Los ojos rojizos de Stefano se fijaron sobre el rubio de ojos zafiro mientras éste se paseaba por la enorme oficina que le pertenecía, mientras leía el contenido de esas hojas que recién le había entregado. —Debe ser una broma— soltó Cedrick al alzar sus azulinos ojos al hombre que era su mano derecha — ¿esto es todo en una semana? — agregó alzando el folder azul marino que le había sido entregado. Stefano frunció los labios en una ligera decepción y asintió despacio mientras se levantaba del escritorio, lugar donde había permanecido apoyado. El rubio mantuvo su mirada extrañada en la rojiza del alto castaño. —Algo no está bien – dijo convencido de que así era. —¿Y si dice la verdad? – le cuestiono Stefano. Cedrick negó —No, todo está demasiado calmado como para q