Meditando en lo maravillosa que era mi amiga caía en cuenta de que las mejores personas no son eternas en nuestras vidas, algo desafortunado, pero real.
Una noche de invierno recibía un llamado de su parte, mismo en el que enfatizaba que deseaba verme, al parecer necesitaba hablarme de un asunto de importancia, por ello sin dudarlo me dirigí a su casa como pedía. Como solía ocurrir para calentarnos debido a las bajas temperaturas, me esperaba con una taza de chocolate caliente. En esa ocasión nuevamente sus padres se encontraban ausentes, tal parecía que el extenuante trabajo que llevaban les restaba tiempo para compartir con Susán.
Siendo una familia de clase media y teniendo que cubrir múltiples gastos debían esforzarse de esa manera.
El tema que empezaba a relatarme tal y como lo había pensado se trataba de un asunto relevante.
—Stacy, mis padres me hablaron de una operación que quieren realizar en mis ojos, han estado trabajando mucho y con ello han podido reunir una suma considerable, de esa manera planean costear la intervención que de acuerdo a sus palabras puede ser una esperanza para que pueda ver. De aceptar debemos ir a Rusia, ya que el doctor que estará a mi cargo se encuentra radicado en dicho país, sin embargo…
—¿Sin embargo? ¿Qué ocurre Susán?
—Tengo miedo, ¿Que pasara si no sale bien la intervención? ¿Qué sucedería si muero?—al decir esas fuertes palabras por primera vez pude evidenciar señales de tristeza, por ello para darle animo reafirmaba mi apoyo.
—Todo estará bien, no te preocupes, con respecto al dinero que necesitan para todo lo que a ello respecta, me encargare, hablare con mis padres y pediré su colaboración.
—No me parece correcto, con ser mi amiga es más que suficiente.
—Somos amigas y teniendo presente el largo viaje que harás me uniré, acordare con mis padres para acompañarte. Ya verás que todo saldrá bien y cuando regresemos tendrás una vida diferente, seguiremos siendo amigas y tú serás una gran pianista como siempre me has dicho—habiéndole mencionado esas palabras nos envolvimos en un abrazo, quería que a través de ese gesto pudiera demostrarle mí apoyo ante todo lo que estaba sucediendo.
Al volver a casa sostuve una conversación con mis padres sobre el asunto de mi amiga, con ello acordamos ayudarla al igual que acompañarla hasta dicho país.
Más tarde mientras estaba en la cama no paraba de pensar en lo sucedido, en especial ese temor que le mortificaba, ese de que ella pudiese morir. Para evitar que ese desenlace pudiese suceder pedía al cielo que ese acontecimiento no se presentara.
En vista de la conversación que había tenido con mis padres pudimos coordinar con los padres de Susán lo pertinente al viaje y a la intervención que se realizaría.
A partir de ese día el tiempo transcurrió muy rápido, sin embargo, pude conocer algunas actividades que Susán solía realizar, una de ellas era el cuidado de las rosas, de acuerdo a sus palabras el hábito que llevaba se debía al gusto innato por las flores, mismas que le producían tranquilidad, por esa razón tenía un pequeño sembradío donde albergaba diversidad de rosas.