puedo guardar la esperanza que al final me escojas, y créeme que yo dejaría todo por estar contigo. -       ¿podrías vivir con el peso de un divorcio, con la persecución de Mauricio y quizás que él nos quite todas las posibilidades de vida? No creo que me deje ir tan fácil – Helena lo mira a los ojos evitando llorar. -       Estoy dispuesto a todo por ti, solo es cuestión que tu estés dispuesta a todo por mi – las palabras quedan flotando en el aire. Ella solo asiente mientras asimila las palabras de él, David aprovecha el silencio de Helena para volver a hablar mientras le tiende un sobre Blanco con decoración doradas pulcras y hermosas. -       Por si quieres acompañarme ese día, te estaré esperando hasta antes de dar el sí, te amo hoy y te amare siempre, yo seré el que este frente al altar esperando tu respuesta, espero que decidas saltar al abismo conmigo. Ella asiente mientras recibe el sobre, con lágrimas en los ojos se acerca su amante y le da un beso en los labios. -       Dame tiempo por favor, déjame pensarlo y te daré una respuesta, te prometo que esta vez si tomare una decisión, solo tenme paciencia y fe, no es tan fácil saltar a un pozo oscuro que no sé qué contenga. -       Tal vez encontremos el paraíso, piénsalo, tal vez este lleno de cosas buenas y el pozo no sea oscuro sino brillante, hermoso y lleno de oro y diamantes. - ¿quieres que te acompañe a casa? -       No, por favor necesito pensar…  El la acompaña hasta el auto y un nudo fuerte se le hace en la garganta, le duele verla partir, quiere decir tantas cosas, quiero pedirle tantas cosas, pero no tiene el valor para ello, no aún. Ella al final decide parquear el auto a mitad de camino para llorar mientras ve la tarjeta de invitación donde el único hombre que le ha ofrecido algo parecido al amor le informa que se casa, le informa de su compromiso con una mujer que ella no conoce. Cuando se siente mejor limpia sus lágrimas, se vuelve a maquillar y vuelve a poner el auto en marcha, debe llegar a su casa, aunque lo bueno es que probablemente no cene con su esposo.                                                                                             *********  Sobre la familia Masson – Sparta recae una responsabilidad ancestral, los legados familiares los unen con otros, son lazos tan fuertes e intrincados que solo la muerte puede romperlos o la inevitable quiebra, por eso una vez al mes en un prestigioso club de la ciudad Mauricio Mason se reúne con otros hombres igual de poderosos que él. Se reúnen a discutir los designios de la política del país y la vida de sus ciudadanos, toman decisiones que afectaran indudablemente a todos, deciden que es lo mejor para ellos basándose en lo que los pobres hagan. Sin embargo, en esta ocasión están discutiendo como repartirse los pedazos de la nueva familia caída en desgracia.  La discusión es acalorada cada uno quiere la porción más grande de las acciones y empresas que se van a repartir, de la nueva posición política a ocupar, es una carrera a muerte por quien sube más, por quien logra hacer mayor número de peldaños en poco tiempo, a pesar que son los amos y dueños del país, siempre quieren más, y entre menos familias reinantes haya mejor para ellos, menos, es más.  La pantalla de un celular en silencio se enciende una y otra vez, avisando que una llamada entra, Mauricio Masson con cara preocupado se pone de pie y toma la llamada en el pasillo, no desea ser escuchado por los otros dos hombres, quienes cada uno en este momento representan a su familia y cuidan los intereses de un gran grupo, al final la familia más pequeña pero igual de poderosa es la Masson – Sparta. Los otros dos hombres al percatarse que Masson está lejos empiezan una conversación que cambiaría el rumbo de la vida de los integrantes de toda la familia, ellos están acostumbrados a influir en la vida de los otros para ganar la mejor porción, pero no saben que ahora la vida que estaría en juego seria la de ellos mismos y todo el poderío económico que han creado estaría en riesgo.  –    Solo faltan que los Masson - Sparta caigan y quedaría todo en nuestras manos todo el poder del país sería nuestro -. Sorbe un trago de su vaso ambarino con mirada de satisfacción. –    Pero Masson ha ganado mucho poder y ese mini ejército que tiene está cada día más fuerte, no va a ser tarea fácil –. Dice mientras se frota las manos con impaciencia. –      Si yo sé, pero él es quien está quedando con las manos sucias, ya que se ha metido en todos los negocios y ha dejado mucho rastro al acabar con las otras familias, pero está realmente solo, él fue el que líquido a los Archanrd, de los c**k solo quedan escombros y con un empujoncito terminamos con los Evenson. –    Si es cierto, tenemos prueba de todo y el único responsable es Mauricio Masson – recalca esto último riendo - y no hay quien lo reemplace en su posición familiar, sus hermanos dieron paso a costado y la familia de su esposa es solo nombre y recuerdos bonitos de otra época que él también absorbió. Su interlocutor asiente. — Por cierto ¿has visto al hija de Masson?, está muy linda, deberías casarla con tu hijo y al no haber nadie esperando para heredar no tendrías que hacer mucho - toma un sorbo largo de su vaso, tiene mucha información atrancada que desea contar pero sabe que no es el momento -  a Helena no le interesa nuestro mundo aunque tiene mucho que aportar, lastima se perdió en la pasión, todos tenemos nuestros amantes, pero ella quiere amor, que tontería… - dice en forma despectiva mientras su interlocutor asiente - ella solo necesita un empujoncito para que se vaya con su amante que otra vez apareció, me acaban de informar mis hombres – muestra su celular mientras sonríe de medio lado - y con un accidente sale Mauricio y estando tu hijo casado con su hija es fácil, lo tendríamos todo en bandeja de plata, además esa niña te daría lindos nietos. –    No lo había pensado - afirma con cara ceñuda - voy a hablar con Antonia para empezar los acercamientos, tengo entendido que ella se está encargando de su cuidado. –    Ofrezcámosle apoyo, dinero, contactos, votos a su favor y todo lo que necesite, yo sé que está preparando todo para lanzarse a la presidencia – juega con el vaso de vidrio que tiene entre sus manos - es cuestión de semanas para que anuncie su candidatura y apenas para tenerlo entretenido mientras nosotros hacemos nuestro trabajo. Su interlocutor asiente en sentido de aprobación, sin dejar de frotar sus manos y saca a flote un tema que le tiene preocupado desde hace tiempo. –    Cambiando de tema, ¿los Archard desaparecieron o estarán por ahí escondidos esperando su momento? –    No lo sé, al parecer después de la muerte de Héctor todos se escondieron como ratones, pero me preocupa mucho su silencio, es tan sospechoso, ellos no son de los que se amedrantan fácil. – toma el último trago de su vaso mientras ven de reojo que Mauricio regresa.  Intercambian miradas entre ellos, saben que tiene un plan entre manos que podría cambiarles la vida a todos, guardan silencio poniendo su mejor cara de póker, pero también son conscientes que cualquier los puede traicionar, incluso, ellos mismos. 
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